Berlín, 13 de agosto. Nuevas polémicas envuelven hoy al muro que dividió Berlín durante 28 años, dos meses y 27 días, cuando los alemanes conmemoran 50 años de que miles de soldados comenzaron su construcción en la madrugada del 13 de agosto de 1961.

Símbolo de la guerra fría que enfrentó a los bloques socialista y capitalista desde 1947 hasta la noche del 9 de noviembre de 1989 –cuando jóvenes berlineses se arremolinaron alrededor de la Puerta de Brandenburgo para demolerlo–, el muro es visto generalmente como una vergüenza del pasado y una muestra del horror que impusieron los regímenes totalitarios soviéticos.

Para la dirección del partido La Izquierda, de inspiración comunista, el levantamiento del muro no fue solamente un capricho dictatorial sino un medio de defensa y un producto de las relaciones históricas entre alemanes y rusos, enfrentados en varias guerras a lo largo de la historia.

Fue una consecuencia lógica de la Segunda Guerra Mundial y la invasión de la Alemania nazi a la Unión Soviética en 1941, en momentos en que el führer Adolf Hitler se expandía en todas direcciones para dominar Europa.

En reacción a este argumento, el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, consideró alarmante que todavía hoy haya gente que afirme que hubo buenas razones para construir el muro y advirtió que no tenemos ninguna tolerancia hacia aquellos que nostálgicamente distorsionan la historia del muro y la división de Alemania.

Wowereit fue uno de los dos oradores en la ceremonia conmemorativa del inicio de la edificación de la valla de hormigón y ladrillo de 3.5 metros de altura y 160 kilómetros de longitud.

Por su parte, el presidente de Alemania, Christian Wulff, encabezó el evento con un discurso en el que rindió homenaje a las 136 personas que fueron asesinadas en plena guerra fría, cuando intentaron saltar el muro para escapar, custodiado permanentemente por militares germano orientales, desde 302 torres de vigilancia.

Su recuerdo nos exige trabajar para que la historia no se repita, dijo el jefe de Estado, quien estuvo acompañado de la canciller federal Angela Merkel, que vivió su juventud en el lado socialista de la Alemania dividida.

Otra controversia respecto al muro de Berlín ha girado en torno a su destrucción, permanencia y reconstrucción.

En los meses posteriores a noviembre de 1989, el muro fue destruido casi en su totalidad en Berlín y sus inmediaciones.

En el lugar donde se realizó la ceremonia del medio siglo del muro hay ahora una porción reconstruida con fines turísticos y de conservación histórica. Se ubica sobre la calle Bernauer, lejos de la Puerta de Brandenburgo y a unos pasos del Centro de Documentación sobre el Muro de Berlín, que trata de satisfacer la curiosidad de visitantes e historiadores.

Un ex alcalde berlinés, Eberhard Diepgen, quien administraba la sección occidental de la dividida ciudad en 1989, se declaró hace unos días partidario de su reconstrucción con todos sus detalles, para hacer evidente la brutalidad de aquel sistema. El ex funcionario fue calificado de bizarro por algunos berlineses.

Pero más allá de contrapuntos, los habitantes de la ciudad recordaron el pasado de esta ciudad con un minuto de silencio al mediodía y el alto total del transporte público, seguido del repicar de las campanas de las iglesias.