Opinión
Ver día anteriorSábado 22 de enero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ruta Sonora

Lo tronador de 2010 (rock anglo I)

Foto
Mark E. Smith, líder de la banda inglesa The Fall
E

l 2010: año en que salvo escasas excepciones, las bandas jóvenes fueron opacadas por la presencia de viejos lobos, tanto solistas como al frente de añejos gruposs; año en que el rock indie siguió arropando el gusto veinteañero, entre sonoridades espaciales de arpas y campanitas. Hoy, la primera parte de lo mejor del año pasado, en cuanto a rock, según este espacio.

1. The Fall. Your future our clutter. Pasando los 50, el legendario Mark E. Smith sigue al frente de esta banda inglesa de culto de finales de los 70, dando lata con su reciente racha punketa, guerrera y abrasiva. Bajos gordos, guitarras crocantes, cantos sórdidos. Rocanrol antisolemne, cojonudo, sin concesiones.

2. Arcade Fire. The Suburbs. El tercer disco de estos canadienses halla a sus creadores mejor plantados como músicos, y con mucha sustancia humana que ofrecer, además de ser de las pocas bandas jóvenes que conmueven y poseen un sonido propio. Win Butler y compañía, con su indie-folk épico, abren su diámetro armónico para, entre guitarras acústicas, acordeones, cuerdas y teclados pastorales, celebrar las alegrías y las tristezas de la vida. Un disco emotivo, sincero. Banda totalmente representativa del año que pasó.

3. Tame Impala. Innerspeaker. En su debut, como salidos de una cápsula del tiempo, este trío australiano de veinteañeros emula con sus guitarras el espíritu de la sicodelia de finales de los años 60, pero con mucha dosis de contemporaneidad, al pasar por el misterio de la banda sueca Dungen y la deconstrucción progre de los ingleses de Malachai. Con un gran sentido de la melodía y del groove, y la producción del mago espacial Dave Fridman, ofrecen una maravilla cósmica, intensa, deliciosa.

4. Neil Young. Le Noise. De espíritu incansable, este prolífico e influyente canadiense/estadunidense ofrenda un íntimo disco de producción expansiva (Daniel Lanois), cercano a la desilusión de Freedom (1989), pero con reflexiones actuales respecto de la descomposición humana, así como de sus empolvadas memorias. Mezclando los dos estilos que suele alternar por disco (folk acústico o guitarra eléctrica sucia), ofrece una gema de dolor, soledad y belleza.

5. Beach House. Teen dream. De Baltimore, el dueto integrado por Victoria Legrand y Alexander Scally amacizan en este tercer disco su sonido lánguido, en el que el desamor, la voz grave de Legrand, las guitarras con slide, los pianos y percusiones suaves, los ecos mil, llevan a elevar los pies del suelo, entre melodías y arreglos acústicos de gran dulzura, que recuerdan tanto a Mazy Star como a los Fleet Foxes. Una chulada absoluta.

6. Vampire Weekend. Contra. Consentidos de la segunda mitad de los 00, estos neoyorquinos, con Ezra Koening al frente, afilan su estilo influido por la fusión pop-africana de Paul Simon, con elementos rítmicos sintéticos de calypso, dancehall, reggae, ska-punk y synth-pop. Su maestría está en combinar todo ello con un ánimo alegre pero crítico con la estupidez estadunidense, sin sonar pesados o complejos sino frescos, sencillos y con personalidad propia. Encantadores, ineludibles.

7. Swans. My father will guide me up a rope to the sky. Tras deshacer en 1997 esta histórica banda creada en 1983, integrante del movimiento neoyorquino No Wave, Michael Gira revive el proyecto y graba ocho tracks de rock intrigante, profundo, de largos puentes de gran vigor instrumental y letras extremas sobre el comportamiento humano, creando tensión, poco antes de rozar los márgenes de la violencia. Con Devendra Banhart y Grasshopper (Mercury Rev) como invitados, se trata de una oscura pero grata sorpresa.

8. Robert Plant. Band of Joy. El otrora cantante de Led Zeppelin retoma el nombre de su primera banda de country-folk, para recrear viejos temas de dominio público, así como de diversos autores (Los Lobos, Linda Thompson, Patty Griffin, Low). Tomando elementos del blues y el folk, tanto gabacho como inglés, imprime gran vitalidad y actualidad a su interpretación. Sin duda, se halla en plena forma.

9. Deerhunter. Halcyon Digest. En su cuarto plato, los de Atlanta, comandados por Bradford Cox, combinan lo etéreo de su magnífico Cryptogams (2007), con lo acústico del Microcastle (2008), con temas que edifican estructuras claras, plenas de gran tristeza, así como suavidad oscura en sus guitarras indie-anémicas y su producción fantasmal. Pesadillesco y texturoso dream-pop.

10. Gorillaz. Plastic beach. La tercera aventura lúdica, sónica y crítica del ex Blur, Damon Albarn, no alcanza la contundencia de sus discos previos, pero no se queda atrás en imaginación y diversidad de timbres y atmósferas que van del pop al synth, menos oscuro que antes, pasando por orquestaciones de tipo árabe y gran cantidad de hip hop, así como invitados de lujo: Lou Reed, Mark E. Smith, Bobby Womack, Mick Jones, Paul Simonon, Snoop Dog, De la Soul, Mos Def. El proyecto trasciende lo virtual para colocar a Albarn como uno de los autores pop más relevantes de los últimos 20 años.