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Ayer se hizo añicos otra puerta de cristal; un trabajador estuvo a punto de resultar lesionado

Fallas y percances mantienen en vilo las sesiones en el nuevo Senado

El costo del inmueble ya llegó a 4 mil millones de pesos; hay evidencias de que se utilizaron materiales de segunda, señala Yeidckol Polevnsky

Las oficinas son un chorizo, dice Labastida

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En la sede de Reforma e Insurgentes todas las puertas son de vidrio y el riesgo es latente. En la imagen, la puerta que ayer resultó destruidaFoto La Jornada
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Los legisladores Pablo Gómez Álvarez (PRD), Francisco Labastida Ochoa (PRI) y José González Morfín (PAN), durante la sesión de trabajoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 9 de marzo de 2012, p. 5

A casi un año de la mudanza de los senadores a su nueva sede, ubicada en Paseo de la Reforma e Insurgentes, el edificio no ha sido entregado aún a la directiva de esa Cámara y las fallas y percances son continuos en el inmueble, cuyo costo es ya superior a los 4 mil millones de pesos.

Ayer se derrumbó y se hizo añicos otra puerta de cristal, esta vez en la sede del grupo parlamentario del PAN, y nuevamente un trabajador estuvo a punto de resultar lesionado. La perredista Yeidckol Polevnsky dijo que insistirá para que la directiva del Senado exija cuentas a la Constructora Gami, toda vez que está en riesgo la integridad física de legisladores y trabajadores.

Si no exigimos que se aclaren cifras y gastos, seremos cómplices de las irregularidades y posibles abusos en la edificación de esa sede fastuosa, tan poco republicana, recalcó.

Se tiene conocimiento de que en lo que va del año cinco puertas se han venido abajo en la torre donde se ubican las oficinas de los senadores, además de constantes fugas de agua y mal olor en diversas áreas, ya que no funciona bien la planta de tratamiento de líquidos negros, ubicada en el sótano tres.

De entrada, Polevnsky consideró que deben atenderse las observaciones que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) formuló al Senado y agilizar los trámites para llevar a cabo una investigación a fondo, ya que hay evidencias de que se utilizaron materiales de segunda en la construcción, y el mobiliario se adquirió de saldos en el extranjero. Hay además errores graves, como el de que todas las puertas sean de cristal. Tan sólo en la torre de oficinas hay 128.

Además, “el estacionamiento es muy riesgoso; me preocupa que algunos de los choferes de los senadores –que llegan de prisa por los automóviles– se lesionen, ya que la barra donde ponen la llave de los vehículos les queda a la altura de la cabeza”, dijo la legisladora del PRD.

Sobre el tema, el priísta Francisco Labastida coincidió en que antes de que concluya la legislatura debe haber cuentas claras sobre la edificación de la sede de Reforma e Insurgentes, que es muy poco funcional.

Recalcó que los sistemas inteligentes que se eligieron para ese recinto son muy complicados, ya que para entrar a las oficinas –y hasta a los elevadores– se requieren lectores electrónicos de huellas digitales e iris, y debido a ello hay 120 mil kilómetros de cable en el conjunto arquitectónico.

Los elevadores no funcionan bien porque pegan con las charolas colocadas en el techo para contener ese mundo de cables. Y por lo que toca a las oficinas, son una especie de chorizo, de cuatro y medio metros de ancho por 18 de largo, en las que la sala de espera de las visitas está dentro. En resumen, concluyó, es un mal proyecto.

Aunque no se ha informado oficialmente cuál fue el costo total del edificio, en abril de 2011, en que se mudaron los legisladores, se habló de más de 2 mil millones de pesos. El reporte más reciente del fideicomiso para la construcción y equipamiento de la nueva sede, operado por Banobras, señala que el costo asciende a 4 mil 118 millones.