Sociedad y Justicia
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Pide Molina Macías a los agricultores acercarse a instituciones

El registro de semillas permite hacer frente a la biopiratería
 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de febrero de 2011, p. 43

Para evitar la biopiratería y proteger las plantas mexicanas, los agricultores deben acercarse a las instituciones de investigación y a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, recomendó la directora del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), Enriqueta Molina Macías.

Ante la inquietud de algunos productores de amaranto, nopal, maíz y chile porque grupos de chinos siguen llevándose algunas de esas variedades para cultivarlas en su país, dijo que la mejor estrategia de resguardo es el registro. El país es centro de origen de una multiplicidad de semillas; varias de ellas, por ser locales, son poco utilizadas, aprovechadas, y por eso la legislación ha avanzado en su protección.

En el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales están registradas 2 mil, de las cuales 800 son mexicanas y 30 por ciento de estas últimas están protegidas. Hace 50 años se inició el padrón de semillas y actualmente está la ley federal de variedades vegetales, que fija las bases y el procedimiento para la protección de los derechos de los obtentores de variedades vegetales.

Lo que se tiene es resultado de muchos años y ello permitió, por ejemplo, desmentir a la empresa estadunidense Pod Ners, que pretendió cobrar derechos a los campesinos mexicanos porque había patentado una variedad del frijol amarillo (enola), proveniente de los frijoles azufrados o mayocoba. Fue el primer caso documentado de biopiratería; la objeción legal fue presentada con el registro de variedades vegetales que se tenía desde 1963 y en el cual estaba el frijol amarillo.

El esquema del SNICS está enfocado al registro de las plantas, pues la conservación de los recursos se ha generado a partir del intercambio local de semillas entre los productores; ahora hay preocupación, porque se trata de agricultores del otro lado del mundo y pueden convertirse en nuestros competidores. Por eso hay que desarrollar el mejoramiento tecnológico y una mercadotecnia para llegar a los canales de comercialización.

En entrevista asentó: No nos van a encontrar cruzados de brazos, hay una estrategia nacional para defender los recursos genéticos. No se trata de poner en bandeja las semillas mexicanas; en el ámbito internacional ya se reconoce el derecho de obtentor, que en el país tiene el derecho de aprovechar y explotar en forma exclusiva y temporal la variedad vegetal protegida. A partir del caso del frijol enola se tomaron mayores precauciones y si bien se comparten beneficios, se imponen condiciones.

Ejemplificó con el caso de Haití, al que se le llevó una variedad de nopal para que lo utilizaran como mejorador del suelo, pero también es importante que los campesinos tengan mayor información y realizar más investigaciones. Para eso se requiere apoyo financiero, normatividad y un trabajo conjunto de los investigadores con los productores.

De las variedades registradas, 54 por ciento corresponden a maíz, cuatro a frijol, tres a papa, 10 a sorgo, seis a trigo, uno a soya y 22 por ciento a diversas variedades, entre ellas hay 50 de nopal, 17 de aguacate, 20 de avena e igual número de arroz y de flor de cempoalxóchitl, 23 de chile, 10 de pitaya, seis de fresa y 10 de pastos, por ejemplo.

El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias tiene variedades descritas de 30 especies, de un total de 47 incluidas en el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales. Monsanto y PHI México (Pioneer) han inscrito variedades de maíz, sorgo y soya.