Editorial
Ver día anteriorSábado 24 de septiembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Charlatanería en escuelas públicas
D

esde hace varias semanas, la Secretaría de Educación Pública de Puebla ha venido distribuyendo entre supervisores y docentes de la entidad cerca de 3 mil paquetes con el libro Aprendiendo a aprender y el DVD El camino a la felicidad, con el argumento de que servirán para mejorar los resultados de los alumnos en la prueba Enlace. Ambas obras, aunque presentadas como parte de un código moral no religioso, están basadas en el pensamiento de Lafayette Ronald Hubbard, creador de la iglesia de la cienciología y la dianética. Así pues, para todos los efectos prácticos, el Estado mexicano distribuye, en esa entidad, materiales diseñados por una organización religiosa.

De poco sirve que el titular de Educación poblano, Luis Maldonado Venegas, intente aminorar a posteriori la oleada de críticas que ha provocado la distribución de estos materiales con la afirmación de que el laicismo en las escuelas está garantizado: la sola distribución de los textos y videos citados plantea una severa vulneración al espíritu y la letra del artículo tercero constitucional, el cual establece que la enseñanza a cargo del Estado será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a toda doctrina religiosa, además de que se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios. Tampoco ayuda mucho a las autoridades poblanas que su titular de Educación apele al criterio de los docentes y señale que éstos son libres de usar o no los materiales distribuidos, cuando él mismo, en misiva enviada a los educadores el pasado 24 de julio, manifiesta su confianza en que dicho paquete educativo será incorporado con éxito como material de apoyo en su plan de estudios a favor de la educación y promoción de los valores de los niños, niñas y jóvenes poblanos.

La perspectiva a la que se asiste es preocupante, pues da la impresión de que, con la distribución de estos materiales, las propias autoridades incentivan el abandono de la educación basada en nociones científicas y su sustitución por una formación de tipo confesional; el remplazo de los valores éticos universales por discursos moralistas y superficiales, y la colocación de los ciclos educativos a cargo del Estado en manos de predicadores y charlatanes. Ilustrativo de esa tendencia es que, mientras se pretende desterrar la enseñanza de la filosofía y otras humanidades en algunos programas de bachillerato público, se incorpora a los planes de estudio contenidos dictados por una organización que, en naciones como Suiza, Alemania, Francia, Italia, España y Canadá ha sido acusada de fraude fiscal, ejercicio ilegal de la medicina, estafa y otros delitos.

Un correlato ineludible de la situación que se vive en Puebla en materia educativa es el incremento de las posiciones de poder para el grupo que controla el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. En efecto, tanto Luis Maldonado como el gobernador, Rafael Moreno Valle, son señalados por su cercanía política con Elba Esther Gordillo, y otro tanto puede decirse del pasado encargado de la SEP en la entidad, Darío Carmona, quien desde 2008, bajo la administración de Mario Marín, puso en marcha en diversas localidades poblanas programas piloto basados en las obras de Hubbard. El episodio es una muestra más de la relación directa entre el encumbramiento político de la cúpula gordillista y el deterioro de la educación pública y la democracia en el país.

Por último, cabe preguntarse qué tienen que decir a sus bases y a sus electores las dirigencias de los partidos de izquierda –PRD y Convergencia– que hace un año se sumaron a la candidatura panista de Moreno Valle sin otra agenda programática que lograr una incierta alternancia de siglas y colores en el gobierno de la entidad, y que hoy asisten a una ofensiva por parte del Ejecutivo estatal contra una de las reivindicaciones históricas de los movimientos progresistas en el país: la educación científica, crítica y laica.