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Alonso Lujambio y Teresa Vicencio incumplen su palabra, afirman los atrilistas

Se agravan los problemas en el Palacio de Bellas Artes, denuncian músicos

Nuevo desperfecto en la concha acústica de la Sala Principal retrasó ensayo de la Sinfónica Nacional

Deploran que a los funcionarios no les interese la educación, la música ni la cultura

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Vista de la concha acústica de la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, durante el concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional, el 19 de noviembre del año pasado, cuando el recinto fue reinauguradoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de mayo de 2011, p. 8

Los problemas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes se agravan. Ayer, por la mañana, un nuevo desperfecto en la concha acústica retrasó por 20 minutos los ensayos de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN).

Los músicos de la agrupación protestan y acusan al titular de la Secretaría de Educación Pública, Alonso Lujambio, y la directora del Instituto Nacional del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Teresa Vicencio, de incumplir sus promesas.

A su decir, los funcionarios se comprometieron en persona a resolver de una vez por todas los recurrentes problemas que ha suscitado ese artefacto desde el día mismo de la reapertura del recinto, el 19 de noviembre del año pasado.

Aunque en principio eran también por fallas con la iluminación, los atrilistas se quejan ahora por el excesivo tiempo que requiere el montaje de la nueva concha acústica, cerca de dos horas y media, cuando la anterior necesitaba sólo de entre 15 y 20 minutos, lo cual ha retrasado de manera frecuente los ensayos de la OSN, y sin duda eso afecta nuestro trabajo y desempeño.

Incluso, por esa situación, los atrilistas amagaron con emprender una protesta pública en el concierto que ofrecieron el 15 de mayo, con motivo del Día del Maestro, acción que no prosperó, precisamente, porque Lujambio y Vicencio se entrevistaron con ellos para conocer de primera mano el asunto, según informó La Jornada en sus ediciones del 15 y 16 de este mes.

Fue en esa reunión, efectuada en el intermedio del concierto de hace 15 días, cuando el secretario de Educación Pública nos dijo a la cara que ya no volveríamos a tener problemas; personalmente nos dio su palabra, y le indicó a Vicencio que el asunto de la concha debería tener prioridad para ser arreglado. Ella respondió que sí, que se haría a cualquier costo, confirmó ayer la fagotista Wendy Holdaway, en entrevista.

Con lo sucedido este viernes, nos damos cuenta de que, obviamente (Lujambio y Vicencio) no son gente seria; no les interesa la educación, la cultura ni la música; no han hecho algo. Incluso, la situación está ahora peor.

El incidente ocurrido ayer consistió en que la concha acústica no pudo ser colocada de forma completa para el ensayo matutino de la OSN, debido a una presunta avería de uno de los motores con que la suben y la bajan, lo cual retrasó además 20 minutos el comienzo de las actividades, según los músicos consultados por este diario.

Esta es la segunda falla de grandes consideraciones que se presenta durante mayo, luego de que el pasado día 19 la función de la ópera Tosca, de Giacomo Puccini, estuvo a punto de ser suspendida porque una de las rampas utilizada en el tercer acto no funcionó (La Jornada, 20/04/11).

Wendy Holdaway sostuvo que son muchos los integrantes de la OSN que no pueden tolerar más la situación e incluso han planteado a su dirigencia sindical la posibilidad de realizar una protesta en su concierto de este domingo (a efectuarse a las 12:15 horas), información que se trató de confirmar con el secretario general de grupos artísticos del INBA, Luis Alberto Sánchez, pero fue imposible localizarlo.

Esta no es una lucha sindical, sino artística, precisó la fagotista. Lo único que buscamos es poder desempeñar bien nuestro trabajo. Estamos unidos y queremos correr la voz de que nuestros dirigentes políticos no están tomando las cosas en serio y prometen cosas que no cumplen.

Por su parte, también consultado por La Jornada, el director titular de la OSN, Carlos Miguel Prieto, recalcó que para nadie es un secreto que la concha presenta problemas desde el principio y sostuvo que, a la fecha, lo que más le preocupa de ella son las cuestiones de seguridad: que una falla pueda atentar contra la integridad física e incluso la vida de los músicos.

Es tan pesada que si se cae un plafón puede matar a 10 músicos. No digo que estemos en esas (circunstancias), pero sí quiero expresar la seriedad del potencial problema. No deseo ser fatalista, pero es un problema que debe tomarse en serio.

El también director de la Sinfónica de Minería destacó que el retraso en los ensayos afecta el desempeño de los atrilistas, tanto en lo individual como en lo colectivo, lo cual repercute asimismo de manera negativa en el hecho artístico.

Frente a esa circunstancia, Prieto se manifestó partidario del diálogo y la búsqueda de una solución al lado de las autoridades más que del pataleo: Nadie nos ha dicho nada; tenemos que encontrar cómo resolvemos esto.

Protestar, resaltó, me parece peligroso. No quiero cortar canales de comunicación. Queremos que estos problemas sean solucionados y, en mi experiencia, eso se logra con el diálogo. El público no tiene que pagar por esto: viene a nuestros conciertos y lo que merece es que hagamos nuestro trabajo lo mejor posible.

En ese mismo tono se expresó la concertino de la orquesta, Shari Mason, también en entrevista, quien consideró que este tipo de circunstancias no se resuelve con protestas ni guerras.

No podemos decirle al público que no estamos preparados por entrar tarde a los ensayos. Es algo muy estresante, difícil y triste que debamos hacer este trabajo tan bello y hermoso a contracorriente, cuando debería ser al revés, agregó

“Con esos retrasos (por montar la concha acústica) nos quitan tiempo de ensayo, lo cual nos afecta mucho a los músicos. Uno requiere de tiempo para preparar el instrumento y prepararse física y sicológicamente, no nada más es llegar y tocar. Quien ha permitido que este problema continúe, no sabemos quién es, pero obviamente no conoce nuestra labor.

Realmente hemos sido muy pacientes, en extremo: aquí estamos, al pie de cañón, dando lo mejor de nosotros, para que esto salga adelante. Ojalá fuera así por las dos partes (...) Espero que no tengamos que llegar al grandísimo extremo de suspender nuestra labor; afortunadamente aún no se ha hablado de eso.