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Discípulo de José Ortega y Gasset, publicó obras cuyo centro de reflexión es la praxis

El ámbito filosófico, entre otros, dominio del pensador Adolfo Sánchez Vázquez
 
Periódico La Jornada
Domingo 10 de julio de 2011, p. 3

Antes que nada, Adolfo Sánchez Vázquez fue un filósofo. Discípulo de José Ortega y Gasset y de José Gaos, este último también exiliado en México, Sánchez Vázquez escribió: Una truncada práctica literaria y, más precisamente, poética, me llevó a problematizar cuestiones estéticas, y una práctica política me condujo a la necesidad de esclarecerme cuestiones fundamentales de ella. Y, de esta manera, casi sin proponérmelo, me encontré en el terreno de la filosofía.

Interesado en la ética, la estética, la filosofía política y la filosofía de la historia –desde su reconocida perspectiva de un marxismo crítico–, Sánchez Vázquez fue autor de libros como La filosofía de la praxis, Filosofía y circunstancias, y Economía y filosofía en el joven Marx.

Otros exiliados españoles también han sido filósofos como Sánchez Vázquez, por ejemplo: Eduardo Nicol, José Manuel Gallegos Rocafull, Wenceslao Roces, Juan David García Bacca, Joaquín Xirau, Ramón Xirau y María Zambrano.

Adolfo Sánchez Vázquez estudió filosofía en la Universidad de Madrid y el doctorado de la Universidad Nacional Autónoma de México, además de que fue presidente de la Asociación Filosófica de México y recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes por su labor como pensador.

El filósofo mexicano Gabriel Vargas Lozano, en su ensayo El humanismo teórico-práctico de Adolfo Sánchez Vázquez, escribe que la concepción filosófica de éste “ha tenido como una de sus referencias fundamentales la obra juvenil de Carlos Marx titulada los Manuscritos económico-filosóficos de 1844”.

Vargas Lozano agrega que “la importancia de los Manuscritos... radica en que constituyen los fundamentos ontológicos, epistemológicos y antropológicos de la nueva concepción desarrollada por su autor.”

Agrega que, al ser conocido por primera vez en 1932 (y en español hasta 1962, traducido por Wenceslao Roces), este libro “provoca una profunda revolución en el campo filosófico, cuyo debate es analizado por Sánchez Vázquez en un capítulo de su obra Economía y filosofía en el joven Marx”.

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Adolfo Sánchez Vázquez durante una entrevista en septiembre de 2002, a propósito del doctorado honoris causa que recibió en ArgentinaFoto José Antonio López

En el blanco del ideario marxista

Ahí, Sánchez Vázquez expone críticamente, a decir de Vargas Lozano, una diversidad de posiciones como las corrientes humanistas de Fromm o Schaff; antihumanistas y cientificistas sostenidas por Althusser y su grupo; ontológicas del tipo del materialismo dialéctico; fenomenológicas como la que desarrollaron autores como Tran Duc Thao o Karel Kosik, o praxiológicas como la que sostiene el propio autor (Sánchez Vázquez).

Sánchez Vázquez, al colocar a la praxis en el centro de su reflexión filosófica, destaca Vargas Lozano a propósito de Filosofía de la praxis, dio en el blanco, en el corazón mismo del planteamiento de Marx y de su revolución teórica.

Y el propio filósofo, ayer fallecido, planteó: Con Marx, el problema de la praxis como actividad humana transformadora de la naturaleza y la sociedad pasa al primer plano. La filosofía se vuelve conciencia, fundamento teórico e instrumento de ella.

“Con esto –concluye Vargas Lozano–, Sánchez Vázquez pone el acento en la categoría central del pensamiento de Marx, y en esto radica una de sus diferencias con la filosofía anterior y posterior. En efecto, mientras Aristóteles habla del ser; Kant de la crítica de la razón; Hegel del espíritu absoluto; Wittegeinstein del lenguaje; Heidegger del dasein; Mounier de la persona, Marx considera que el centro es la praxis. Y la praxis es definida como una actividad transformadora.

A partir de este punto, va a esclarecer el concepto y a ampliar y profundizar problemas como la relación entre teoría y praxis; las formas de praxis (creadora y reiterativa; espontánea y reflexiva); el tema fundamental para la práctica política de la relación entre la organización y la conciencia de clase, que le lleva a un deslinde con las tesis de Lenin; la cuestión de la relación entre causalidad y teleología en la historia, que fue objeto de una polémica con Luis Villoro, y un tema central para nuestro tiempo: el vínculo entre praxis y violencia.