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La SEP suspendió clases en al menos 5 mil 200 escuelas

Que Dios nos agarre confesados, se oyó decir al ministro Ortiz Mayagoitia
 
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de marzo de 2012, p. 4

Nadie puede negar que se asustó ayer. Y aunque la mayoría demostró aprendizaje en materia de protección ante los sacudimientos de la tierra, evitó el pánico, desalojó con calma los inmuebles y se puso a buen resguardo; también de inmediato se tomaron acciones adicionales, como la suspensión de clases, la supervisión de edificios y, en muchos casos, se suspendieron las jornadas laborales.

La Secretaría de Educación Pública canceló las clases en 5 mil 200 escuelas de la capital del país, donde se atiende a un millón 800 mil niños

Asimismo, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estudiantes, académicos y trabajadores se concentraron en las explanadas.

El titular de la Secretaría de Salud, Salomón Chertorivski, informó que tras el terremoto, la infraestructura hospitalaria se reportó sin daños graves y se trabaja con toda normalidad. A fin de verificar algunas instalaciones se evacuó a 211 pacientes de Ometepec, Guerrero –lugar del epicentro–, la unidad de ginecopediatría y la clínica 66 del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el DF.

En tanto, en San Lázaro, el crujir de la estructura del salón de sesiones y el choque de los cristales del candelabro monumental que ilumina el pleno advirtieron a los diputados del riesgo que representaba permanecer en su interior y echaron a correr.

La alarma sísmica –que ahora sí funcionó– propició que cientos de trabajadores administrativos, asesores y visitantes, entre ellos decenas de escolapios, desalojaran el Palacio Legislativo. Mientras acordaban el término de la sesión, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Armando Ríos Piter, dijo a los otros legisladores: no podemos continuar aquí. Allá arriba el candil es como un hacha que pende sobre nosotros.

Por el contrario, la sesión no se suspendió en el Senado. La alarma no sonó en la nueva sede. Los trabajadores fueron desalojados de manera paulatina y los últimos en salir fueron los de la Torre de Comisiones, que tiene 14 pisos y donde se vivieron algunas escenas de pánico.

¡Que Dios nos agarre confesados!, se oyó –que no vio– decir al ministro Guillermo I. Ortiz Mayagoitia cuando se levantó de su asiento para salir del pleno de sesiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) junto con sus compañeros. Olga Sánchez Cordero informó que se había activado la alarma sísmica, por lo que el ministro presidente, Juan N. Silva Meza, invitó a los juzgadores a seguir el protocolo de seguridad. La sesión se suspendió unos 20 minutos.

En el PRI, el edificio uno sufrió averías en una de sus paredes y en el piso seis. Ese inmueble fue evacuado y las secretarías y demás oficinas que ahí funcionan debieron trasladarse –con todo y expedientes– a trabajar al auditorio Plutarco Elías Calles. Mientras se realizan los peritajes correspondientes, nadie está autorizado a ingresar.

Asimismo, la cancillería fue desalojada en su totalidad. Personal de Protección Civil revisó el inmueble sin que se reportaran fallas estructurales. La última en salir fue la titular de la dependencia, Patricia Espinosa, quien se encontraba en el piso 22. Comentó que al ocurrir el primer temblor se hallaba con la procuradora general de la República, Marisela Morales, quien dejó las instalaciones de la SRE por una puerta alterna.

Entretanto, la avenida Reforma se convirtió en un mar de gente. Empleados públicos y de empresas privadas, transeúntes y turistas invadieron incluso los carriles de circulación de vehículos ante el miedo que les provocó el sismo.

En los alrededores del Monumento a la Revolución fueron desalojados decenas de edificios, en espera de que personal de Protección Civil evaluara la presencia de daños estructurales.

Casi frente a la Alameda Central, un edificio de la CFE se ladeó, y la fricción que generó con otro inmueble causó el desprendimiento de cemento y ladrillos.

Algunos vidrios del edificio del Servicio de Administración Tributaria, en la esquina de Reforma, junto al Senado, se rompieron por la fuerza del temblor.

En la unidad habitacional Tlatelolco la gente salió asustada de los edificios. La mayoría lo hizo por las escaleras mientras aún temblaba. La alarma nunca sonó y gran parte de los habitantes de la tercera edad se quedaron en los pisos altos.

El sismo también afectó las instalaciones de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) y de Comunicación Social de la PGR.