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Estrenaron la obra ¡Soy Frida, soy libre! en el Foro la Gruta, con Martha Aura

Con Frida Kahlo toqué el cielo con las manos cada mañana: Chavela Vargas
Foto
La cantante, en su casa de Tepoztlán, en 2010Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Martes 14 de junio de 2011, p. a10

“Frida Kahlo fue un ser extraordinario que llenó parte de mi vida y de mi amor; me enseñó muchas cosas y aprendí mucho, y sin presumir de nada. ¡Agarré el cielo con las manos, con cada palabra, cada mañana!

Lo mismo, cada tarde, cada noche. Se iba llenando de luz, de mariposas que vuelan en la noche, la noche de zafir, adornando el cielo con las golondrinas de Capistrano, que vienen a nosotros a llenarnos de cosas... y las golondrinitas. Así era Frida, expresó Chavela Vargas, quien en entrevista dijo que a la mujer de Diego Rivera le cantó muchas veces al oído.

Chavela llegó ayer hacia las siete de la noche al Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico para presenciar el estreno de ¡Soy Frida, soy libre!, obra escrita por Tomás Urtusástegui, actuada por Marta Aura y dirigida por María Muro, en breve temporada.

En silla de ruedas, vestida elegantemente en tonos oscuros y lentes negros, Chavela se mostró llena de vitalidad. “Aquí estoy, a mis 93 años, para ver esta obra en la que mis canciones son parte de ella. Frida era demasiada mujer para su tamaño, y para ser mujer era demasiado su tamaño, igual que Diego. Así te enseña la vida. El premio más grande que me ha dado la vida es haberla conocido, a ella y a Diego.

Y así pasé el tiempo rodeada por una cosa maravillosa, de gente increíble que no se puede describir. Una vez tocaron la puerta y le dije a Frida que era un viejo peludo. Era León Trotsky. Yo no sabía quién era.

La charla se realizó en el escenario del foro La Gruta, donde Chavela estuvo rodeada de una escenografía ad hoc: copias de los trajes con los que se recuerda a Frida y con los que denotaba su mexicanidad. El que me gusta es ése de tehuana, dijo volteando a la izquierda, fijando la vista en el atuendo níveo, con bordes de grecas.

Chavela agregaba al recuerdo de Trotsky: Era ese señor, nada más ni nada menos. Así pasó parte de mi vida; entre esos sueños, que es cuando se sueña soñando. Ahora voy a revivir lo ya olvidado para soñar que estoy despierta y a su lado, dijo respecto de la puesta en escena que se iniciaría en breves minutos.

Chavela hilaba frase tras frase: “Así decía el poeta: ‘Buenas noches, Chavela, ¿qué hay de tu vida, cómo va tu vida?’ Y le contesto: ‘Mi vida va conmigo; somos dos: la vida y yo, y así lo llevamos por el cielo cuando oscurece’. Éste es el acto perfecto que ocurre en una puesta de Sol. Frida era bellísima, tanto que nadie ha podido pintarla. Yo la conocí. Me la presentaron como la noche de los sueños, de los sueños que vamos a soñar ahora (con la obra de teatro). Así va a ser.”

Parecía que la frase previa iba a ser la última, pero tomaba más aire y la prosa versificada volvía a oírse: “¡Cantamos canciones del presidio que vivió Diego, y canciones... ¡¿pa’ qué os quiero?!, ¡¿pa’ qué quiero, pies, si puedo volar?!, y yo vuelo junto contigo, decía Frida. ¡Enséñame tu mundo! Dime de qué se trata para soñar y ser feliz. Y así pasó el tiempo, y se fue, como todos nos tenemos que ir.

Yo estoy aquí en la Tierra, con 93 años de edad, por los cuales tendré que pagar un precio... yo creo.

A su lado, la actriz Marta Aura, quien en breve representaría a Frida Kahlo, abrazaba a Chavela y deseaba que al ver el espectáculo y escuchar sus canciones se pusiera más contenta.