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El crimen contra el BTE acabó con la salud de Descombey, señaló Virgilio Caballero

El gobierno mantiene una política pública que desprecia la cultura

Desde hace un año las autoridades abandonaron la compañía de Guillermina Bravo, lamentó Gustavo Emilio Rosales

Sólo les interesa instaurar homenajes para el ojo público, dijo el crítico

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Las señoras que dirigen el CNCA y el INBA viven de la simulación, sostuvo CaballeroFoto Archivo
 
Periódico La Jornada
Sábado 17 de diciembre de 2011, p. 4

La desaparición del Ballet Teatro del Espacio (BTE), ocurrida en 2009 por falta de apoyo institucional, y la situación financiera que atraviesa el Colegio Nacional de Danza Contemporánea, creado por Guillermina Bravo, a quien se le ha negado presupuesto, son sólo algunos de los sucesos que reflejan el desmantelamiento sistemático de la cultura en el país y la política pública que frena la educación, sostuvieron el crítico de danza Gustavo Emilio Rosales y el periodista Virgilio Caballero.

En entrevista con La Jornada, Caballero afirmó que el cierre del BTE acabó con la salud de Michel Descombey, quien falleció el 5 de diciembre pasado; advirtió que las acciones de las autoridades que causaron la desaparición de la compañía obedecen a una política pública que desestima la cultura.

Definió la desaparición del BTE, fundado por Gladiola Orozco y Descombey en 1977, como una actitud deliberada del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), porque durante un año los coreógrafos vivieron angustiados ante la amenaza de retirarles el subsidio de 237 mil pesos que utilizaban para solventar los gastos de la renta del local y las becas de los 30 bailarines.

“Me consta –señaló Caballero– que de ese duelo tremendo que fue la desaparición de la compañía se derrumbó Michel, porque se desaparecía el trabajo de 40 años de una agrupación que estuvo a la altura de las mejores del mundo, y que fue reconocida en Francia, China, Cuba, Argentina y Venezuela. En México es inexplicable la danza contemporánea sin las propuestas del BTE. El crimen contra la compañía acabó con la salud de Descombey.”

Consideró como humillante el trato que recibieron los fundadores del BTE, cuando invitaron a Consuelo Sáizar, titular del CNCA, y a Teresa Vicencio, directora del INBA, a una función especial de la compañía para conocer su trabajo, pero las funcionarias nunca llegaron.

A decir del periodista, el país requiere de una reconstrucción económica y política, donde la cultura sea parte esencial, pues la falta de ésta y de educación reflejan la situación de desastre que vive el país.

Virgilio Caballero también se refirió a la precaria situación económica del Colegio Nacional de Danza Contemporánea, fundado por Guillermina Bravo, en Querétaro, que no cuenta con los recursos necesarios.

Ya tiene un año que las autoridades han abandonado a Bravo; claro, a las instituciones culturales no les importa, porque mientras organizan premiaciones y reconocimientos en Bellas Artes creen que hacen bien. Las señoras que dirigen el CNCA y el INBA viven de la simulación, como toda la política del país, aseveró el periodista.

Sobre el tema de no suprimir los recursos a la cultura y fomentar la creación, el crítico de danza Gustavo Emilio Rosales denunció que hay un desmantelamiento sistemático de la cultura: el gobierno federal, en lugar de fortalecerla con proyectos, busca debilitarla, dijo.

“Sabemos –explicó el especialista– que la cultura engrandece a la persona, pero al sistema actual no le conviene que esto suceda, al contrario, quieren el empobrecimiento del mexicano.”

Para Rosales, en México existen recursos, infraestructura, investigadores, todos los elementos para crear una política cultural, sin embargo, ante la apatía del gobierno y el desprecio hacia la cultura, peligra la creatividad.

Señaló: “Nos alarmamos porque Enrique Peña Nieto no recuerde nombres de escritores, pero qué sucedería si a Consuelo Sáizar le preguntamos cuántas obras del BTE conoce. No podría decir ni una sola, porque no las vio; fue por eso que Michel Descombey la invitó, junto con Teresa Vicencio a ver su trabajo, pero lo trataron indignamente, lo pisotearon del mismo modo en que ahora lo hacen con la maestra Guillermina Bravo.

Solamente les interesa instaurar homenajes para el ojo público superficial y en el fondo el trabajo se está pudriendo, en pocos meses echan a perder la labor que estos titanes de la danza han realizado a lo largo de su vida, durante décadas.

El crítico de danza recordó que desde la administración foxista, Descombey percibió que la cultura sería uno de los sectores más afectados y olvidados. La muerte de Michel me afectó mucho, por eso me atrevó a decir que su deceso está ligado al fin del BTE, un fin provocado por la desidia, la indolencia, y en buena parte por una voluntad institucional de desaparecer a la compañía.

Aseguró que al grupo en el poder no le interesa apoyar la cultura, porque no tienen un verdadero proyecto. Sugirió fomentar una cultura coreográfica sustentada en la investigación y la reflexión mediante un proyecto cultural que busque el análisis y la actualización de las obras.