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No dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, pide Ratzinger al despedirse de los mexicanos

Esperanza y felicidad, resultados de la visita papal, dice Calderón
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El pueblo expresó su fe en plena libertad, dijo el titular del Ejecutivo al pontíficeFoto Alfredo Domínguez
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Periódico La Jornada
Martes 27 de marzo de 2012, p. 10

Silao, Gto., 26 de marzo. El presidente Felipe Calderón adjudicó toda clase de poderes a la visita del papa Benedicto XVI: permitió constatar que el pueblo mexicano está ni estará desesperanzado; además, rencendió sus almas, las hizo superar el cansancio y recuperar la felicidad interior.

Así despidió el mandatario a Joseph Ratzinger, quien a su vez pidió a los mexicanos no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, ser valientes y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro.

Al aeropuerto internacional de Guanajuato el Papa arribó procedente de León en el helicóptero en el que suele viajar el Presidente; caminó cinco o seis pasos y subió a un Mercedes Benz oscuro que avanzó unos metros hacia el templete. En ese lugar ya lo esperaba el titular del Ejecutivo, quien al saludarlo inclinó la cabeza un poco más; parecía que iba a besar el anillo del pescador, pero se enderezó y le tomó las dos manos varios segundos, mientras le comentaba algo con gesto de emoción.

Llévese las lágrimas

Ratzinger caminó lentamente, más encorvado que el primer día. A su lado iban Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala. ¡Que se quede, que se quede!, gritaban muchos niños sentados en el graderío, lo que despertó una pequeña sonrisa del pontífice, quien observaba a miles sentado en una de las tres elegantes sillas donde se ubicaron él y sus anfitriones debajo de una carpa.

El Presidente, quien el día anterior se convirtió en el primer mandatario federal en comulgar en público, describió los tres días de estancia del Papa, los cuales fueron de intensa emoción, en los que se han encontrado el profundo pensamiento y el afecto de un líder espiritual, con la entrega de un pueblo que expresa su fe en plena libertad.

Calderón calificó de memorable la manera en que cientos de miles de personas, especialmente jóvenes, han manifestado su júbilo en las calles, en las plazas. Y siguió con su descripción de la sexta visita papal: México nunca olvidará a su santidad. México lo llevará a usted siempre en el alma y en el corazón.

Pidió al jefe del Estado Vaticano llevarse las lágrimas de las personas a quienes ha consolado y las preocupaciones cotidianas de quienes padecen pobreza, marginación o violencia. Tenga siempre presente a México y abogue por él, insistió.

Porque Benedicto XVI, según el michoacano, colmó a los mexicanos en muchas formas: de emoción, al vivir inolvidables momentos; de esperanza, al escuchar sus mensajes. Pero, sobre todo, ha tocado usted su corazón. Estoy seguro de que su visita hará que el alma de muchos compatriotas pueda superar, como usted lo ha buscado, el cansancio, recuperar la alegría y la felicidad interior, expresó.

Mientras los asistentes, sobre todo niños, coreaban porras improvisadas y ensayadas durante dos horas de espera, el mandatario se mostró confiado en que millones de familias redoblarán su esfuerzo por vivir de acuerdo con altos valores.

Expresó coincidencias con el anhelo del Papa de que en cada hogar se fortalezcan los valores de la familia y otros que son compartidos, sin importar la fe profesada, no sólo en la Iglesia católica, sino en múltiples credos o principios filosóficos o éticos. Y le deseó una exitosa estadía en La Habana, su última escala antes de emprender el regreso al Vaticano.

El pontífice dio un breve mensaje en el que exhortó a los fieles a ser buenos ciudadanos, conscientes de su responsabilidad de preocuparse por el bien de los demás.

Antes de dejar tierra mexicana reiteró que orará por todos los mexicanos, especialmente por aquellos que sufren preocupaciones en diversos aspectos de su vida, derivada de situaciones recientes o que provienen de más atrás. Con voz cansada alentó a quienes sufren tribulaciones no ceder a la mentalidad utilitarista que termina siempre sacrificando a los más débiles e indefensos.

Aunque los mariachis cantaron Cielito lindo al principio y algunos seguidores lloraron o lanzaron porras como “Benedicto XVI, agrégame a tu Face”, éste no interactuó con su público. En un mensaje al que no le modificó una coma –fue entregado con anticipación a la prensa– destacó que lleva a México muy dentro de sí y que su partida no es el fin de mi afecto y cercanía con los mexicanos, porque se va colmado de experiencias inolvidables. Confió en que todos esos esfuerzos no hayan sido vanos y que sus mensajes de fe, esperanza y caridad, así como de aliento ante las situaciones problemáticas, produzcan frutos abundantes y duraderos.

Viajan secretarios y gobernadores para despedida

Hubo después pasarela de integrantes de las dos comitivas. Varios secretarios de Estado, como José Antonio Meade (Hacienda), Dionisio Pérez Jácome (Comunicaciones), Rafael Elvira (Medio Ambiente), y la vocera de Los Pinos, Alejandra Sota, viajaron a esta ciudad ex profeso para despedirse del pontífice.

Lo mismo ocurrió con los gobernadores Eruviel Ávila (Edomex), del PRI; el panista Emilio González (Jalisco), mientras el anfitrión, Juan Manuel Oliva (Guanajuato), también del PAN, volvió a inclinarse para besar el anillo papal, como hizo en la ceremonia de recepción.

También se despidieron cardenales y arzobispos. El que se detuvo más tiempo a platicar con Calderón fue Norberto Rivera, quien en esta visita no tuvo los reflectores, ya que el arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, fue el más citado y quien dio la bienvenida en la misa del pasado domingo.

Los mariachis interpretaron Las golondrinas, mientras Benedicto XVI subía a las 10:02 la escalerilla del avión de Alitalia, donde extendió los brazos y se fue. Algunos niños del Colegio de la Paz, los porristas más entusiastas, comentaban: Gritamos mucho, pero no se emocionó el Papa.