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Presentaron la primera obra del narrador en ese género

Leyva dota de frescura y desparpajo a la reciente novela mexicana

En el libro se confrontan dos generaciones, dijo el escritor Sergio Téllez

 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de octubre de 2011, p. 4

¿Qué nos hace falta como generación para enfrentarnos con nuestra realidad?, lanzó la noche del jueves el escritor Sergio Téllez Pon (1981) durante la presentación de la novela Imbéciles anónimos, del narrador, ensayista e historiador José Mariano Leyva (1975).

“¿Qué tiene que pasar para que toda una generación se despabile, tan ensimismada, tan falta de conciencia, tan embelesada con sus monótonos e hipnóticos beats?”, abundó Téllez Pon al comentar uno de los temas de esta primera novela de Leyva.

“En Imbéciles anónimos (Mondadori) dos generaciones se enfrentan y se recriminan, no con discusiones interminables, sino con actos. La generación de la revolución (social) es contestada por una generación desencantada, con tantas promesas incumplidas que ya no apuesta por ninguna opción política y se fuga de la realidad.”

Durante la presentación, en un restaurante de la colonia Roma, aclaró: No leo esta novela desde las actuales circunstancias políticas y sociales del país. En cambio, pienso en una persona como Amy Winehouse, la diosa de esta generación, una radical a su manera, que le volvió la cara a su sociedad y ésta le cobró muy caro el desplante. Tampoco pienso en los indignados, que al menos en España no impedirán el triunfo del PP en las próximas elecciones generales.

Balde de agua fría

Téllez Pon consideró que esta obra tiene la frescura y desparpajo que tanta falta le hacía a la reciente novela mexicana, a veces tan predecible y aburrida. Es un balde agua fría, que así como puede parecer una sorpresiva agresión, también es cierto que despabila, hace caer en la cuenta de esas cosas que quisiéramos seguir soslayando.

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José Mariano Leyva, el jueves, al presentar su libro Imbéciles anónimos, publicado por MondadoriFoto María Meléndrez Parada

Agregó que el texto se libró de ese pretencioso tono de sapiente, ese pesimismo wannabe, ese falso descreimiento sólo porque está muy de moda lanzarse contra todo, como han hecho otros escritores de su generación. Dijo además que la crítica de Leyva está bien dirigida y sustentada, y que cuenta con un filoso sentido del humor.

Moderada la mesa por Wendolín Perla, también participó el escritor Mauricio Montiel Figueiras (1968), quien destacó que Imbéciles anónimos está muy bien tramada y que tiene mucho del llamado género de autoficción, porque el propio autor se incluye en la historia, la cual se desarrolla además en una casa en Cuernavaca, que a su vez sí existe.

Montiel agregó que en el libro son importantes los imponderables, los factores imprevistos, que tiene la virtud de una estructura como capas de cebolla, de lo superficial a lo más profundo, que es un “thriller policiaco” pero también una novela generacional, atravesada por una historia familiar. Su tono, abundó, no es chillón, sino quirúrgico.

Al final, José Mariano Leyva leyó un fragmento de su novela, parte del cual es el siguiente:

Los pobres padres de Leyva tenían propósitos más caros que coger, drogarse, mentir y prolongar remedos ideológicos. Ellos eran la ideología, cuando la ideología no estaba tan despreciada. Cuando la crítica no era masiva, aplastante y aún permitía creer.