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Con lectura en voz alta, presentaron antología del poeta argentino

Eduardo Mosches nos regala su tiempo vivido en palabras
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de marzo de 2011, p. 8

Todos leyeron poemas o fragmentos escritos en diversas etapas de la vida de Eduardo Mosches –hasta él mismo–, en una recreación de un pasado que no deja de estar en el presente, como asume el propio escritor.

El motivo: la publicación y presentación, la noche del jueves, de su selección personal Avatares de la memoria: antología poética (1979-2006), editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con introducción de Eduardo Milán.

El libro de Mosches (Buenos Aires, 1944) fue comentado en la galería de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México por los poetas Rocío González, Felipe Vázquez, Héctor Carreto y la cantante Nayeli Nesme, quien leyó unos poemas y cantó otros en gozosa improvisación: La noche se transforma en una azada sorda/ que ahueca las tumbas del recuerdo.

Hace 32 años Mosches publicó su primer poemario: Los lentes y Marx. Hace un lustro dio a conocer el más reciente: Susurros de la memoria. Y entre ambos, otros cinco: Los tiempos mezquinos (1992), Cuando las pieles riman (1994), Viaje a través de los etcéteras (1998), Como el mar que nos habita (1999) y Molinos de fuego (2003).

Esa noche de jueves hubo reflexión, pero también lirismo. La presentación se transfiguró en tertulia íntima entre el autor, su vida, sus poemas, sus amigos y varios de sus lectores, ahí presentes.

Sus labios me observaban/ silenciosos/ quise leer en ellos/ mi presente o pasado/ buscar entre zarzales/ la respuesta/ pero sólo encontré/ al viento desnudo/ entre las hojas quietas/ y a un caracol sordo/ sin mar.

Felipe Vázquez comenzó con una cita poética: Supimos de la ira del mar sobre los cuerpos desnudos/ del canto de las sirenas y su infinita tristeza/ ...

Más adelante, Vázquez comentó sobre la obra de Mosches, de origen judío, que ha vivido en Argentina, Israel, Alemania y, desde 1976, en México: El poema deviene cuando el poeta contempla los avatares de su pasado personal; esta forma de narcisismo, sin embargo, está atemperada por algo que la mayoría de los poetas actuales ha dejado de lado: la conciencia social, el reconocimiento del otro, la compasión.

Concluyó: Si la poesía de Mosches despierta en nosotros la conciencia del exilio y nos produce la sensación de la pérdida y la errancia, de manera paradójica pero coherente con el ser del poema, también nos deja oír las aguas del principio, aguas donde descubrimos de nuevo el sentido del acto creador.

Héctor Carreto planteó que Mosches siempre ha apostado por la llamada poesía de la experiencia; agregó que, por fortuna, no ha hecho de sus viajes y estancias una retórica. Puso un ejemplo: Es un lugar soleado/ que huele a muerte...

Tras mencionar otros poemas referidos al estado de ánimo y a un erotismo desbordante, Carreto refirió un fragmento en el que parece ver fundidos al niño que habita en el pasado y al adulto que actualmente lo recuerda, y citó: El encendido ojo avanza/ por el largo cuello oscuro de las entrañas del puerto.

Rocío González leyó un texto dividido en siete imágenes, en referencia a fragmentos de los siete libros de los avatares del poeta, quien con su libro, dijo, viene a regalarnos su tiempo vivido en palabras, palabras que suspendieron eso que llamamos tiempo y que encarnó en memoria, construyó a un Eduardo Mosches tan distinto para cada uno de nosotros y tan igual a sí mismo.

Al final, Nayeli Nesme y el autor intercalaron sus lecturas y cantos de más poemas del pasado en el presente. Como el que dice: ¿De qué nos van a perdonar?/ Vociferan montes al aire helado...