Cultura
Ver día anteriorMiércoles 15 de diciembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Regresa la ópera a Bellas Artes

Con el protagónico de la ópera Fidelio, el tenor celebra 40 años de trayectoria

Primero está el pensamiento y luego viene la voz, expresa Francisco Araiza

Beethoven buscaba cierta tensión de la emisión vocal que es idónea para el contenido dramático de su obra, dice

El cantante se presentará el domingo 19 en el Palacio de Bellas Artes

Foto
El tenor Francisco Araiza y la soprano Elena Nebera en una escena de FidelioFoto Cortesía del INBA
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de diciembre de 2010, p. 5

Para celebrar 40 años de trayectoria, Francisco Araiza, tenor mexicano reconocido a escala internacional, se encuentra en el país para interpretar el personaje de Florestán, de la ópera Fidelio, obra que marcó su debut.

Araiza abrió brecha en el mundo a los cantantes mexicanos que le sucedieron, como Ramón Vargas y Rolando Villazón.

Su formación y repertorio de tradición alemana, idioma que domina a la perfección, lo llevaron desde el principio de su destacada carrera a presentarse en los festivales y escenarios más relevantes en el ámbito universal, como La Scala, de Milán, y el Metropolitan Opera House, de Nueva York, así como cantar bajo la batuta de concertadores como Karl Böhm, James Levin y Herbert von Karajan, entre otros.

Abrir brecha fue difícil, pero no como uno lo esperaría, comparte el maestro Araiza en charla con La Jornada.

Para mi carrera fue determinante mi repertorio mozartiano, que en Europa lo consideraron tan extraordinario que despertó el interés de escucharlo, pues no era un tenor mexicano con un repertorio italiano.

Lo sorprendente para todos, cuenta Araiza, fue que se admiraban de cómo era posible que un tenor mexicano cantara Mozart y más aún, que lo cantara de tan extraordinaria manera que me nombraron sucesor legitimo de Frizt von Beling. Fue una revolución en aquel entonces, recuerda.

Ese fue el hecho que me abrió las puertas rápidamente en Europa, con un repertorio mozartiano y de (Franz) Shubert.

Puertas abiertas por Karajan

Francisco Araiza debutó en 1970 como primer prisionero en una versión en concierto de Fidelio, bajo la batuta de Eduardo Mata. Formar parte de ese elenco, aun con esa pequeña parte, fue para mí un punto culminante. Fue como empezar con broche de oro.

Ahora interpreta al protagonista Florestán, bajo la dirección de Niksa Bareza y la dirección escénica de Mauricio García Lozano.

Para Araiza, aquella primera participación fue iniciar mi carrera desde un trampolín muy alto. Pienso que se desarrolló de un punto culminante a otro, pues en muy pocos años estaba grabando con directores como Von Karajan. Él fue el mago que me abrió muchas puertas en todos sentidos, desde escudriñar lo que hay más allá de las posibilidades propias hasta la disciplina para el trabajo, pero sobre todo el concepto de personalidad, entendido como el tener algo propio qué decir.

Hoy día, el amplio repertorio de Araiza integra ópera italiana, francesa y alemana. No obstante, dice, “un punto culminante en mi trayectoria es la grabación de La flauta mágica, de Mozart”.

El trabajo de Araiza va más allá de los escenarios y la grabación de discos, pue ha impartido clases magistrales en Viena, Munich y Madrid, entre otras ciudades.

“Ahora que soy profesor –dice Araiza– lo que intento enseñar a mis alumnos es el concepto de cantante-pensador o el pensador-cantante, es decir, primero está el pensamiento y luego viene la voz, y no al revés.

Es importante que antes de emitir un tono se tenga un concepto firme y claro de cuál va a ser el resultado, es decir, implementación técnica, estilística, dramática, dramatúrgica, traducido todo ello a la actividad y energía física-corporal y mental, a la proyección y comunicación. Para mí, es importante cuando un cantante está en el escenario, reconocer primero el pensamiento y luego oír la voz.

Con nueva producción realizada ex profeso para el teatro del Palacio de Bellas Artes, Fidelio, única ópera compuesta por Bee-thoven, está a cargo de la Compañía Nacional de Ópera.

Las partes cantadas son consideradas particularmente difíciles de interpretar, ya que requieren gran entrenamiento vocal, en especial los papeles protagónicos de Leonora y Florestán.

Para entender las dificultades técnico-vocales, explica, “debemos recordar que Beethoven fue un gran continuador del estilo mozartiano, sólo que él lo depuró de tal manera que hizo todavía mucho más instrumental el aspecto vocal.

“Se cree que Beethoven escribió mal para las voces, pero afortunadamente no es cierto. Es muy difícil de cantar, porque él trata a la tesitura de una manera especial. No parte del registro de reposo, sino en general del de paso –que es el de mayor estrés– y se queda bastante tiempo ahí.

“Beethoven lo que quería –dice Araiza–, era sacar un color muy especial, una cierta tensión de emisión vocal que es idónea para el contenido dramático de su obra. Es difícil, porque no lo puede cantar cualquiera.”

Fidelio cuenta cómo Leonora, disfrazada de un guardia de la prisión, llamado Fidelio, rescata a su marido Florestán, quien fue condenado por razones políticas

El elenco está formado por los cantantes Francisco Araiza, Elena Nebera y Mónica Chávez, con escenografía e iluminación de Jorge Ballina y Jesús Hernández, vestuario de Jerildy Bosch y el Coro de Xavier Ribes, entre otros.

La penúltima función fue anoche y el domingo, donde Araiza volverá a dar vida a Florestán, será la última, a las 17 horas en el Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez, esquina Eje Central, Centro Histórico).