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Gobiernos pretenden atajar protestas sociales como las ocurridas de Argelia a Yemen

Países de África y Medio Oriente buscan suavizar impacto de alza en alimentos

Continúan en aumento precios del trigo; alerta la FAO de escalada en cereales y oleaginosas

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Venta de vegetales en un mercado en El Cairo, EgiptoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de febrero de 2011, p. 25

Riad, Arabia Saudita, 12 de febrero. Los países del norte de África y Medio Oriente buscan con urgencia formas de suavizar el impacto del repentino aumento de precios de los alimentos, alarmados por las protestas contra gobiernos autoritarios vistas desde Argelia a Yemen.

Manifestaciones sin precedentes han estallado en toda la región provocadas por los hechos de Túnez el mes pasado, que llevaron al derrocamiento del presidente Zine al-Abidine Ben Ali, tras el hastío de un pueblo desesperado por el alto desempleo y el gran costo de los alimentos. El pasado viernes y luego de más de dos semanas de intensas protestas, los egipcios lograron la renuncia del presidente Hosni Mubarak, quien dimitió tras 30 años en el poder. Sin embargo, la atención del mundo árabe seguirá en Egipto (primer importador mundial de trigo), donde los altos precios del grano, a raíz de la escasez causada por las sequías en Rusia y las inundaciones en Australia, siguen subiendo a máximos históricos.

Arabia Saudita importa 70 por ciento de sus alimentos

El alto precio de los alimentos es uno de los motivos de las movilizaciones en la región, después de que los precios internacionales llegaron a un récord en diciembre, incluso por en cima de los niveles que suscitaron disturbios en 2008, reportó recientemente la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y advirtió que los precios de los cereales, oleaginosas, lácteos, carne y azúcar seguirán al alza.

El gobierno debe hacerse cargo, monitorear los precios y mejorar los salarios para evitar que lo que ocurrió en Túnez se extienda, dijo Raeda al-Farooki en un supermercado en la ciudad portuaria de Yida. La cebolla costaba 1.3 dólares por kilo hace dos años y ahora ronda los 37.5 dólares. Los alimentos importados son aún más caros, pero la peor parte es que no hay un alza de salarios, dijo Farooki, quien vive con mil 600 dólares al mes.

Argelia, Libia y Jordania han flexibilizado los aranceles a los alimentos importados, mientras Kuwait ha implementado un programa de raciones gratuitas para sus ciudadanos hasta marzo de 2012, a fin de aliviar las dificultades de costos más elevados. También hay un creciente descontento en Yemen, el país árabe más pobre, donde 40 por ciento de la población vive con menos de dos dólares al día.

En el Foro Económico Mundial de Davos hace dos semanas, los líderes del mundo advirtieron que el aumento repentino de los precios de los alimentos podría provocar más disturbios e incluso conflictos bélicos.

Una población joven en rápido crecimiento y el aumento del desempleo en este sector podrían incrementar la presión social en Arabia Saudita. El máximo exportador de crudo del mundo podría tener más problemas para distribuir su riqueza petrolera entre sus 18.5 millones de habitantes, a diferencia de otros gobiernos del Golfo Pérsico.

Esperamos un aumento de casi 20 por ciento en los precios mundiales de alimentos y bebidas para 2011, dijo Ayesha Sabavala, economista de la Unidad de Inteligencia Económica. Veo algo de riesgo de inflación en los precios de alimentos en términos de un cierto grado de malestar contra el gobierno en Bahréin y Arabia Saudita. Pero nada en la medida de Túnez, dijo.

La inflación fue en aumento en todo el Golfo el año pasado, llegando a máximos de varios meses, pero pese a esta alza el indicador de precios del consumidor se mantiene muy por debajo de los récords superiores a 10 por ciento vistos en la mayoría de las naciones de la zona en 2008.

La inflación para el Golfo se calcula oscile entre 2.8 y 5 por ciento este año. El director del Banco Central de Arabia Saudita expresó su preocupación por la inflación en el reino del desierto que, al igual que sus vecinos, importa alrededor de 70 por ciento de sus necesidades alimenticias.

En Arabia Saudita, donde los alimentos son un cuarto de los costos de un hogar –más que en cualquier parte de la región–, el gobierno está reforzando sus reservas de trigo para cubrir sus necesidades por un año en lugar de seis meses.

Los crecientes ingresos petroleros permiten a los gobernantes de países exportadores de crudo pagar cientos de millones de dólares en subsidios al combustible para la vivienda de la población local, aunque algunos como los Emiratos Arabes Unidos han comenzado a recortarlos.

Kuwait, país que experimentó el más marcado aumento de precios de alimentos en el Golfo el año pasado (8.5 por ciento), ordenó la distribución de 4 mil millones de dólares en efectivo y alimentos básicos gratuitos. Marruecos, que subsidia fuertemente los alimentos y el gas, ha prometido mantener los precios a niveles accesibles a toda costa para sus 32 millones de habitantes.

Producir más alimentos a nivel local no es una opción viable para países de la principal región exportadora de petróleo del mundo, dadas las extremas temperaturas en el verano y el limitado acceso al agua.

Hassad Food, propiedad del fondo soberano de inversión de Qatar –un alto inversionista internacional– ha estado en tratos con los gobiernos de Argentina y Ucrania para comprar tierra de cultivo para la producción de cereales. Pero invertir en tierras de cultivo en el extranjero no está exento de críticos, que acusan a compradores de perpetrar la apropiación de tierras, que podría reducir el acceso a los alimentos para algunas de las personas más pobres del mundo.