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Crecimiento demográfico, biocombustibles y especulación elevan precios de alimentos

Expertos: serio riesgo en seguridad alimentaria en países en desarrollo

Hogares de menores ingresos, los más afectados por el encarecimiento de los comestibles

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Campo de trigo afectado por una plaga en KeniaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de junio de 2011, p. 26

Una combinación de factores que van del crecimiento demográfico al aumento en la producción de combustibles y la mayor participación del capital financiero en el mercado de materias primas llevó a que hoy exista un serio riesgo para la seguridad alimentaria, en especial de los países en desarrollo. Es una de las conclusiones a que llegó un grupo de expertos de organismos multinacionales que elaboró un informe para ser discutido la próxima semana en la reunión de ministros del Grupo de los 20 (G-20), al que pertenece México, en la que se analizará el efecto del alza en el precio de las materias primas agrícolas.

El informe apunta que la volatilidad –cambios bruscos– en el precio de los productos alimenticios ha sido más alta de 2000 a la fecha que en las dos décadas previas. No todas las variaciones de precio son problemáticas, como ocurre cuando obedecen a patrones conocidos o relacionados con una temporada en específico. Sin embargo, apunta, las variaciones en precio se vuelven conflictivas cuando son prolongadas y no pueden ser anticipadas y, en consecuencia, crean un estado de incertidumbre que incrementa los riesgos para productores, comercializadores, consumidores y gobiernos y pueden llevar a que se tomen decisiones apresuradas.

Detrás de las preocupaciones sobre la volatilidad de precios hay una preocupación por el nivel que alcanzan y, relacionadas con ambas, se genera una preocupación sobre la seguridad alimentaria, indica el reporte, elaborado por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y el Programa Mundial de Alimentos, entre otros organismos.

Discusión en la reunión del G-20

Mientras los productores pueden beneficiarse de altos precios, los consumidores, en especial en los países más pobres, se ven severamente afectados por el alza en el costo de los alimentos. Más por el hecho de que en los hogares de menor ingreso es mayor el porcentaje de la renta familiar que se destina a la compra de comida, añade el reporte, en el que también participaron la Organización Mundial de Comercio, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola y el Equipo de Tareas de Alto Nivel sobre la Crisis Alimentaria, creado por la ONU en abril de 2008.

Hay una serie de factores que, al combinarse, han abonado a la crisis generada por el alza en los precios de alimentos, que comenzó a escalar entre 2006 y mediados de 2008, remitió parcialmente durante la crisis financiera de 2008 y 2009, pero volvió a expresarse en el último año. Actualmente el precio promedio de los alimentos, medido a través de un índice elaborado por la FAO, llegó al máximo registrado en la primavera de 2008.

Uno de los puntos mencionados en el reporte –que será discutido en una reunión de ministros de agricultura del G-20 en París, la próxima semana– está relacionado con el incremento de la población y del nivel medio de ingreso en los países en desarrollo. Cita que para 2050 se espera que la población mundial alcance 9 mil millones de habitantes (ahora es de 7 mil millones) y que la demanda de alimentos se incremente entre 70 y 100 por ciento respecto del nivel actual. Esta sola previsión es suficiente para imprimir presión sobre los precios de materias primas, dice.

Otro factor de presión sobre los precios agrícolas, añade el reporte, está relacionado con la producción de biocombustibles, en los que se utilizan productos como el maíz o la caña de azúcar. En el periodo de 2007 a 2009 la elaboración de biocombustibles consumió una porción significativa de las cosechas: 20 por ciento de la caña de azúcar producida en el mundo; 9 por ciento de aceites vegetales y granos, y 4 por ciento de remolacha. La producción de biocombustibles ejercerá presión adicional sobre los precios agrícolas en el futuro, anticipa.

Menciona el informe que cada vez más los precios de las materias primas agrícolas están relacionados con la cotización del petróleo. El costo del crudo afecta a la agricultura por su impacto en el transporte y los fertilizantes. Adicionalmente, añade, la rentabilidad de la producción de biocombustibles dependerá de la relación que guarden los precios del petróleo y de los granos.

La inversión financiera en materias primas agrícolas es otro factor que ha influido en los precios actuales, aunque el informe acota que ésta es todavía una discusión en curso.

El informe menciona que la inversión financiera en materias primas puede estar contribuyendo a un incremento en la correlación entre los precios del petróleo y de los bienes primarios no petroleros porque una parte relevante de esa inversión es realizada a través de instrumentos financieros que incluyen diferentes materias primas. Los altos y volátiles precios del petróleo, si es que ésa es la expectativa de los inversionistas, pueden, por lo tanto, provocar un incremento y volatilidad en los precios agrícolas porque habrá una mayor demanda de los productos empleados para elaborar biocombustibles, como la caña de azúcar, maíz y aceites vegetales).

De acuerdo con el reporte, otros factores, como una mayor demanda de granos para alimentar ganado (dado el incremento en el consumo de carne de bovino y cerdo en Asia y en especial en China), combinado con un bajo crecimiento en la productividad agrícola, así como factores relacionados con el clima, también tienen efecto en el alza en el precio de los alimentos.