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El empresario Roberto González Barrera presentó libro del comediante en Bellas Artes

“Lo que más admiro de Cantinflas es su inquebrantable altruismo”

Es y será siempre un ejemplo para los mexicanos, dice

Su apodo se debe a una invención del propio Mario Moreno, quien sabía que a las cantinas se iba a inflar

Cuando lo conocí esperaba a un payasito que dijera chistes, pero vi a un señor muy serio leyendo sus libretos: Joaquín Cordero

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La Orquesta Esperanza Azteca de Puebla, integrada por 250 niños y jóvenes, durante la ceremoniaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de agosto de 2011, p. 8

En calidad de amigo de Mario Moreno Cantinflas, Roberto González Barrera, presidente de los consejos de administración de Gruma y Grupo Financiero Banorte, presentó el pasado lunes, en el Palacio de Bellas Artes, el libro Mario Moreno Cantinflas, el actor, el torero, el empresario y el hombre, en una ceremonia emotiva por los testimonios plenos de humanidad y altruismo del que fue considerado por Charles Chaplin el mejor cómico del mundo.

La obra, realizada por la Fundación Mario Moreno AC, a cargo de su vicepresidente, Eduardo Moreno Laparade, tiene el fin de celebrar el centenario del natalicio del actor.

El libro, patrocinado por Gruma y Banorte, fue escrito por algunas de las personas que conocieron al Mimo de México.

González Barrera añadió: Tuve la suerte de conocer su forma de pensar y de constatar sus múltiples talentos, no sólo como comediante, sino como empresario y gran amigo. Mario no se ha ido y por ello tengo el gusto de presentar hoy una obra que servirá para preservar su vida ejemplar; Mario es y será siempre un ejemplo para los mexicanos.

A su lado estaban Eduardo Moreno Laparade, sobrino de Cantinflas; Esteban Moctezuma, presidente ejecutivo de la Fundación Azteca; el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, actores y diversas personalidades del ámbito político, empresarial y del espectáculo.

Agradezco mucho su sentido del humor

Destacó: “Lo que más admiro de Mario Moreno es su corazón bondadoso, el firme cariño hacia sus amigos y familiares, así como su inquebrantable altruismo hacia los menos favorecidos, para quienes siempre tuvo atenciones de toda clase, dinero, recomendaciones laborales, un hospital donde curarse, un hogar donde vivir… pero hay algo que le agradezco mucho: su sentido del humor”.

La edición consta de 3 mil 500 ejemplares, los cuales serán obsequiados por la Fundación Mario E. Moreno.

Así, la noche del pasado lunes, Cantinflas, el peladito de gabardina al hombro y pantalón abajo de la cadera, regresaba al Palacio de Bellas Artes para recibir un homenaje con motivo del centenario de su nacimiento, que se cumpliría este 12 de agosto. Ahora estaba ahí, proyectado en video. Hace 18 años, en ese lugar, el pueblo lo despidió tras su muerte, acaecida el 20 de abril de 1993 por cáncer de pulmón.

Fue un recuerdo que se suma a la serie de actividades organizadas por la Fundacion Mario E. Moreno AC.

Poco antes de las ocho de la noche fueron llegando los invitados especiales, como la actriz Ana Luisa Pelufo, quien tuvo el lujo de filmar con Cantinflas, que debe su apodo a una invención del propio Mario Moreno Reyes, quien sabía, lógicamente, que a las cantinas se va a inflar... Cantinflas.

Ya adentro del recinto cultural, familiares y amigos, autoridades de cultura y empresarios escucharon al actor Carlos Espejel en su caracterización del pequeño Cantinflas, y a quien en el medio farandulero llaman El Chato. Su otro personaje es Chiquidrácula, que no es Rucodrácula. La edad no tiene nada que ver, sino su baja estatura, aclaró un día a La Jornada.

A Espejel no le cuesta trabajo cantinflear. Invitó a los presentes a cantar Las mañanitas: ... despierta, Mario, despierta, mira que ya amaneció...

Acotó con su caracterización exagerada que estamos aquí para celebrar 100 años del natalicio de Mario Moreno, que se dice fácil, pero no es cualquier cosa, pues son 100 años de regalar risas, de causar carcajadas; 100 años de ser el amigo de todos. Sí señor.

Fui su novia en El barrendero: María Sorté

Siguió María Sorté, quien resaltó el haber sido la actriz que protagónizó la última película de Cantinflas, El barrendero (1982). Ahí fui su novia. Cuando me avisaron que yo había sido elegida para el papel estaba embarazada. Fui con don Mario para disculparme, porque no iba a poder hacer el papel. Me preguntó si iba a engordar mucho. Finalmente hicimos la película.

Tomó la palabra Mario Moreno Laparade, quien resaltó que hace 18 años ahí se despidió al ídolo.

Añadió que si Cantinflas viviera tendría la autoridad moral para pedir un cambio hacia la paz en el México de hoy.

La Orquesta Esperanza Azteca de Puebla, integrada por 250 niños y jóvenes, interpretó el Preludio al Tedeum, de Marc-Antoine Charpentier, y un popurrí mexicano de dominio público.

El actor Joaquín Cordero citó su primer encuentro con el mimo. Un amigo le decía que fuera a verlo para un trabajo, un papel pequeño, como extra, en la cinta A volar, joven (1947).

“Al entrar al set, yo esperaba ver a un payasito que dijera chistes y simpático en todos sentidos, pero no fue así. Cuando entré vi a un señor muy serio leyendo sus libretos, completamente distinto a lo que era Cantinflas.

La personalidad es y será siempre el paradigma del comediante número uno de México y de otras partes del mundo. Tuve el gusto de conocerlo, aunque especialmente no fuimos amigos, porque él era una gran estrella.

La periodista Irene G. de Lanz, quien escribió el prólogo del libro, narró cómo conoció al cómico. Fue cuando en una revista donde trabajaba le ordenaron que hiciera una entrevista con el mimo.

La realizó, pero las fotografías que serían un guión no salieron, porque no corrió el rollo. Había llevado a un niño para que se subiera a la espalda de Cantinflas y cosas por el estilo. Angustiada, le pidió a Mario Moreno que hicieran la misma rutina. Así lo hicieron y al publicarse el cómico le habló por teléfono emocionado, llorando y dándole las gracias. Le llenó la casa de flores.

Entre los asistentes estuvieron Carlos Eduardo Martínez, director general de Banorte, y Raúl Peláez Cano, director general global de Gruma.

Se entregaron reconcomientos a trabajadores que simbolizaron personajes de películas de Cantinflas, entre ellos un bombero.