jornada


letraese

Número 190
Jueves 3 de Mayo
de 2012

Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Norma Mogrovejo*

Los derechos no se condicionan

Para muchos activistas del movimiento lésbico, gay, bisexual y transgénero, la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo marcaba uno de los objetivos primordiales del movimiento o la meta final en la lucha por los derechos. La legalidad de estas parejas implicaría la integración social tan añorada a quienes toda una vida vivieron en exclusión, afirmaban.
La incorporación a los valores de la sociedad heterosexual para este sector implicaría la "normalización", es decir, la erradicación de conceptos que consideran a la homosexualidad y el lesbianismo como enfermedades o comportamientos antisociales. El logro del "matrimonio homosexual" posibilitaría, aseguraban, la igualdad con los derechos de las personas heterosexuales. Y es tal vez esta concepción la que ha tenido mayor aceptación: que únicamente con el matrimonio es posible acceder a derechos y asegurar a nuestras parejas en la estabilidad y los beneficios sociales.
Sin embargo, la estrategia del matrimonio como único acceso al ejercicio de los derechos plantea serios cuestionamientos: ¿Es cierto que únicamente podemos acceder al ejercicio de los derechos a través del matrimonio? ¿es la institución matrimonial garante de nuestra calidad de sujetos de derecho?
Diversas feministas desde el siglo XIX hasta nuestros días tales como Claire Démar, Flora Tristán, Emma Goldman, Kate Millet, Cherly Clarke, Pascale Noizet, Monique Wittig, Margarita Pizano, Francesca Gargallo, Jules Falquet, entre otras, han cuestionado el matrimonio como institución de control social y de sujeción de las mujeres, de apropiación de las personas y su trabajo, de reproducción ideológica de los valores más conservadores como el individualismo, la heterosexualidad, la monogamia, los celos como valores naturales, etc.
Es cierto que tales planteamientos han servido de marco conceptual y estratégico para el movimiento lésbico homosexual en su principal análisis sobre la libertad sexual, desligada de la obligatoriedad de la función reproductiva y la heterosexualidad, la que se tradujo en una importante ruptura epistémica en la normatividad binaria, y en consecuencia en la necesidad de transformar de raíz los marcos de las relaciones sociales en contextos de libertad antes que de sujeción. No obstante, el planteamiento del matrimonio homosexual como única vía para la obtención de derechos aparece en un contexto neoliberal no solamente manipulador, sino fundamentalista.
Está por demás afirmar que todo ser humano se constituye en sujeto de derechos por el hecho de nacer y que la obtención de los mismos no depende de la consagración de ningún contrato civil o rito religioso, es decir que el ejercicio de los derechos sociales, no puede estar condicionado al matrimonio, en ningún sentido. Si bien es cierto que como disidentes sexuales estamos excluidos del ejercicio de algunos derechos, la obtención de ellos no debe condicionar nuestra adhesión a una de las instituciones más cuestionadas de la sociedad heterosexual.
Falquet nos recuerda que a pesar de la diversidad, la mundialización neoliberal tiende a imponer el ideal de familia "neonuclear", en algunos casos recompuesta con parejas del mismo sexo como única protección posible frente a la "sociedad global", basado en valores patriarcales, burgueses y occidentales. Así, la familia neonuclear basada en la pareja monogámica no solo tiende a volverse una necesidad material, sino un ideal, una norma, una imposición. Es triste ver cómo estos valores han logrado transformar las prácticas no monogámicas de la etnia Mosuo en la China actual, donde no existía ni el matrimonio, ni las relaciones estables, en tanto ni los celos ni el patrimonio conyugal.
Es paradógico que algunas corrientes del propio movimiento, lejos de buscar transformar los paradigmas de las relaciones sociales, el ejercicio de una ciudadanía completa sin condiciones, busquen reforzar las bases mismas de la sociedad heterosexual, a través de sus instituciones de control.

* Académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.


S U B I R