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Crece el tránsito a pesar de que los niños no han vuelto a clases, dicen capitalinos

El regreso a la ciudad tras vacaciones, un vía crucis; hasta 8 horas de Acapulco

Automovilistas: Policías hacían de todo en las autopistas, menos organizar la circulación

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Las playas artificiales del Gobierno del DF fueron opción para miles de personasFoto Yazmín Ortega Cortés
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Se duplicaron tiempos de trasladoFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de abril de 2012, p. 30

Después de su vía crucis en el regreso a la ciudad, debido a que las carreteras estaban congestionadas, para miles de capitalinos todo volvió a la normalidad: retornar al empleo y a la rutina de todos los días, hacer filas largas en el transporte público o padecer el tránsito, a pesar de que los niños no han regresado a clases.

Las carreteras estuvieron a tope. A cualquier hora, señalaron afectados, la autopista México-Cuernavaca era cuello de botella. Los automovilistas casi duplicaron sus tiempos de traslado.

Normalmente, de Acapulco al Distrito Federal hago de cuatro a cuatro horas y media, pero ahora hicimos casi ocho. Entre carros descompuestos, vendedores ambulantes y policías, quienes hacían de todo menos organizar la circulación, no se podía ir más que a vuelta de rueda, indicó Manuel Chavira, quien aprovechó la Semana Santa para viajar al puerto con su esposa y familiares.

Los paseantes disfrutaron diversos destinos turísticos. Se les ve felices. Manifestaron que descansaron y olvidaron lo caótico de la ciudad, pero el reclamo fue: ¡Qué caro está todo!, y el domingo pasado fue un verdadero vía crucis regresar a la ciudad de México.

Los días de asueto quedaron atrás. Ayer se incorporaron a sus labores médicos, comerciantes, funcionarios de dependencias del gobierno, empleados diversos e incluso algunas amas de casa, quienes afirman: Hay que trabajar más estos días, porque los niños ya no hallan qué hacer.

¿Quién dice que nosotras (las amas de casa) no trabajamos? Laboramos más que otros. Si vieran lo difícil que es poner el hogar en orden. Ahora, además, tengo que estar cuidando a mis chamacas, porque no paran de dar lata todo el día. Ya que regresen a la escuela, por favor, bromeó, mientras salía del mercado La Merce, la señora Luisa, quien tiene tres hijas, de cuatro, seis y nueve años.

Para muchos capitalinos lo que sigue es saldar cuentas. A trabajar, no queda de otra, y a pagar las deudas que nos dejaron las vacaciones, porque si no es así, cómo, expresa Carlos Alberto, abogado, quien retornó el domingo anterior con su familia de Mazatlán, Sinaloa.

Pese a afirmar que actualmente la situación está muy dura, dijo que para quienes tienen la fortuna de contar con un empleo, aunque a su regreso sea necesario hacer sacrificios y apretarse el cinturón, no importa si es para gozar unos días con los seres queridos.

Vida sólo hay una. Mis hijos merecen salir de vez en cuando, no me pesa trabajar más para eso, concluyó.