jornada


letraese

Número 190
Jueves 3 de Mayo
de 2012



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Alejandra Sánchez Guzmán

Enfermedad, violencia y género

El género es una categoría de análisis que atraviesa todos los aspectos de la vida. La forma en que se aprende a ser hombre o mujer permite explicar procesos tan específicos como el de salud-enfermedad-atención. Así lo explica Alejandra Sánchez Guzmán, encargada del Laboratorio de Violencia y Género, que desde octubre de 2007 funciona en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, con el fin de estudiar la violencia como un problema de salud y las relaciones de género que se dan entre los pacientes con enfermedades neurológicas y sus cuidadores, que por lo general son mujeres.

¿Cuál es la relación entre violencia, género y neurología?
El género como categoría sirve para estudiar todos los fenómenos sociales, y la violencia se presenta igualmente en todas las condiciones socioeconómicas y culturales. En cuanto a la neurología, nos interesa el proceso salud-enfermedad-atención (aunque se da en todos los padecimientos, no sólo en los neurológicos). Dada la inversión de la pirámide demográfica, la gente vive más pero también aumentan los padecimientos crónicos, lo que hace que haya más gente con ciertas enfermedades neurológicas y que en muchas ocasiones, por el tipo de padecimiento, pueden tener mucha dependencia, así que se generan relaciones que nos interesa abordar, como la de cuidador y paciente.

¿Qué diferencias existen en este proceso de salud-enfermedad-atención según el género?
Depende del tipo de padecimiento que se presente. Lo que hemos visto en los hombres, por ejemplo, es que cuando tienen un padecimiento que les genera mucha dependencia, esto hace imposible que sigan trabajando, y el no seguir con el rol productivo en una relación de roles tradicionales puede generar ciertos roces. Aquí podemos hablar de violencia contra varones que a lo mejor en otras situaciones no es tan común, pues la dependencia puede generar maltrato hacia los varones por no cumplir con su rol de género tradicional.
Sin embargo esto no es en todos los casos, en otra circunstancia puede haber hombres y mujeres en una relación de pareja que ahora son cuidador y paciente, que tenían violencia previa, es posible que se agudice la violencia aunque también hemos visto que el padecimiento puede ser un amortiguador para que baje la violencia, o cambia el tipo de violencia que se recibe o la que se ejerce. Es decir, quizá si antes había violencia física, ésta disminuye y aumenta la violencia psicológica.

¿Qué sucede con las mujeres?
Hemos visto que es mucho más probable que los varones abandonen a sus parejas mujeres una vez que presentan estas enfermedades, a que lo que sucede cuando es el hombre quien enferma. De igual forma, es mucho más probable que las mujeres asuman los cuidados no solamente de su pareja, sino también si el paciente es su padre, su madre, su hermana; es bajísimo el número de hombres que asume el cuidado. En general, hay una expectativa mayor de que las mujeres sean cuidadoras, además se espera que ellas no solamente cuiden al paciente sino que sigan con las actividades que realizaban antes de la enfermedad, de tal suerte que tienen que seguir en su empleo si es que lo tenían, tienen que cuidar al paciente y seguir con las labores domésticas, cosas que no se esperan de los varones.

¿El objetivo es ayudar a paliar el fenómeno de la violencia?
Nuestro objetivo no es ese, sino estudiar qué condiciones se generan en el proceso de salud-enfermedad-atención. Tanto la violencia como el género atraviesan las enfermedades neurológicas y por eso es importante estudiarlo desde una institución especializada. En específico a través del género porque más de 70 por ciento de las personas que cuidan a otras personas son mujeres, entonces aparece una variable muy importante: cómo, por qué y quién da el cuidado. También hemos visto que las personas según su género viven de forma distinta la enfermedad o reciben distintos tipos de atención, no sólo por las instituciones sino también por las familias. (Rocío Sánchez)

 

 

 


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