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Ojos de tierra, montaje que une ambas disciplinas con sonidos precolombinos, en el Cenart

Lluvia de Palos recuerda que baile y música eran parte de un mismo ritual

Para nosotros improvisar es crear, expresa José Navarro, director de la agrupación

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Los integrantes del grupo emplean instrumentos prehispánicos, como teponaxtles y huehuetlesFoto Julián Pizá
 
Periódico La Jornada
Viernes 9 de marzo de 2012, p. 9

Ojos de tierra es una puesta en escena que engendra un híbrido de danza contemporánea y música actual con sonidos ancestrales, la cual se estrenará hoy en el foro experimental Black Box, del Centro Nacional de las Artes (Cenart).

De la acústica de instrumentos precolombinos emana en este espectáculo la narración que dicta el movimiento corporal. La libertad expresiva y la improvisación constituyen el valor musical y escénico, dice la agrupación Lluvia de Palos, autora del montaje, que recuerda que el baile y la música eran una unidad, parte de un mismo entramado ritual.

Ojos de tierra es una manera de retomar los sonidos que se usaron hace más de mil años en este lugar, pero ahora trabajados de otra forma, respetando los elementos naturales y buscando hacer que esa música sea propia de este lugar y este tiempo, comenta el director de la agrupación, José Navarro, quien desde hace más de hace 20 años trabaja con percusiones prehispánicas. Tiene casi tres décadas de ser parte de La Banda Elástica, ecléctica agrupación gustosa de la experimentación.

Energía y emoción

Teponaxtles (grandes y pequeños), huehuetles, raspadores, sonajas y piedras se combinarán con la búsqueda del movimiento del cuerpo que se da “como respuesta energética y emocional a la propuesta sonora. Para ello, se trabaja en un entrenamiento que reúne músicos y danzantes en ejercicios creados y aprendidos por algunos de los integrantes del grupo, a partir de su formación en aikido y butoh.

Aquí improvisar equivale a crear, desde una profunda y personal singularidad, pero manteniendo los lineamientos de la propuesta original, pues son los que dan unidad y coherencia a la interpretación, no como repetición mecánica de instrucciones y movimientos dados, sino como recreación, explica José Navarro.

Lluvia de Palos hace percusión mexicana comtemporánea pero con instrumentos precolombinos. No preten hacer música prehispánica, porque eso no existe. No somos un grupo de percusiones actual, como hay varios, cuyos repertorios son sólo de música comtemporánea.

Lluvia de Palos hace composición original para esos instrumentos. Hacemos música contemporánea sin prejuicios. Lo que nos hace diferentes es que trabajamos con improvisación. Lo que más nos importa es el trabajo energético, desarrollar la energía de los músicos sobre la precisión técnica, lo cual es asunto de cada quien.

Navarro relata cómo se idea la composición de una pieza actual, por ejemplo con teponaxtli: Se improvisa en una primera etapa, luego se encuentran sus posibilidades, las de sus movimientos; se escogen combinaciones tímbricas... se hacen exploraciones físicas y químicas con el instrumento.

Agrega: “Escogemos piezas (como Tiembla la tierra, De mar a viento, La guerra Florida) que ya tenemos y las trabajamos energéticamente a nivel imágenes; con ellas desarrollamos movimiento. La búsqueda de éste se da como respuesta energética”.

Ojos de tierra se presenta el 9 y 16 de marzo a las 20 horas; el 10 y 17 a las 18, y el 11 y 18 a las 17 horas en el Black Box del Cenart. Boletos: 5325-9000 y en taquilla.