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La estrategia de Dudamel, el joven
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Periódico La Jornada
Sábado 30 de abril de 2011, p. a16

El acontecimiento más importante del mundo musical en estos días ocurrió con una consagración: la del joven director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, cuando dirigió a la Filarmónica de Berlín como invitado de honor en el Festival de Pascua de Salzburgo.

El protocolo indica que el titular de la que es considerada como la mejor orquesta del planeta, sir Simon Rattle, dirija dos de los programas pascuales y el tercero, culminante, lo haga un invitado por aclamación.

Ya era para entonces una figura de primer nivel mundial el venezolano. Esa noche fue la impronta. En la cúspide continúa su arduo trabajo, que en eso consiste su estrategia: trabajo, mucho, intenso y amoroso, fecundo y creador.

Tan ya era legendario que en los anaqueles de novedades discográficas no cesa el desfile de grabaciones dudamelianas. He aquí las dos más recientes:

Al frente de la Orquesta de la Juventud Bolivariana de Venezuela, Dudamel enlaza dos nombres de la realeza real, la de a deveras: Tchaikovsky. Shakespeare, y así se titula su nuevo cidí, bajo el sello Deutsche Grammophon.

Es un álbum sencillamente espectacular. El poderío orquestal chaikovskiano retumba en la majestuosidad del sonido que caracteriza a esta orquesta de jóvenes tan fogosos como sabios y precisos.

La manera como Gustavo Dudamel dirige la música de Chaikovski es un acto de congruencia bella: la pasión impera.

Reproduce atmósferas, crea entornos anímicos, recrea emociones. Desata el vendaval de adrenalina, latidos cordiales. El estruendo de las emociones volcadas.

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Otro nuevo álbum de Dudamel es un devedé: Celebración: 2010 Opening Night Concert at Walt Disney Concert Hall, una gala compartida con otra gloria latinoamericana en los cuernos de la Luna: el tenor peruano Juan Diego Flórez.

Inician con una secuencia Rossini: obertura-aria-obertura-aria, siguen con un set de canciones populares (Chabuca Granda, Agustín Lara, María Grever, los autores) y surge un nuevo clímax orquestal: el Huapango de Moncayo y el Danzón número 2 de Arturo Márquez, en curiosa semejanza con las fiestas sinfónicas que protagoniza la OFUNAM en México.

Ver dirigir a Dudamel otorga nuevo indicio de su crecimiento artístico: ha ganado en elegancia sin perder nunca el furor. Su dominio de la orquesta lo lleva a bajar las manos y dejarla tocar sola, o la lleva con un movimiento de cadera, omóplato, ceja. O una sonrisa.

El director titular de la Filarmónica de Los Ángeles y al mismo tiempo de la Orquesta de la Juventud Bolivariana y de la Sinfónica de Gotemburgo, Alemaia, además de huésped frecuente en el podio de la Filarmónica de Berlín, el joven Gustavo Dudamel, refrenda, en entrevista, incluida como bonus track en este devedé, su honesta sencillez: ¿niño prodigio yo? ¡pero si ya tengo 29 años! El Sistema de orquestas venezolano, ese sí que es una maravilla. Es una misión amorosa. Y para eso vale la pena trabajar mucho.

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