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El modelo inmobiliario turístico, importante amenaza para el sitio
 
Periódico La Jornada
Lunes 14 de noviembre de 2011, p. 24

En Baja California Sur se expanden los desarrollos turísticos, y hasta 2009 la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) había dado autorizaciones para 45.

El desarrollo más grande es el de Cabo Cortés, colindante con el parque nacional Cabo Pulmo, donde se estima que generará alta presión sobre el área natural protegida y la zona, en la que además escasea el agua, señala la asociación Cabo Pulmo Vivo.

Esta agrupación es una de las que solicitaron la visita de la misión de la Convención Ramsar, la cual junto con la Unesco y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza comienza este lunes una investigación para evaluar los posibles impactos que tendrá el desarrollo turístico en Cabo Cortés sobre el arrecife, considerado por científicos el más conservado del Pacífico.

Indica que, además de Cabo Cortés, en esa región hay otros desarrollos turísticos como Cabo Riviera –también con campo de golf y marina–, hoteles y los resorts Bahía de los Frailes, Punta Colorada, Playa del Sol, Palmas de Cortez, Rancho Buena Vista, Buena Vista Beach Resort, Piedras Rojas, Rancho Leonero y La Capilla.

En el documento enviado hace unos meses para solicitar la visita de una misión Ramsar a Cabo Pulmo, la asociación, que agrupa a organizaciones de la sociedad civil y habitantes de la zona, menciona que Cabo Cortés, además de la construcción de 30 mil cuartos, considera la erigir una ciudad de apoyo constituida por 5 mil casas. Para edificar el complejo turístico se ocupará a 40 mil trabajadores.

En el parque arrecifal Cabo Pulmo, incluido como sitio Ramsar y como patrimonio natural de la humanidad por la Unesco, prioritario por su diversidad biológica, como área natural protegida logró en 15 años que la biomasa creciera 400 por ciento, mientras los pescadores abandonaron su actividad para dedicarse al ecoturismo.

Detalla que hasta diciembre de 2009 la Semarnat autorizó alrededor de 45 proyectos de turismo residencial de entre 200 y 400 hectáreas cada uno, los cuales tienen permisos de obra de entre 10 y 15 años; la mayoría de ellos incluye campos de golf y marinas.

Cabo Cortés en 2008 obtuvo una primera autorización ambiental que fue revocada por la dependencia –ante lo cual la empresa Hansa Urbana emprendió un proceso legal– y este año otorgó una autorización parcial; quedaron pendientes la autorización de la marina y la desaladora.

Además de este proyecto, Cabo Riviera está proyectado en la zona adyacente a Cabo Pulmo. Ubicado en La Ribera, abarca la construcción de 305 cuartos de hoteles y 581 viviendas, una planta de tratamiento y espigón, así como un campo de golf de 18 hoyos en 360 hectáreas. También cuenta con una marina, canal de acceso, espigón de protección y canales.

En el documento la asociación  señala que los impactos acumulativos y sinérgicos del modelo inmobiliario turístico representan amenazas importantes para el sitio Ramsar.

Advierte que, sumado a ello, la urbanización incluye la construcción de la carretera Palo Escopeta, la cual conectará los poblados de La Ribera, Cabo Pulmo, Las Pozas, Barriles y San Antonio con San José del Cabo.

Agrega que otros proyectos también amenazan de manera indirecta al parque, como la operación de la mina La Concordia (antes Paredones Amarillos), cuyos jales mineros y residuos podrían contaminar los acuíferos de la sierra La Laguna, los cuales dotan de agua a las comunidades de Cabo Pulmo y zonas aledañas.