Opinión
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Isocronías

Don Elías, o El Doc

A

un necesariamente editados, los recuerdos que de Elías Nandino tienen sus talleristas muestran cariño hacia el poeta y alguna divergencia en los puntos de vista sobre el taller o los grupos (o generaciones, dos) que lo formaron. Cerramos las entregas al respecto con tres nuevas opiniones.

Carlos Próspero: Nandino aceptó vivir en Guadalajara con la idea de publicar una revista como Estaciones. No contaba con que le impondrían la formación de una escuelita. Cuando lo condicionaron para la publicación, que se llamaría Cuadernos de Occidente, mandó a todos al diablo, y cuando el jefe del Departamento de Bellas Artes le dijo que él sólo dirigía pero no decidía le presentó su renuncia de manera irrevocable y se fue al DF. Regresó luego para hacer la segunda etapa del taller, ahora sí siguiendo sus ideas, y me invitó a que lo apoyara. No acepté y tiempo después me dijo que pronto se iría a Cocula, que sus recomendados no levantaban cabeza. Estaba molesto y me dijo que no entendían de qué se trataba la literatura. Siempre me llegaban noticias suyas, pero ya nunca lo volví a ver.

Rafael González Velasco: El Doc construyó en su segundo taller un espacio hospitalario, campo abierto para la poesía y sus adeptos. Allí algunos iniciamos amistades personales, y el Doc compartía con nosotros y el público de los Miércoles Literarios su afecto y su pasión por la escritura de poemas. Por él nos enteramos de poetas de todas partes del mundo. Supimos de los Contemporáneos de primera mano. Invitó al taller a una gran cantidad de buenos escritores. Era un lujo y una motivación conversar personalmente con Pacheco, Monsiváis, Sabines y tantos más.

Javier Ramírez: Generosamente nos recibió, puso a nuestra disposición su biblioteca, nos consiguió espacios en la radio, nos impulsó no sólo a escribir poesía sino también ensayos, crónicas, cuentos y crítica de arte, nos apoyó para hacer nuestros pinitos en la edición de libros y revistas y hasta nos consiguió trabajo con sus amistades en México y Guadalajara. Además, nos puso en contacto con escritores y nos dio la oportunidad de crear los Miércoles Literarios, que acaban de cumplir 31 años. Tenía sus detalles, que había que sortear: desmesurados elogios lo mismo que implacables y demoledoras críticas. Había que andarse con tiento para no sucumbir ante esas extremosas opiniones. Recuerdo con agrado sus sonetos y su Cerca de lo lejos. Fue un amigo que mucho nos enseñó en sus charlas y libros.