Cultura
Ver día anteriorJueves 28 de abril de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La escritora española es la tercera mujer en recibir el Premio Cervantes

Ana María Matute llama a perder el miedo a la palabra felicidad

Por fin el cuento ingresa a los géneros respetados de nuestra literatura, celebra la galardonada

Su obra nos sirve para dehacerse del malestar del mundo, dijo el rey Juan Carlos

Foto
Ana María Matute recibió del rey Juan Carlos el máximo galardón de las letras españolasFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 28 de abril de 2011, p. 4

Madrid, 27 de abril. El que no inventa no vive, aseveró la escritora española Ana María Matute (Barcelona, 1925) en su discurso de recepción del Premio Cervantes.

En la ceremonia, en la que hizo un somero recorrido por su vida –tiene 85 años–, desde la niña tartamuda que dejó de serlo cuando vivió los bombardeos de la Guerra Civil, hasta la escritora madura que narra historias fantásticas.

Matute se convirtió en la tercera mujer en recibir el galardón que es considerado el Nobel de las letras en español, después de su coterránea María Zambrano y la cubana Dulce María Loynaz.

En el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, en un acto presidido por el rey Juan Carlos, Matute manifestó su felicidad y se preguntó: ¿por qué tenemos tanto miedo a esta palabra?: felicidad.

Esto subyace por el conflicto que enfrentó a la sociedad española, tema que es una constante en sus novelas, donde mezcla la ficción con la autobiografía.

Por la creación en libertad

En su discurso, como lo ha hecho en su vida, Ana María Matute hizo una encendida defensa de la creación en libertad, de la ficción en todo su esplendor: Érase una vez un hombre bueno, solitario, triste y soñador: creía en el honor y la valentía, e inventaba la vida. San Juan dijo: el que no ama está muerto y yo me atrevo a decir: el que no inventa, no vive.

Rememoró su fragilidad de niña en una sociedad que marginaba a la mujer: El tiempo en el que yo inventaba era un tiempo muy niño y muy frágil, en el que yo me sentía distinta: era tartamuda, más por miedo que por defecto físico. La prueba de ello es que esa tartamudez desapareció durante los bombardeos. O así lo creo. Pero el caso es que, salvo excepciones, las niñas de aquel tiempo, mujeres recortadas, poco o nada tenían que ver conmigo.

Matute recordó también sus inicios como escritora, los temores que enfrentó para publicar su primera novela, Los Abel.

Desde que tengo uso de razón, he leído, he escrito, he escuchado... Desde aquel primer cuento inventado a los cinco años hasta el último libro, que los recoge casi todos, compruebo con satisfacción que por fin el cuento ha ingresado entre los géneros respetados de nuestra literatura.

Explicó el hondo sufrimiento durante la guerra. “Yo no había cumplido los 11 años cuando estalló la Guerra Civil española. Unos niños acostumbrados a no salir de casa si no era acompañados por sus padres o la niñera nos vemos haciendo interminables colas para conseguir pan o patatas.

“No es raro, pues, que yo permitiera, años más tarde, definir esa generación a la que pertenezco como la de ‘los niños asombrados’. Porque nadie nos había consultado en qué lado debíamos situarnos. Nadie nos había informado de nada y nos encontramos formando parte de un lado o de otro, tal y como me confesó un día Jaime Salinas.

“Yo, ahora, sólo recuerdo que el mundo se había vuelto del revés, que por primera vez vi la muerte, cara a cara, en toda su devastadora magnitud; no condensada, como hasta aquel momento, en unas palabras –el abuelito se ha ido y no volverá...–, sino a través de la visión, en un descampado, de un hombre asesinado. Y conocimos el terror más indefenso; el de los bombardeos.”

Finalmente, el rey Juan Carlos señaló que Matute es una de las más grandes y singulares escritoras de nuestro tiempo y su literatura nos sirve para deshacerse del malestar del mundo.