Sociedad y Justicia
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El Centro Histórico, Reforma y CU, entre los sitios más concurridos

La Semana Santa y la falta de dinero permiten el redescubrimiento del DF
 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de abril de 2011, p. 27

Por falta de dinero, aversión a las multitudes o simple comodidad, millones de personas decidieron permanecer en la ciudad de México para redescubrirla con una tranquilidad inusitada, que sólo ocasiones como la Semana Santa pueden dar.

Sitios como Paseo de la Reforma, el Centro Histórico y Ciudad Universitaria (CU) han sido algunos de los puntos más socorridos, tanto por los capitalinos como por turistas nacionales y extranjeros que decidieron llegar hasta el Distrito Federal.

En bicicletas, a bordo del Turibús o a pie, miles recorrieron avenidas, calles, cerradas, museos y hasta centros comerciales de la Ciudad de los Palacios.

En avenida Bucareli, en el centro, Sebastian, un joven alto y rubio de 26 años, se detuvo justo en medio de los carriles centrales de Reforma y disparó su cámara digital para atrapar la imagen de una desolada arteria vial, con el fondo del Ángel de la Independencia.

Originario de Frankfurt, Sebastian dijo que la ciudad es maravillosa, bella. Junto a su compañera ya recorrió varios sitios turísticos del país, pero el DF es lo más bonito que vemos.

Maricela Díaz y su familia, quienes viven en la colonia Agrícola Oriental, tuvieron que aguardar más de hora y media para abordar un Turibús en la base junto a la Catedral Metropolitana. Pese a la espera y al calor, su ánimo no disminuyó. Hay que aprovechar que la ciudad está relativamente sola para pasear. Hoy venimos al Centro Histórico, y la verdad es que muchas veces, con la rutina no nos damos cuenta de lo hermosa que es.

En diversos puntos de la ciudad, las oficinas de información turística ayer estaban repletas de personas ávidas de apoyo para recorrer y conocer más sitios. En uno de ellos, Sonia Espadas apoyaba a varios turistas mexicanos. Algunos preguntaban sobre visitas guiadas, otros por museos, unos más por la manera más sencilla de llegar a las pirámides de Teotihuacán y otros por las zonas más bonitas de la urbe.

Siempre sonriente, la chica contestaba a todos los requerimientos y repartía volantes informativos. Desde el lunes pasado, aseguró, la afluencia de paseantes mexicanos y extranjeros ha crecido.

A varios kilómetros de ahí, al sur, CU se confirmaba como santuario del turismo canino. Los perros y las bicicletas se apoderan del campus –reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad–, mientras los dueños se tumban en el pasto a leer, a oír música o a lanzar el frisbee.

En estos días apacibles, como diría decir Quino a Mafalda, parece que nadie tuviera la culpa de nada. El lunes entrante, para la gran mayoría de los capitalinos, la danza del absurdo vuelve a empezar. Para bien y para mal.