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Destacan su técnica y su entrega en cada partido

Jugadores y amigos lamentan el deceso; fue símbolo del Cruz Azul
 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de agosto de 2011, p. 13

Se fue un símbolo del Cruz Azul, afirmó el vicepresidente deportivo del club, Alberto Quintano, quien fue compañero de Ignacio Flores en la recordada Máquina celeste de los años 70.

El chileno no pudo ni quiso ocultar su tristeza por la muerte de Flores, uno de los jugadores emblemáticos de los celestes, que se une a una lista trágica: Fernando Bustos y Cesáreo Victorino fallecieron en accidentes automovilísticos, y Octavio Centavo Muciño pereció baleado en un restaurante de Guadalajara.

En Cruz Azul hemos vivido etapas difíciles. Mucha gente se nos ha ido por varias causas, señaló Quintano, recio central que participó en muchos encuentros al lado de Flores.

Es un día triste para el campamento celeste, sostuvo César Villaluz, mientras Emanuel Villa confió que el técnico Enrique Meza –también integrante de la Máquina– les dijo que deben extremar precauciones.

La noche se hizo para dormir, les dijo el Ojitos Meza a sus pupilos, en lo que coincidió Villa. Yo trato de salir lo menos posible, aceptó Tito, e indicó que el de este jueves “no fue un entrenamiento normal; todos estamos muy tristes, el profe (Meza) está muy decaído”.

Quintano recordó: “Tuve la fortuna de verlo nacer como futbolista y después se hizo un gran jugador. Fue un símbolo del equipo y nos duele mucho. Nacho estuvo en todas las etapas exitosas de Cruz Azul, tuvo logros fantásticos, pero yo me quedo con la persona: tenía una gran calidad humana”.

Luis Flores descartó las hipótesis que han surgido ante el número de balazos que recibió su hermano. “Él no tenía ningún problema con nadie. La gente que lo conoció sabe perfectamente de su calidad humana.

“Estoy shockeado, ni siquiera me ha caído el veinte, ni a mis hermanos. Hablar de 75 tiros es muy doloroso. No tengo palabras para describir este suceso. Toda mi familia y la gente que nos quiere están muy afectados y esperamos tener pronta resignación”, explicó.

El ex delantero informó que el miércoles hubo una reunión familiar en Cuernavaca para festejar el santo de su hermano Lorenzo (uno de los heridos) y al mismo tiempo recordar a su padre.

Vinieron ayer porque mi padre cumplió tres años de haber fallecido; también era día de San Lorenzo y por eso festejamos a mi hermano con una comida; vimos el partido de la selección mexicana y se regresaron. Desgraciadamente para él y para todos se le calentó la camioneta y tuvieron que regresar. Ahí sucedió todo, comentó.

El ex técnico Ignacio Trelles recordó que recientemente platicó con su ex pupilo. Hace ocho días nos encontramos aquí, en La Noria. Fue un futbolista excelente en todos los aspectos; no era un jugador sucio, era un defensa genuino que se adelantó a su época. Creo que fue el mejor lateral derecho en la historia del futbol mexicano, destacó.

Por su parte, Javier Guzmán dijo que estaba muy triste por la muerte de su amigo. Tenía una técnica que pocas veces he visto, una calidad increíble. A pesar de su corta estatura, era muy capaz por arriba y por abajo, podía bloquear a cualquier medio o delantero, recordó El Kalimán.

Ignacio Flores Ocaranza nació el 31 de julio de 1953 en el Distrito Federal. Inició su carrera como amateur en el primer Torneo de los Barrios, a los 16 años. Llamó la atención del club América, que lo invitó a probarse y allí estuvo tres meses. No me gustó el ambiente, no vi proyección y decidí no volver, recordaba el ex futbolista.

A principios de 1971 se publicó en un periódico un anuncio en el que solicitaban jugadores para integrar las fuerzas básicas del equipo Cruz Azul, en Jasso, Hidalgo. Llegaron unos mil 500 candidatos, de los cuales sólo se quedaron 30. A Nacho lo eligieron como mediocampista y dos meses después ya estaba en las reservas del club.

Su ascenso fue meteórico. Debutó el 17 de marzo de 1971 como lateral derecho, luego de que Marco Antonio Ramírez sufrió una lesión.

Desde el principio se caracterizó por tener una técnica depurada para defender y atacar por el sector derecho. Durante su trayectoria de 18 temporadas sólo defendió la casaca celeste.

Fue campeón en cuatro ocasiones: en las campañas 1972-73, 73-74, 78-79 y 79-80. Es el sexto máximo ganador del Cruz Azul, sólo detrás de Miguel Marín, Pulido, Jorge Bustos, Javier Sánchez Galindo y Horacio López Salgado, quienes conquistaron cinco coronas.

Su primer llamado a la selección nacional fue en 1974, pero debutó el primero de agosto de 1975 contra Alemania Democrática. Participó en el Mundial de Argentina 1978, donde el Tri ocupó el último lugar. Él sólo jugó ante Polonia.

Se retiró oficialmente en la campaña 1989-90, durante un partido contra el Guadalajara, en el que también participó su hermano Luis. El duelo terminó en empate sin goles, recibió trofeos y reconocimientos, y dio la vuelta olímpica acompañado por niños de las fuerzas básicas.

Como jugador se caracterizó por su entrega. Nacho lo explicaba en forma sencilla: La idea era vaciarme como futbolista en cada partido para no quedarme con nada. No quería que me pasara lo que a otros, que después de tres o cuatro meses de retiro ya piensan en volver. Y lo conseguí, me siento satisfecho de todo lo que logré.

A sus 58 años, trabajaba en las fuerzas básicas y era visor de la institución celeste. Este sábado, en el duelo en Tuxtla Gutiérrez ante Jaguares y Cruz Azul, se le rendirá homenaje póstumo.

Los restos del jugador fueron velados en una funeraria del sur del Distrito Federal.