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Presentan en Guadalajara El mal o el drama de la libertad

La maldad no es opción, es parte del hombre, define Rüdiger Safranski
Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 5 de diciembre de 2011, p. 9

Guadalajara, Jal., 4 de diciembre. En el ser humano existe, dijo el filósofo alemán Rüdiger Safranski, la posibilidad de la destrucción, de la crueldad, del deseo de lastimar. Y argumentó: El racionalismo diría que uno quiere hacer el bien, pero eso es ingenuo, basta mirar la historia de la humanidad, especialmente del siglo XX, lleno de episodios crueles, y esto es un desafío para el pensamiento.

Presentado por el escritor, traductor, germanista y diplomático José María Pérez Gay, su amigo Safranski dio una charla en torno a su libro El mal o el drama de la libertad (Tusquets), cuya presentación fue una de las últimas actividades de Alemania como invitada de honor de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que concluye este domingo.

El mal no es simplemente una opción del hombre, el mal es común, y no una consecuencia de alguien o algo enfermizo, señaló Safranski. Por ello, no debemos sorprendernos ante las ganas de destruir, ya que es algo natural, aunque cada quien elige si atien de, ignora o destruye ese impulso.

En todos los aspectos de la vida del ser humano, continuó el pensador alemán, el mal ejerce una fascinación y se debe reflexionar muy a fondo para entender ese hecho.

Sobre el tema del mal y los abismos del ser humano, resaltó, la literatura va más allá que la filosofía, al gozar de una mayor libertad ante la mirada de la razón.

Sin embargo, destacó que la gran filosofía va en la dirección de lograr la sensación de visiones y de lenguajes fascinantes. Los grandes filósofos, agregó, transmiten la fuerza de ejercer su oficio de entender y manejar mejor la realidad en la que nos movemos.

La filosofía, abundó, no es ciencia ni arte puros, sino algo en medio de ambos, por eso me doy el lujo de compaginar los oficios de la filosofía y la literatura.

José María Pérez Gay destacó la importancia que tiene para los mexicanos el tema que se aborda en El mal o el drama de la libertad, y se refirió a Safranski como un filósofo dialogante, de pasión infatigable, refinado y sabio, que en dicho libro se da la mano con el escritor.

Pérez Gay hizo la semblanza de Safranski, a quien conoció en 1965 en Alemania, cuando eran estudiantes de la Universidad Libre de Berlín, en el contexto de la guerra fría, el conflicto de Vietnam, el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.

En un texto leído por su hermano Rafael Pérez Gay, el autor de La profecía de la memoria, ensayos alemanes, que presentó en la FIL, destacó de Safranski su curiosidad y lucidez de juicio, y agregó de aquella época de juventud:

Rüdiger se cocía aparte, pues no mostraba el menor interés en la cosa política ni en la ola que a ojos vistas iba creciendo como fin de época y anuncio de las movilizaciones estudiantiles.

Tras un paréntesis en su amistad, retomaron el vínculo a partir de 1980, cuando lo encontró en la fila de un cine en Berlín, y luego, cuando Safranski empezó a publicar sus libros, que abordarían a pensadores como Schiller, E. T. A. Hoffmann, Schopenhauer, Nietzsche, Rousseau y Heidegger, así como otros temas: el romanticismo y la amistad, recordó Pérez Gay.

Dijo que Safranski comenzaba así una serie de investigaciones filosóficas en el corazón mismo de los años dorados de la cultura alemana, con las que se proponía volver a ese tiempo de formación del yo, tiempo libre de la tutela divina y pleno de optimismo, como sólo puede estarlo quien confía plenamente en la conciencia y en las posibilidades de la razón.

Pérez Gay agregó que la de Safranski es una obra que ha permanecido fiel a su curso original, volviendo a las fuentes originales del pensamiento, sobre el cual se ha levantado nuestra modernidad para mejor entender el día de hoy y abrir un espacio nuevo a los afanes del mañana.