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Lorenzo Hagerman filmó al lado del entonces candidato en el proceso electoral de 2006

“En 0.56%, planté la cámara en la trinchera de López Obrador”

El cinefotógrafo procuró que su lente fuera crítica, que reaccionara sin interrumpir la realidad

Este documental explica dónde estamos y como abordaremos 2012, expresó en entrevista

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De 21 meses de filmación resultaron más de 400 horas de material, contó Hagerman, en la imagenFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 25 de junio de 2011, p. 7

El documental 0.56% planta la cámara en la trinchera de Andrés Manuel López Obrador durante el proceso electoral por la Presidencia de la República de 2006, desde el primero de abril de 2005 hasta el primero de diciembre de 2006, expresó en entrevista con La Jornada el fotógrafo Lorenzo Hagerman.

De 21 meses de filmación resultaron más de 400 horas de material; se requirió de más de dos años de recopilación y edición.

Hagerman, quien con Lynn Fainchtein realizó dicha película, añadió: “Los documentales, de política o no, ayudan a conocernos. 0.56 ayuda a saber más de cerca cómo se hace la política”. El propósito, agregó, era mostrar cómo suceden las cosas y cómo ocurren en esos momentos cotidianos, que muchas veces se pierden o son opacados por los grandes momentos de las grandes decisiones, de los triunfos o derrotas de las batallas, pero hay una vida cotidiana en la que van surgiendo obstáculos, confrontaciones, que me interesan mucho, porque eso nos permite ver lo que está sucediendo más con ojos antropológicos, para buscar dónde está la naturaleza humana, que prevalece en este caso a la lucha por el poder, y no sólo del candidato, sino también sobre la sociedad.

Si no objetivo, sí equilibrado

“La polarización es una debilidad, porque nos pone frente a la sociedad más vulnerables, ante la gente que está en el poder. A quien más favorece la polarización es a los políticos, a la gente que está en el poder, porque la sociedad se vuelve más manipulable, más radicalizada, con menos ganas de conocer al diferente. Lo único importante es destruirlo o hacerlo a un lado, u olvidarlo, que es peor. En un país con tanta desigualdad social y de pendientes de crecimiento en el empleo, en educación, en salud, necesitamos puntos de encuentro, herramientas para la autocrítica. Y eso nos lo puede dar un espejo, no un retrato que esté comprometido con la realidad. Si uno no puede ser objetivo, como dice Kapuscinski, sí puede ser equilibrado. Siempre puedes voltear la cámara, como hace Al Jazeera, con la cual ya he trabajado y donde se considera que toda historia tiene por lo menos dos lados, y eso, a pesar de ser una televisora árabe, en coyunturas contra el mundo árabe, ha podido lograr un gran interés en el mundo occidental. Eso es mejor que ver la historia fragmentada o sólo un lado de ella.

“Ahora bien, el valor de todo documental es su punto de vista. ¿Dónde plantas la cámara y desde qué ángulos ves la realidad. En 0.56, la cámara está plantada en la trinchera de Andrés Manuel López Obrador. Creo que hicimos el intento de que fuera una cámara crítica y se sorprendiera de lo que estaba pasando alrededor, y que volteara a ver y que reaccionara, pero que pasara más inadvertida, que no interrumpiera la realidad, tal como hay otros estilos en el género documental, donde el realizador es el protagonista y hay una voz narrativa que editorializa. Aquí intentamos tener los menos adjetivos posibles, para tener mucho rigor y disciplina, sin hacer juicios sobre si un personaje es negro o blanco. Nos enfocamos más bien en la complejidad.”

Hagerman comenzó su carrera en 1991 como corresponsal de guerra en lo que fue Yugoslavia. “Lo único que sé hacer son documenales. Es a lo que me he dedicado 20 años, principalmente como fotógrafo, y he aprendido mucho de todos los directores y productores con los que he trabajado, dentro y fuera de México. Me enseñaron esta disciplina y rigor de tomar cierta distancia de lo que se reportea, de lo que se registra, del testimonio. Esto es, estando consciente de tu historia, de tu postura y de tus gustos.

“Cuando Lynn Fainchtein planteó el proyecto a Andrés Manuel López Obrador, para que una cámara lo siguiera, en marzo de 2005, unos días previos a que la Comisión Instructura diera a conocer si habría juicio de desafuero, hasta el día de las elecciones, pasara lo que pasara. La regla única fue: el material no puede salir antes de las elecciones.

Cuando Lynn me habla para invitarme a fotografiar el proyecto me cuenta estos planteamientos centrales del documental y me doy cuenta de que hay una gran oportunidad para hacer un gran testimonio que fuera independiente de la agenda del partido o del candidato. Entiendo que a Andrés Manuel le gusta mucho la historia, y probablemente por eso veía la necesidad de dejar testimonio.

En Latinoamérica ya ha habido documentales similares, pero en México era la primera vez. En otros sitios ya se habían hecho documentales como los de Lula; en Europa constantemente se hacen seguimientos de políticos o de momentos históricos, y las cámaras pueden estar cerca de los políticos.

Un político en México, puntualizó, puede llegar a niveles muy bajos. “Hay diputados que están dispuestos a arrastrarse, a jalarse las corbatas, a tirarase refrescos encima, a darse puñetazos, y al calor del pleito cantar con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley, en cadena nacional a través del canal de Congreso.

A casi seis años de las elecciones me parece que este es un momento sano para reflexionar sobre el pasado reciente que sigue vivo y que explica dónde estamos parados hoy, a lo que vamos y con qué capacidad enfrentaremos 2012.