Sociedad y Justicia
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Especialistas recomiendan fortalecer las condiciones de seguridad y afecto

Basar la felicidad en el consumo es un detonante de la depresión de fin de año
 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 31

Durante las celebraciones de fin de año, los ancianos y adolescentes enfrentan mayor riesgo de sufrir depresión ante sentimientos de abandono, aislamiento social, tristeza o pérdida de un ser querido, aseguraron investigadoras del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quienes alertaron sobre el riesgo de padecer crisis depresivas o incluso intentos suicidas.

Aseguraron que vivimos una época del año en la que prevalece un consumismo voraz y en la que por norma social debemos estar felices y en familia, aunque ese esquema no se adapte a nuestra realidad personal. Esto genera mucha tensión en nuestros lazos emocionales, y para quienes ya afrontan un proceso depresivo puede ser momentos muy difíciles.

Amalia Gómez Cotero, investigadora del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud del IPN, afirmó que la depresión de fin de año tiene múltiples factores que influyen como el clima, la sensación de aislamiento que enfrentan muchas personas, el no querer socializar. Muchos encuentran difícil, incluso, salir de la cama.

En el caso de los ancianos, indicó, la principal causa de depresión son las pérdidas de un ser querido. Si a esto le sumamos que muchos viven un abandono de sus familias, generan un cuadro de depresión que los lleva a aislarse. En contraste, los adolescentes suelen integrarse a ciertas actividades de festejo, pero también caer en periodos depresivo, que incluso, para quienes padecen un cuadro agudo, puede llevarlos al suicidio.

Un análisis sobre la distribución y determinantes sociodemográficos de la conducta suicida en México, elaborado por Guilherme Borges, María Elena Medina-Mora y Ricardo Orozco, entre otros investigadores del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, reveló que la violencia auto infligida se incrementó en décadas recientes, especialmente entre la población joven, pues 28 por ciento de los casos de suicidio consumado en 2007 involucró a personas de 15 a 24 años.

Además, se estima que al menos 8.7 por ciento de la población nacional ha tenido ideas suicidas, 1.2 por ciento tuvo un plan para quitarse la vida y 0.7 por ciento intento suicidarse. En sus conclusiones destacaron que las mujeres, solteros o quienes viven en unión libre, las personas de menor escolaridad, los jóvenes y los subempleados, tienen, en general, riesgos más elevados de presentar conducta suicida.

María Elena Sánchez Azuara, investigadora de la UAM y especialista en temas de salud y estrés, afirmó que el incremento en los casos de depresión entre adolescentes y ancianos no es resultado de sólo de las condiciones climáticas o sociales de un terminado periodo del año, son los significados culturales que se le han atribuido, los que ayudan a activar sentimientos de nostalgia y melancolía.

Indicó que los efectos de la depresión suelen ser más visibles en esta temporada del año debido a que de acuerdo con los esquemas del mercado, la felicidad también se construye como valor de consumo y se difunde como una meta a alcanzar a través de la adquisición de bienes materiales. El afecto, indicó, se transforma en una necesidad que se satisface con el consumo de diversos productos, y las relaciones afectivas se manifiestan a través de la comida, los regalos y las bebidas alcohólicas.

Aseguró que evitar caer en el círculo de la depresión requiere de acciones que fortalezcan nuestros recursos de afrontamiento, es decir, recibiendo satisfacción a nuestras necesidades básicas de seguridad y afecto, sin necesidad de recurrir a bienes materiales ni prácticas de consumo voraz.