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Provocaría súbita depreciación del peso, volatilidad cambiaria y desplome bursátil: CESF

Hay factores que podrían propiciar la brusca salida de capitales extranjeros, alertan

Más de 60% de la reserva internacional de divisas la forman recursos foráneos invertidos en bonos

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Dólares decomisados a narcotraficantes en MichoacánFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Martes 3 de abril de 2012, p. 23

Una reversión en los flujos de capital que han inundado el mercado de bonos gubernamentales en México podría generar una depreciación súbita de la moneda nacional y mayor volatilidad en el mercado de cambios, presiones al alza sobre las tasas de interés, dificultades para financiar las cuentas externas y una caída en los precios de las acciones en la bolsa, advirtió el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF).

Este organismo gubernamental, cuyo propósito fundamental es identificar con oportunidad riesgos potenciales a la estabilidad financiera del país, apuntó que si bien en 2011 no se registró en México un cambio brusco en los flujos de capital provenientes del exterior, persisten factores que podrían propiciar dicho fenómeno, como el ascenso en las necesidades de financiamiento en países avanzados y los problemas fiscales y financieros en economías desarrolladas que no se han resuelto en su totalidad.

Al presentar su primer informe anual sobre el estado que guarda la estabilidad del sistema financiero en México, el CESF enumeró las consecuencias que puede ocasionar una reversión abrupta de los flujos de capital que inundaron el mercado de bonos gubernamentales en los últimos dos años.

A la par de un cambio brusco en la paridad del peso con el dólar y el euro, la afectación inmediata de una salida intempestiva de esos capitales sería el recrudecimiento de presiones sobre la tasa de interés de mercado; menor acceso al financiamiento externo, al que las cuentas externas del país tendrían que ajustarse, y una busca caída en los precios de los títulos en el mercado bursátil.

En tanto, cifras del Banco de México indican que más de 60 por ciento de la reserva internacional de divisas del país, unos 80 mil 300 millones de dólares, está constituida por capitales que ingresaron para comprar bonos emitidos por el gobierno federal, y los cuales pueden salir con la misma facilidad con la que arribaron.

Esos capitales iniciaron su arribo masivo a México en diciembre de 2008, cuando el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos abatió a 0.16 por ciento la tasa de interés para los bonos del Tesoro a 10 años, mientras aquí el banco central inició un descenso progresivo de la tasa de interés interbancaria a un día, que se ubicaba en 8.50 por ciento en diciembre de ese año hasta llegar 4.50 a partir de julio de 2009.

En diciembre de 2008 el saldo de la inversión extranjera en bonos emitidos por el gobierno federal se encontraba en alrededor de 20 mil 360 millones de dólares, y representaba 12 por ciento del monto total de esos valores en circulación. De entonces a la fecha han ingresado 69 mil millones de dólares más a México para aprovechar el mayor rendimiento ofrecido por el gobierno respecto a los bonos del Tesoro estadunidense.

En menos de tres años el incremento en la posesión de bonos del gobierno federal por extranjeros ha sido de 338 por ciento.

Convertida en la principal fuerza acreedora de la deuda interna del gobierno, la inversión extranjera en bonos ascendió a 89 mil 300 millones de dólares al 16 de marzo de 2012, nivel sin precedente en la historia financiera del país. De ese monto, 64 mil 810 millones de dólares fueron ingresados a la reserva internacional de divisas entre el cuarto trimestre de 2008 y el 23 de marzo de 2012, según la balanza de pagos y los reportes del banco central.

Esos recursos llegaron y fueron transformados en pesos para comprar los bonos gubernamentales. En el momento que cambien las circunstancias y decidan retirarse se realizará el proceso inverso: los pesos se transformarán en dólares y esas divisas partirán hacia otros horizontes.

Para ello, la reserva internacional de divisas, que al 23 de marzo ascendía a 148 mil 100 millones de dólares, se ha complementado con los recursos disponibles a través de la renovación de la línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional, la cual fue aprobada en enero de 2011 con vigencia de dos años y por un monto equivalente a 73 mil millones de dólares, afirmó el CESF.