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Expertos analizan la energía nuclear en mesa redonda de la UNAM, a 25 años de Chernobil

Tras la crisis en Fukushima la seguridad será prioridad, confían

Ahora, la revisión a fondo en el diseño de nuevas plantas es un tema inherente, dijo Ana María Cetto, de la OIEA

En cualquier industria hay catástrofes, indicó Julio Herrera, del ICN

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Imagen captada en la ceremonia conmemorativa de los 25 años del desastre nuclear de Chernobil, en Kiev, UcraniaFoto Xinhua
 
Periódico La Jornada
Viernes 29 de abril de 2011, p. 2

A 25 años del desastre nuclear de Chernobil –que se cumplieron el martes pasado–, académicos universitarios debatieron sobre las ventajas y riesgos del uso de aquella energía. Sobre todo, hicieron hincapié que tras el accidente en cuatro reactores de la planta de Fukushima, en Japón, el pasado 11 de marzo tras el tsunami que azotó la costa de ese país, se debe poner especial énfasis en que la seguridad debe ser primero.

Durante la mesa redonda Reflexiones de Chernobil, a 25 años de la catástrofe, realizada en la Facultad de Ciencias (FC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ana María Cetto, del Instituto de Física de esa casa de estudios y ex directora adjunta del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), sostuvo que si bien el accidente en Japón representa un revés para la industria nuclear, será un hecho que ésta saldrá adelante debido a la demanda de energía en el mundo y a que las fuentes alternativas aún no están del todo desarrolladas.

Destacó que la tragedia de hace un cuarto de siglo fue un punto de quiebre que provocó que la comunidad nuclear internacional, incluida la OIEA, modificara muchos de sus estándares. Dijo que lo sucedido en los reactores de Fukushima traerá cambios importantes en los lineamientos de energía nuclear.

Revisiones a fondo

A partir de hoy ya no sólo se deberán tomar medidas de seguridad, sino que se tiene que dar a la seguridad el papel prioritario y si un país no está capacitado para hacerse cargo de una planta nuclear que no se apruebe el proyecto. La revisión a fondo en el diseño de nuevas plantas por parte de la industria es un tema inherente.

La científica aseveró que también se tendrán que transformar las normas no sólo para la construcción de plantas generadoras de esta energía, sino que también habrá que incluir lineamientos para la protección del medio ambiente y la población.

En su turno, Marco Antonio Martínez Negrete, del departamento de Física de la FC, manifestó su abierto rechazo al uso de energía nuclear por los grandes riesgos que implica, como demostró Chernobil, pues a 25 años continuamos viendo resacas de aquel desastre. Debemos elegir las energías más seguras y saludables.

Con base en información sobre los daños al ambiente y la pérdida de vidas humanas que provocó aquel desastre –tanto oficiales como de organismos ambientales y académicos– el físico sustentó sus argumentos contra la energía nuclear.

Indicó que si bien no hay industria exenta de accidentes, la diferencia cualitativa entre la nuclear y otras es alta. Las cifras sobre los daños humanos que dejó Chernobil son variables, se cuentan en miles, además de los materiales y económicos. Ahora Fukushima, cuyos perjuicios están todavía por verse.

Julio Herrera, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, se manifestó en favor de la energía nuclear, pero con condiciones.

Destacó que debido a su impacto, la sociedad se fija más en los accidentes nucleares que de otro tipo. Sin embargo, recordó que en la historia reciente de la humanidad se han presentado incidentes que también han dañado el ambiente y ocasionado pérdida de vidas. El desastre del esmog en Londres, en el invierno de 1952, dejó 12 mil muertos. O los accidentes en las minas de carbón dejan al año unos 10 mil fallecidos.

Indicó que para que cualquier tipo de industria, en particular la química y la nuclear, sean factibles se necesita generar en éstas una cultura de seguridad, que su personal esté consciente y capacitado en lo que hace, generar transparencia con la divulgación de sus errores y así poder corregirlos y realizar un amplio estudio de accidentes –cuando ocurran– a fin de tomar medidas de no repetición.