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Mañana termina el ciclo Poesía en Voz Alta en la Casa del Lago, en Chapultepec

Fusionan la lírica de San Juan de la Cruz con la música de John Cage

Esa simbiosis es una propuesta de Pedro María Sánchez y el pianista Juan Carlos Garvayo

El danés Morten Sondergaard convertirá la palabra en sonidos electrónicos, adelanta

Foto
Morten Sondergaard durante la entrevistaFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Jueves 20 de octubre de 2011, p. 7

Poesía y música en dos propuestas que se presentan este jueves y viernes en la Casa del Lago para terminar con el ciclo Poesía en Voz Alta.

La primera es hoy, con El sonido y la palabra/Silencio, recital con poesía de San Juan de la Cruz y música de John Cage, en una simbiosis creada por Pedro María Sánchez en complicidad con el pianista Juan Carlos Garvayo.

Y mañana, además del ganador del torneo del slam poético y la presencia de Gilles dell Pappas, estará el poeta danés Morten Sondergaard, quien convertirá la poesía en música electrónica: llevar una palabra al sonido hasta que pierda su significado y se transforme en algo más.

En la propuesta de este jueves, a las 18 horas, hay de todo. No sé si llamarlo recital, concierto o espectáculo. Es poesía de San Juan de la Cruz recitada con interludios musicales, con obra de John Cage, pero no en pianos normales, sino manipulados de manera especial para que suenen como una pequeña orquesta de percusión. Los sonidos no son reconocibles, dice Garvayo a La Jornada.

Y el trabajo de estos dos autores, separados en el tiempo, logra unirse “porque parten de un concepto del arte desde la mística, desde una especie de despojamiento. En el caso de San Juan de la Cruz hay un componente religioso místico fuerte y en el de John Cage no es necesariamente explícito, pero de alguna manera su música, en general, fue una búsqueda de despojarla y llegar a la esencia. Muchas de las obras de Cage lo que hacen, digamos que la reacción que causan en el público, es de reflexión más que de una escucha objetiva de lo que suena.

“Además –añade el pianista– la poesía utiliza un lenguaje metafórico, simbólico y la música es el símbolo por excelencia, polisémico. La música puede significar todo, lo cual puede decir que también puede significar nada. En este caso es curiosa la simbiosis, pero funciona.”

Este concierto-recital fue preparado especialmente para la semana de música religiosa de Cuenca y esta presentación en México es la segunda ocasión que se toca.

Muy cerca de la filosofía

Morten Sondergaard, quien aprendió español para traducir a Jorge Luis Borges hace algunos años, toma las palabras y las convierte en sonidos. Podría conectarse con música electrónica, tal vez convertirlos en bits y que la gente baile. Sería una gran experiencia para mí que el público bailara con mi poesía.

Y esto, llevar la poesía a la música, no es difícil. “Creo que la poesía y la música nacieron juntas, por supuesto. En la poesía muchos lados musicales, muchas palabras son elegidas por su sonido. Me recuerdo a mí mismo caminando a la casa después de la escuela repitiendo la misma palabra y el sonido se convertía en una especie de chicle, una cosa extraña y cálida en la boca. Me gusta eso, trabajo mucho con loops (secuencias), así que una palabra puede ser una secuencia durante mucho tiempo y olvidarse del significado”.

Sondergaard lleva muchos años en este proceso de experimentación entre música y palabra y tiene en su haber 14 libros, dos en prosa, pero no de ficción. No puedo escribir ficción, precisa el poeta, porque “la poesía es verdad, y quizá por eso le tememos. Es muy real y verdadera. Está muy cerca de la filosofía; pero cuando lees un libro de filosofía piensas, ‘¿por qué no leo más esto?’ Lo mismo pasa con la poesía: cuando encuentras buena poesía puedes incluso arder. En la escuela aprendemos que la poesía es difícil, pero lo único que hay que hacer es leerla, sentirla y escucharla”.

Morten Sondergaard se presentará mañana a las 19 horas en Casa del Lago. También estará Gilles dell Pappas. El recinto se ubica en la primera sección del Bosque de Chapultepec (entrada por Reforma, en la puerta principal de acceso al zoológico). Estacionamientos en el Museo Nacional de Antropología y el Auditorio Nacional.