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Fantasear es esencial para realizar proyectos, afirma la autora

En La mujer que imagina, Blanca Hefferan escudriña en el pensamiento femenino
Foto
Ediciones B publica La mujer que imaginaFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de julio de 2011, p. 6

¿Qué piensa una mujer de este mundo? ¿Qué siente su corazón? ¿Qué emociones experimenta cuando la invade el silencio? Esas preguntas las revela la sicóloga Blanca Hefferan, en su libro más reciente: La mujer que imagina. Quiero que mi corazón duerma para que ya no duela.

El volumen, que se presentó el martes pasado en el Centro Cultural Casa Lamm, tiene como eje conductor el tema de la imaginación porque la autora lo considera como esencial para que las personas puedan reiventarse en la vida.

Debemos tener presente a la imaginación para realizar proyectos en la vida. La novela escudriña el pensamiento femenino y permite conocer los sentimientos que se mueven en el ser, señala la autora.

A través del personaje, la mujer que imagina, Hefferan hilvana el dolor, el vacío y el sinsentido, con la magia, los sueños y la poesía. La protagonista confronta sus miedos y soledades para mirar al mundo.

La imaginación es tan real como los sueños y las ilusiones que me viven y transforman. Me invitan a tocar el misterio de mi vida.

Blanca Hefferan recurre en la novela a las palabras para moverse en dos mundos: el real y el de la fantasía. Se pregunta entre líneas cuál es la vida verdadera, aquella que se vive con los ojos abiertos donde puede hablar, reír y burlarse del miedo o la que transcurre mientras duerme.

El libro conjuga el milagro del amor con la magia de la palabra, explica Hefferan, quien obtuvo un premio con el cuento Hombre de otra esfera, en el taller de Elena Poniatowska.

La mujer que imagina de Blanca Hefferan vive en Jael, pueblo mítico que sólo existe en la imaginación de la protagonista, cuyo corazón está en una caja de cristal, lejos de ella. La mujer inventa lo que la memoria se niega a recordar, y sabe que su destino es un mago al que le gusta jugar con su porvenir.

Durante la presentación, la autora leyó un fragmento del libro, publicado por Ediciones B, en el que describe su lugar favorito, una ermita donde los corazones son guardados en todo tipo de cajas para que puedan dormir por las estaciones que necesiten.

En la historia de la mujer que imagina, la vida es movimiento, así como el polvo en el aire. Nada está quieto, aunque lo parezca. Todo es danza. También esta presente el tema del dolor de la protagonista, que intenta alejarse del pasado, de sus recuerdos, y experimenta el exilio del corazón.

La periodista Inés Rancé Comes, en su intervención en Casa Lamm, señaló que mediante la escritura Hefferan ha podido convivir en sus dos realidades, y cuando se aburre de una, brinca a la otra. Blanca tiene un corazón sabio, vive en voz alta y tiene en su vida otras diosas con las que se identifica: Artemisa, la cazadora, y Atenea, la sabia y justa.

La magia de un escritor –agregó Rancé– “es colocar los sentimientos que todos tenemos y lograr que nos encontremos en sus palabras; esos trozos de vida que son tan fuertes y no tenemos idea de cómo expresarlos, pero al leerlos se producen, es la magia interior de no sentirnos tan solos.

El libro de Hefferan es un viaje en silencio, lleno de sentimientos, donde una mujer solitaria recupera su corazón y su voz para volver a mirar el mundo.