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La artista expone sus grabados traducidos a relieves escultóricos en metal en Espacio Matta

Escultora chilena crea pinturas para invidentes y abre senderos de diálogo

Cuando abrimos la muestra, fue muy emocionante ver cómo el arte generaba un alumbramiento por primera vez en una persona, explicó Boris González, académico de la UPLA

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El siguiente proyecto de la artista Maricel Gómez de la Errechea es traducir la obra del pintor surrealista Roberto MattaFoto Tomada de la página de Internet de la UPLA
 
Periódico La Jornada
Viernes 30 de diciembre de 2011, p. 4

Santiago de Chile, 29 de diciembre. La escultora chilena Maricel Gómez de la Errechea aún evoca conmovida el instante en que el destino la convocó a crear pinturas para personas invidentes, inusuales obras con que hoy desea recorrer América Latina e iluminar el arte.

Un día vi en una galería a un padre explicándole un grabado de José Basso a su hijo. Me pareció interesante y me acerqué por atrás. Finalmente, me percaté de que el niño era ciego. La escena me estremeció y me fui muy mal a mi casa. Estuve mucho tiempo pensando qué podía hacer. Entonces decidí traducir una serie de grabados a relieves escultóricos.

La iniciativa, financiada con fondos estatales, fue un fracaso en su inicio. La copia simple de las obras al relieve metálico no permitía a los ciegos entender qué se representaba.

Tuve que hacer la primera obra 15 veces, pues la gente no la entendía al tocarla. Mi subjetividad era distinta a la de ellos, explicó.

El tacto tiene dimensiones diferentes a la vista.

Iván Sanhueza, ex obrero de la construcción que en marzo de 2011 quedó ciego a los 44 años por glaucoma, agregó que cuando las personas deben descubrir el mundo por el tacto perciben otras cosas.

Cuando fui a la muestra de Maricel, en Espacio Matta, que me tocó inaugurar, sentí lo que había hecho, su proceso; por eso necesité tocar sus manos, diferentes a las de un obrero, detalló.

Fue maravilloso participar en esto. Me encantaría pasar un día en su taller comprendiendo su trabajo, insistió Sanhueza.

A diferencia de la literatura, donde la traducción es un acto individual, el traspaso de los grabados al relieve fue un espacio intercultural entre quienes viven en la luz y quienes ven con el tacto.

Fue un proceso creativo grupal, donde me ayudaron personas no videntes de distintas edades del colegio Santa Lucía. Las obras fueron fruto de un consenso, de un concepto trascendental, dijo la artista.

Fui descubriendo que los rostros requerían líneas más limpias, que lo que para nosotros es luz para ellos es sombra. Es decir, lo convexo es luminoso y lo cóncavo es sombra al tocarlo en un relieve, sostuvo.

La escultora, que tuvo que realizar hasta 20 veces obras de tinte abstracto, como El Roble de Santos Chávez, sostuvo que por tanto el tacto invierte la lógica hegemónica de lo visual.

El director de Extensión de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Boris González, expresó que el proyecto es en definitiva un ejercicio de democratización del arte, un modo de inclusión.

Maricel Gómez de la Errechea cree que su muestra inaugura senderos de diálogo y creación inexplorados. Fue impresionante ver el lazo que nacía entre niños videntes y no videntes a partir de experimentar estas obras. Hay mucho por hacer, abriendo las lógicas tradicionales del arte. Este trabajo abre campos ilimitados, insistió emocionada.

Por ello, Boris González anticipó que apoyarán el proyecto de la escultora, quien además es académica en dicha casa de estudios del puerto de Valparaíso.

La idea es dar más riqueza al proyecto, traducir obras abstractas, hacer talleres de arte para invidentes, incorporar otras disciplinas, recorrer Chile, enumeró el director de Extensión de la UPLA.

Maricel está consciente del reto y sueña con hacer una muestra de la pintura latinoamericana que recorra el continente. Sólo en Chile hay 15 mil grabados donados al Fondo de las Artes, recordó.

Verónica Tapia, coordinadora de Espacio Matta, donde se expusieron los relieves, anticipó que ahora desean acometer la traducción del pintor surrealista chileno Roberto Matta (1911-2002).

Debo traspasar el sentido del artista, su mirada, su pasión. El Matta que hay que rescatar no es el elitista, sino el que vino a pintar a este barrio de clase trabajadora, a hacer un mural en una piscina con los vecinos, planteó Maricel Gómez de la Errechea.

Es un reto cargado de simbolismo. Los amplios salones de Espacio Matta, ubicados en medio de algunas de las villas miseria más bravas de Santiago de Chile, fueron erigidos en torno al mural que el artista pintó con los vecinos en 1972, y que luego fue borrado por la dictadura de Augusto Pinochet, por la filiación de izquierda del artista.

Nadie creyó que podríamos recuperarlo y hacer un espacio para el arte en estos barrios, explicó Tapia. Como tal vez nadie imaginó traducir pinturas abstractas al mundo de los invidentes.

Sin embargo, más allá de los desafíos futuros, todos coinciden en afirmar que el mayor valor de la iniciativa es abrir el arte a millones de personas.

Cuando inauguramos la muestra, sentimos un sobrecogimiento absoluto; fue muy emocionante ver cómo el arte generaba un alumbramiento por primera vez en una persona, evocó Boris González.

¿Esto es el arte?, preguntó a viva voz uno de los invidentes que visitó la muestra, recuerda la escultora, para quien la idea es crear un espacio intercultural en que no videntes y videntes puedan hablar del arte, rompiendo barreras.