La elección del candidato a la jefatura de Gobierno no puede ser una subasta al mejor postor ni mucho menos fruto de arreglos políticos en la sombra, afirmó el diputado federal del PT Porfirio Muñoz Ledo, quien propuso para esta ciudad una remodelación institucional de fondo, desde la expedición de la Constitución del Distrito Federal hasta la municipalización (de las delegaciones políticas) para terminar con un sistema de administración vertical heredado de los primeros años 70 del siglo pasado.

En entrevista, al cuestionar la excesiva y ofensiva propaganda desplegada por varios de los contendientes, al margen de la ley y con la permisividad de las autoridades electorales locales, exigió a los líderes de la coalición Progresista (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) condiciones de equidad en la contienda: establecer al comienzo del año un tope urgente al dispendio de quienes aspiran a la candidatura y una investigación rigurosa sobre la procedencia de los recursos que han gastado.

La ciudad, dijo, está infestada de propaganda con cualquier pretexto: “informes de actividades en auditorios repletos, consultas de última hora sobre iniciativas de ley, revistas inexistentes con entrevistas de candidatos en grandes anuncios, presentaciones tumultuarias de libros de dudosa manufactura propia, botargas al estilo Dr. Simi, espectaculares gigantescos en las azoteas y todo tipo de banderines y mantas, empleando recursos públicos en promoción personalizada que está desautorizada desde la Constitución”.

Afirmó que, según publicistas, hay en anuncios entre 150 y 200 millones de pesos, sin contar los servicios de call center, cartas personalizadas y encuestas telefónicas y a domicilio.

“Esto –apuntó– debe ser un concurso de ideas y propuestas, no de azoteas. Las izquierdas no merecen naufragar en la mercadotecnia hollywoodense.”

Porfirio Muñoz Ledo, durante la entrevista con La JornadaFoto José Antonio López

Al plantear su propuesta para el DF, Muñoz Ledo recordó el proceso por la autonomía de la ciudad en el que se involucró desde 1988, con el programa del Frente Democrático Nacional, y se consumó en 1996 en las negociaciones con el gobierno federal siendo él presidente del PRD, por lo que enfatizó: es una victoria histórica, cultural y política de las izquierdas que se debe profundizar.

Para esto, señaló que la primera tarea es impulsar la Constitución del DF, porque, su nombre lo dice, constituye, organiza políticamente una ciudad, permite todas las reformas y en esta ciudad hay que reducir el clientelismo, la burocracia redundante, el gobierno de las tribus y transitar a una verdadera administración democrática; hacer un servicio civil de carrera en serio, un sistema de formación y capacitación permanente de los cuadros administrativos.

Resaltó la necesidad de un proyecto de expansión educativa que asegure, en cinco años, preparatoria universal y, en un máximo de 10, educación superior para todos los jóvenes. “Esta ciudad debe ser la sede nacional del conocimiento y de la cultura, se trata de un trabajo de gran aliento, no solamente de un programa de seguridad pública y de prestaciones sociales, en lo que vamos muy bien, se trata de una ciudad de derechos universales.

Dice un anuncio del GDF que en esta ciudad pasan cosas buenas, yo afirmo que pueden pasar mejores y que hay que evitar que pasen peores, no quiero ver a esta ciudad en manos de la derecha, llámese PRI o PAN, partidos que han dado marcha atrás en las libertades ciudadanas. No estamos defendiendo a la izquierda, estamos defendiendo a los ciudadanos.