Sociedad y Justicia
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Problemas de infraestructura y administrativos llevan a cerrar planteles como el CAM 27

Sufre educación especial un grave deterioro, pese a la alta demanda

No es una excepción que alumnos con discapacidad motriz sean ubicados en un segundo o tercer piso, lo cual dificulta más su integración a la escuela, señalan docentes y padres de familia

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La equinoterapia puede mejorar la condición de un paciente con parálisis cerebral, ya que el caballo produce estímulos neurológicosFoto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de febrero de 2011, p. 40

Niza Chacón es una de las miles de madres de familia que desde hace más de una década han luchado por un proceso digno de integración e inclusión educativa para sus hijos con discapacidad en escuelas regulares de educación básica y en los Centros de Atención Múltiple (CAM) en México.

Como muchos padres, tuvo que enfrentar la falta de servicios de salud y educación especializados para menores con discapacidad. Cuando los médicos me dijeron que mi hija Biani no iba a caminar ni a oír fue un golpe devastador. En unos cuantos minutos me aseguraron, sin un diagnóstico preciso, que ella no podría ser nada en la vida. Pensé que eso era lo peor, pero nunca imaginé que la batalla más difícil sería con el sistema educativo.

Uno de los principales problemas a enfrentar es que en pocas ocasiones tienes un diagnóstico preciso y acertado. Lo primero que te dicen los médicos es lo que creen que no podrá hacer, luego viene un largo proceso de estudios, visitas a especialistas y, con suerte, un diagnóstico. El nuestro fue parálisis cerebral infantil grado uno, sin daño cerebral.

Para quienes no tienen recursos económicos, explica, puede ser un camino más largo y doloroso. Después está la angustia por construirles un futuro y garantizar su educación. Ahí es donde comienza la frustración.

Graciela Cortés –madre de Gustavo, quien presentó hipoxia neonatal severa al nacer– afirma que la experiencia de un niño con necesidades educativas especiales en el sistema educativo regular puede ser traumática y violenta, e incluso generar un proceso de regresión en el avance que logran en su comunicación y capacidad de aprendizaje.

Varias veces intenté que lo inscribieran en un CAM, pero me dijeron que podía ir a la primaria regular. Estuvo dos años y fue muy difícil, porque no tenía la misma capacidad que sus compañeros y hacía mucho esfuerzo para hacer lo que le pedían.

Lo peor, enfatiza, fueron las agresiones de sus compañeros y que el maestro no le hacía caso, era sólo un número en la lista. Por eso insistí hasta inscribirlo en el CAM 27, donde concluyó primaria. Fue duro, porque los maestros y el director me insistieron que no lo cambiara a educación especial. Me decían que le estaba cortando las alas, pero era evidente la tortura que era ir a la escuela regular.

Sólo era una maletita

Niza señala que en el caso de Biani, tras 14 años de terapia y asistencia al CAM 27, comienza a ser cada vez más independiente. Camina y puede ver. Cursa primaria y quiere ingresar a secundaria, pero conquistar estos logros implicó superar muchas barreras.

El ingreso a una guardería, explica, fue mi primer choque con la realidad de un sistema de atención que no está preparado para recibir a niños con necesidades especiales. Me di cuenta que sólo era una maletita, un bulto encargado: nada más le daban la mamila y, si acaso, le cambiaban el pañal.

La discriminación a los niños con discapacidad inicia desde la carencia de guarderías oficiales con estimulación temprana. Hace 10 años no existían y tuve que pagar una particular, y luego una primaria, donde a mi hija le otorgaron un diploma hechizo que ni siquiera tenía logos oficiales.

A los nueve años, Biani ingreso al CAM 27, donde está por concluir su primaria. Si bien hay mucha presión para que entren nuestros hijos a escuelas regulares, ¿cómo vamos a hacerlo si no están suficientemente maduros?, porque la educación especial con visión integral debe considerar que no todos tienen el mismo ritmo de aprendizaje, reconoce.

Los CAM, en riesgo

Gracias a los CAM, agrega, muchos niños con discapacidad logran acceder a la educación básica, aunque en condiciones de calidad formativa muy diferentes. Sin embargo, denunció, hay casos, como en el CAM 27, que por problemas de infraestructura y administrativos cierran el plantel y nos trasladan desde el inicio de este ciclo escolar a otro centro que no cuenta con las condiciones mínimas de acceso (...) ahora los alumnos toman clase en los espacios vacíos del CAM 88, que no cumple con las característica para población que cursa primaria. Hay una clara demanda de la comunidad de padres para que nos reubiquen o garanticen la reapertura del centro 27, para que nuestros hijos puedan continuar con su educación.

La falta de acceso a instalaciones educativas adecuadas a las necesidades de menores con discapacidad no se limita a los CAM. Abelino Martínez, profesor en Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) con 28 años de experiencia, especifica que no es una excepción que niños con discapacidad motriz sean ubicados en un segundo o tercer pisos, lo que dificulta aún más su integración. Un alumno de primaria en el Distrito Federal fue asignado a grupo en el tercer piso del edificio. La maestra, sin formación especializada, solicitó apoyo del padre de familia o un familiar para que durante el horario escolar estuvieran disponibles para subir y bajar al menor, o llevarlo al sanitario.

Esto generó que la comunidad identificara al alumno como un problema y que despertara lástima, porque había que ayudarlo, ya que era visto como inválido. Fue muy difícil movilizar a las autoridades escolares para que el grupo al que pertenecía el niño tuviera un salón en la planta baja. Algo tan sencillo necesitó un enorme esfuerzo para ser revertido, asegura.

Irene Castillo, profesora en USAER, con 17 años de experiencia, señala que tampoco hay capacitación para los docentes frente a grupo y, en nuestro caso, que somos quienes estamos para orientar al profesor de grupo regular, no tenemos acceso a cursos de actualización, porque los directivos deciden quién va a un taller de dos semanas.

Tanto docentes, como alumnos y padres de familia, concluye, enfrentamos el creciente deterioro de la educación especial y el abandono de una meta de integración e inclusión educativa, concluye.