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Veintiocho trabajos del fotógrafo, seleccionados por Pedro Almodóvar, se exhiben en Madrid

Muestran a un excepcional Robert Mapplethorpe retratista

La exposición en la galería Elvira González, que se presenta en el contexto del prestigiado festival PhotoEspaña, propone un entrecruzamiento de las miradas del artista y el director de cine

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Tulip, 1985, forma parte de la exposición Robert Mapplethorpe: la mirada de Pedro Almodóvar
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Thomas, 1986, forma parte de la exposición Robert Mapplethorpe: la mirada de Pedro Almodóvar
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 11 de junio de 2011, p. 2

Madrid, 10 de junio. Robert Mapple-thorpe, el fotógrafo que convertía los cuerpos en paisajes, el artista que sin ambages miró las curvas y la rigidez del sexo, también fue retratista excepcional.

La galería Elvira González, en Madrid, muestra una curiosa selección de la obra del artista fallecido en 1989 de sida, después de una dolorosa agonía en Nueva York. Se trata de 28 imágenes escogidas por el cineasta Pedro Almodóvar, en las que se muestra la mirada limpia y transgresora de Mapplethorpe.

En el contexto del festival PhotoEspaña, dedicado este año a los retratos, los responsables de la galería –que tienen la exclusiva de la obra de Mapplethorpe en este país ibérico– decidieron hacer una curatoria singular, en la cual habría dos miradas entrecruzadas: la del propio artista, con sus naturalezas muertas vibrantes de erotismo, con sus falos anudados con un cordón y su abierta pulsión sadomasoquista frente a la de Pedro Almodóvar y sobre uno de los fotógrafos más venerados de finales del siglo XX.

La muestra se convierte así en una especie de guión cinematográfico, en el que tiene como preámbulo una imagen de los ojos del propio Mapplethorpe, con el rostro ya surcado por las arrugas, con mirada limpia y serena. Es un autorretrato de 1988, cuando el sida ya había invadido su cuerpo y le advertía la proximidad de la muerte.

A partir de ahí se muestran retrato tomados entre 1976 y 1989, impresos en gelatina de plata y cuentan con el sello de la Fundación Mapplethorpe –la apoderada legal del legado del fotógrafo.

Intensidad visual

En las primeras imágenes hay sobre todo cuerpos masculinos rígidos y brillantes, con los músculos en tensión, en medio de abruptas transiciones de luz y sombra.

La fotografía de Mapple-thorpe tiene la intensidad visual propia de la pintura y, a su vez, supone la adquisición por parte de la imagen del poder narrativo que ahora contemplábamos en la pintura, explicó Almodóvar, quien antes de seleccionar los 28 retratos de la exposición revisó más de 2 mil fotografías e hizo varias preselecciones.

Isabele Mignoni, directora de la galería madrileña y autora de esa propuesta, explicó que en la muestra Robert Mapplethorpe: la mirada de Pedro Almodóvar hay naturaleza muerta, retratos masculinos y el autorretrato.

“A Almodóvar le ha interesado mucho el cuerpo encadenado, prisionero en las cajas geométricas en las que Mapplethorpe situaba a los protagonistas de sus imágenes, en general modelos, bailarines o actores porno. Mapplethorpe pone al ser humano sobre un pedestal, como si fuera una escultura, ya que concibe la belleza plástica del cuerpo masculino como una escultura clásica”, explicó Mignoni.

El único detalle en color de la exposición se encuentra en este espacio en el que se exhibe Tulip, impresión en gelatina de plata de 1988.

Empatía con Patti Smith

El recorrido por esta secuencia de la obra de Mapplethorpe, quien supo captar la esencia del mundo homosexual convirtiéndose en el fotógrafo más representativo de los años 80 del siglo XX, tiene un final dramático que se transmite en el retrato de Lisa Lyon y en la fotografía Cock and Devil, ambas de 1982. Otra imagen representativa es la que hizo en 1976 a Patti Smith, su amiga, amante, confidente y ángel de la guarda.

La biografía de Patti es en realidad la biografía de Mapple-thorpe. Son personajes que se implican tanto en la vida del otro que cuando escriben sobre la suya, demuestran que en realidad es inseparable de la del otro, explicó Almodóvar, quien citó también como fuente de inspiración el libro de la cantante estadunidense Éramos como niños, en el que cuenta parte de su biografía, pero sobre todo los detalles y la esencia de su relación con Mapplethorpe, a quien prometió un día antes de su muerte que escribiría esa historia y la publicaría.

A Mapplethorpe le molestaba ser asociado con ser el fotógrafo de lo homosexual o del sadomasoquismo, ya que esta faceta de su trabajo dejó de interesarle a finales de los años 70, relató Michael Stout, un amigo y conocedor de su obra, que sitúa sin dudar en uno de los grandes fotógrafos de la segunda mitad del siglo XX y en cuya obra se refleja su propia vida convulsa de sexo, drogas, libertades creativas, vanguardias en auge y su filiación casi genética al underground, a la cultura punk, a avasallar con mirada limpia el puritanismo de la sociedad.

El retrato de Smith, quien con el cuerpo desnudo, delgado y al límite, refleja una época singular que fue la de mayor creatividad de los dos artistas, pues crearon algo parecido a una escuela con artistas como Allen Ginsberg, Janis Joplin, Andy Warhol y Sam Shepard.

La exposición concluirá 22 de julio.