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Ver día anteriorDomingo 16 de enero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Minería: ¿arrasar o producir?
C

ada rato nos enteramos de una variante de minería que parece ser propia del actual sistema. Arrasar y saquear, parece ser el contenido. Se destruyen viviendas, tierras agrícolas o ganaderas, se excava a fondo. Si es una montaña, ésta parece condenada a desaparecer.

Estas empresas tienen al oro como preferencia. Éste no dejará nada al país. La trasnacional se llevará o venderá el oro, y ya. Aunque el metal esté en proporciones bajas, como van a arrasar con enormes superficies, lo producido será bastante y, obviamente, muy lucrativo.

Ya el saqueo de oro y plata nos costó muy caro durante la Colonia y después de ella. Uno tras otro, los dueños de las minas se enriquecieron a costa del país. Ahora el saqueo parece ser mayor.

El gobierno ha repartido superficies enormes del país entre las mineras, principalmente extranjeras. Nadie se pone en su camino, al principio, por afectado que resulte. Las empresas compran a los funcionarios que sean necesarios.

Frente a esto, ha habido varios movimientos en defensa de la tierra contra los saqueos. Se han ganado pleitos a las trasnacionales ante el juez y, sin embargo, éstas no hacen caso y prefieren apoyarse en las autoridades ya compradas, que legalmente debían intervenir. De hecho, tiende a formarse un movimiento nacional. Pero no se detienen el reparto del botín ni las cesiones de tierras de los gobiernos a las trasnacionales.

No siempre ha sido así, ni tendría por qué ser así siempre. La alternativa, sin embargo, no debería ser la extinción de la minería. Decenas de miles de mexicanos viven directamente de ella. Y en torno a varias zonas mineras proliferan artesanías y venta de bienes y servicios que los mineros requieren para subsistir.

Basados en las experiencias más productivas y menos rapaces, los rasgos que debería tener la minería en México, y que son los que en mi opinión volvería a ir imponiendo un gobierno del cambio, son:

• Participación nacional. En este caso como en pocos, es muy importante que predomine la propiedad nacional de la minería. Hay una fuerte relación entre esto y el que la minería sea una fuente de materias primas para la industria nacional, y no sólo una fuente de dinero para trasnacionales. Ya en una época tuvimos la mexicanización de la minería, en la que la propiedad debía ser nacional en un 51 por ciento, o sea, la mayoría.

• Prioridad para la producción, precisamente, de materias primas para la industria nacional y otros usos productivos. También a los materiales usados como fuentes de energía. Hay mucha diferencia entre la minería de donde saldrá el cobre, el óxido de hierro para que se produzca acero, etcétera, que la de una transnacional para sacar oro, plata u oro y plata.

• Las minas propiamente, digamos las que tienen túneles, exigen los cuidados a la seguridad del personal. Pero son más fáciles de controlar en cuanto a daños al exterior, que las de tajo abierto, las de trabajo en grandes extensiones desde la superficie. En estos últimos casos, que son los más abundantes ahora, si la exploración las exige con amplia excavación, la ley debe imponer a las empresas un trabajo exclusivamente subterráneo, excavación bajo tierra, aunque abarquen grandes superficies. Se deben respetar los usos de la superficie. Y una vez que se terminó la extracción del mineral en un área, se debe rellenar el hueco para evitar un futuro hundimiento.

• La seguridad de los mineros debe ser una prioridad. Hemos tenido accidentes con numerosos muertos. Aun en minas propiedad de mexicanos y produciendo materias primas para la industria, no se justifica el trabajo sin cumplir las reglas y sin equipos completos de seguridad. Éste ha sido un problema histórico, que se ha dado desde hace siglos.

• En muchos casos se usan productos químicos activos para separar el metal o, en general, el producto de la minería, de las sustancias con las que viene mezcladas. A menudo, lo que queda de este proceso causa daños al suelo contiguo. Esto también debe evitarse y con ello los daños a los alrededores de la zona minera.

Debe, además de apoyar a los citados movimientos, volverse a legislar para que la minería, siendo útil para el país, no se use en perjuicio de las otras actividades humanas ni de su medio ambiente. No debe verse como un simple negocio, sino como actividad productiva que beneficie también a los que participan en ella.