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El documental de Alejandra Sánchez se estrenará el próximo 11 de noviembre

“La clasificación de Agnus Dei... es una forma de censurar del Estado”

No ha hecho justicia y se ha dedicado a mantener en silencio la voz de las víctimas de pederastia junto con la Iglesia, dice la cineasta

La película aborda un asunto doloroso desde alguien que busca reconstruirse

Foto
Fotograma de la cinta en el que aparece Jesús Romero Colín
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de noviembre de 2011, p. a13

La directora del documental Agnus Dei: Cordero de Dios, Alejandra Sánchez, define su trabajo como una reflexión y una historia sensibilizadora, en el cual denuncia los actos de pederastia de un sacerdote: No me eduqué bajo ninguna religión; tengo mis propias espiritualidades, aunque la condición humana siempre me sorprende y esto es prueba de ello. El documental, que cosechó críticas favorables en el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia, se estrenará el próximo 11 de noviembre en la ciudad de México, después de que hace un mes se proyectó en 10 ciudades de Francia, entre ellas París, Cannes, Creteil. Es una coproducción de México y Francia, agregó la cinerrealizadora.

Sobre las exhibiciones con fines didácticos que se han realizado en primarias, Alejandra Sánchez dijo: La experiencia que he tenido con público menor de 15 años fue en Cartagena, Colombia, en un teatro para más de mil personas y prácticamente lleno de niños y jóvenes de entre 10 y 15 años; fue dentro del marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena, donde tienen un programa que se llama El Barrio al Cine. Había muchos niños y niñas que fueron llevados por los propios profesores. Fue una experiencia muy interesante, porque me di cuenta de que la película en muchos sentidos toca de manera particular a esos niños que comienzan a ser jóvenes.

El temor y la culpa

Sánchez agregó: “El personaje Jesús Romero Colín fue objeto de abuso por el sacerdote Carlos López Valdés justamente cuando tenía 11 años, así que aquel público tendió un lazo de identificación con la dolorosa historia del protagonista. Me hicieron muchas preguntas en relación con la historia, querían saber si el sacerdote ya estaba en prisión; querían saber cómo esta Jesús después de haber confrontado al sacerdote. Me hacían preguntas en torno a la imposición del celibato a los niños y jóvenes como condición de vida para llegar a ser sacerdotes. Algunos comentaban sobre casos conocidos similares al de Jesús Romero y sobre el temor y la culpa de hablar con un adulto de lo que les había ocurrido.

Fue una exhibición de la película donde ellos y ellas comprendieron que los abusos sexuales cometidos por adultos en contra de niños y niñas ocurren con más frecuencia de lo que todos nos imaginamos y que la forma de seducir de los pederastas, la mayoría de las veces, los toma por sorpresa y los envuelve en un laberinto de culpas y de miedos en torno al ejercicio de la sexualidad. Yo, por mi parte, en esa función, entendí que no sólo es importante, sino fundamental, ponerla al alcance de ese público que comienza a tener un montón de inquietudes alrededor de la sexualidad y que, desde luego, merece ser informado y alertado. Es una película que aborda un asunto doloroso, pero que lo hace desde la voz de un hombre que busca reconstruirse todos los días, a pesar de haber pasado por una situación dolorosa siendo niño; él es ejemplo para otros niños y otros adultos que han sufrido lo mismo, por su capacidad de afrontar con brillantez y fuerza lo que le sucedió.

–¿Qué clasificación le dieron aquí?

–Hace dos semanas me enteré de que le dieron clasificación C, lo cual quiere decir que sólo estará al alcance de un público mayor de 18 años. Desde luego, no estoy de acuerdo. Siempre he pensado que la forma de enfrentar la vida e intentar buscar caminos constructivos ante los problemas es asumiéndolos. Ocultar o negar el estado de las cosas nunca nos llevará a una vida plena o a una sociedad más justa. Siento un poco de impotencia ante la tendencia que tenemos como país a la simulación, que quiere decir que, si no dejo que se vea el problema, éste no existe. Claro que existe, y existe con más fuerza si se oculta o se prohíbe que la gente se entere, porque entonces lo que nos queda es este pantano de impunidad en que vive México. No sé dónde ni cómo se tiendan en detalle las complicidades entre las instituciones del Estado y las mafias, en este caso la mafia de la Iglesia católica, que ha ocultado por años los crímenes sexuales cometidos por algunos de sus sacerdotes contra niños y niñas que han sido víctimas de abuso en México. La realidad es que la gran mayoría de niños que han sufrido abuso de sacerdotes se mantienen en completa impunidad.

“La clasificación de Agnus Dei... responde a un tema de censura y de silencio que es consecuente con la actuación del Estado mexicano, que se ha dedicado a no hacer justicia en estos crímenes y a mantener en silencio, junto con la Iglesia, la voz de las víctimas. En pláticas, el abogado David Peña ha advertido que la clasificación de RTC busca coartar la libertad de expresión por medio de medios indirectos que la restringen, y estamos analizando la vía para hacer uso de nuestro derecho de expresión y, desde luego, lo más importante para que el mensaje llegue hasta los más vulnerables en este tema, que son los niños y los jóvenes.

Me dijeron que la iban a reclasificar, pero hasta el momento no me han avisado nada.

–Dijo el director de cinematografía de RTC, Javier Cortés, en el Festival de Cine de Morelia, que la clasificación se debe básicamente a las fotografías que se muestran en el documental.

–Pareciera que es una cadena de silencio e impunidad que comienza en la Iglesia, ocultando al cura; continúa en la procuraduría de justicia, dejándolo en libertad y en total posibilidad de seguir abusando de más niños, y culmina en RTC restringiendo y acallando el mensaje: lo que mostramos en la cinta es material fotográfico y declaraciones –captadas con una cámara escondida– del padre Carlos López, quien es acusado por Jesús como su agresor sexual; además estamos asesorados por abogados, previniendo cualquier acto de censura.