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Las tierras fueron concesionadas: alcalde

Centro ceremonial huichol de la Isla del Rey, en la mira de empresas turísticas
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Playa de la Isla del Rey, santuario indígena concesionado a dos empresas turísticas a pesar de un decreto presidencial. Al fondo se observa la Piedra Blanca, en cuya cima hay una imagen de la VirgenFoto Myriam Navarro
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 1º de noviembre de 2011, p. 32

San Blas, Nay., 29 de octubre. El centro sagrado huichol Tatei Haramara se halla en medio de la exuberante Isla del Rey, que empresas turísticas buscan explotar, a pesar de que los huicholes tienen un permiso otorgado durante el sexenio de José López Portillo (1976-1982) para utilizar la ínsula sin ser molestados.

La Isla del Rey, ubicada frente a la cabecera municipal de San Blas, es una zona virgen a la cual se llega en lancha. En las veredas se observan venados cola blanca y grandes iguanas.

Tras 10 minutos de caminata en medio del verdor se divisa una construcción rústica hecha de piedra y cemento, circundada por una malla de alambre cubierta por enredaderas. El centro ceremonial no tiene techo, pero sí piedras con inscripciones antiguas.

En una esquina de la iglesia hay un letrero, hecho al parecer con un clavo sobre cemento fresco, en 1992: El templo para los grupos Jicarero, Ind. de la Sierra, Santa Catarina, San Andrés, C. Las Igueras y San Sebastián Teponahustlán, Mpio. de Mezquitic, Xalisco y su anexo Tuxpan de Bolaños, feb-4-92.

En el interior del templo, las ofrendas huicholas están en una especie de altar. Hay velas a punto de derretirse por el intenso sol, cruces de palma y varas con listones multicolores; en la parte superior, una piedra que parece ser un antiguo reloj solar. Enfrente, una cueva al pie de un cerro que también se usa en las ceremonias de los huicholes, pues en su interior hay ofrendas similares.

Una vez que los huicholes concluyen sus ritos en el templo, caminan hasta una majestuosa playa desierta. Algunos dejan sus ofrendas entre la arena. Enfrente se yergue la Piedra Blanca, en cuya cúspide hay una imagen de la Virgen María.

La isla se encuentra en peligro de ser privatizada. El presidente municipal de San Blas, el priísta Porfirio López Lugo, dijo que luego de rendir protesta, el 17 de septiembre, supo que la zona fue concesionada a tres empresas turísticas que dijo no conocer. Aseguró que el problema ya está en manos de los diputados federales por Nayarit.

El edil añadió que coras de Jalisco, Durango y Nayarit están preocupados por esta situación. El terreno fue otorgado hace muchos años. Desde (el gobierno de) López Portillo el decreto marca que ése sería el uso. Añadió que concesionar la isla constituiría una invasión ilegal.

Tatei Haramara es tierra sagrada para huicholes de Durango, Jalisco y Nayarit, quienes celebran aquí matrimonios y bautizos, piden por conservar la salud, hacen ofrendas a sus dioses y lo consideran centro de energía espiritual.

El joven líder wixaritari Cilaunime Rafael Candelario Valadez pidió el 17 de octubre al gobernador Roberto Sandoval Castañeda respetar el centro ceremonial y solicitó audiencia.

Habitantes del puerto turístico de San Blas temen que no sólo se privatice la Isla del Rey, sino también las playas, que aún son de libre acceso.

Divulgaron una carta en la cual dan a conocer que el 8 de junio, en el Diario Oficial de la Federación, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó el acuerdo para desincorporar del régimen del dominio público de la Federación 645 mil 275 metros cuadrados en favor de Desarrollos Turísticos Paraísos del Rey SA de CV, y 354 mil 364 metros cuadrados en favor de Desarrollos Turísticos Aramara.

Cecilio Torres, habitante y lanchero de San Blas, señaló que el anterior presidente municipal panista, Hilario Ramírez, buscó entregar la isla a manos privadas. Eso nos jodería. La privatización no es buena para nosotros, dijo. Las visitas de huicholes son casi diarias; muchos llegan ya cayendo el sol, vienen de lejos, a pie, cansados, los cruzo a la isla y los espero. Ya cuando regresan, vienen hasta sonrientes, relata.

Los indígenas también manifestaron su preocupación en una marcha efectuada el 3 de octubre, vestidos con sus trajes típicos y con una pancarta en la cual exigieron respeto a los wirikuta y a sus tradiciones.