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Los jesuitas ante el despotismo ilustrado fue presentado por León-Portilla y David Brading

Artes de México dedica tomo a la expulsión de la Compañía de Jesús en el siglo XVIII
 
Periódico La Jornada
Domingo 10 de octubre de 2010, p. 5

La presentación del nuevo número de la revista Artes de México, con el título Los jesuitas ante el despotismo ilustrado, dedicado a la expulsión dictada desde Portugal, Francia y España de esa orden religiosa de varios países durante el siglo XVIII, entre ellos México, contó con dos comentaristas de primera línea, los historiadores Miguel León-Portilla y David Brading.

Las causas de dicha expulsión podrían encontrarse en que la Compañía de Jesús había acumulado poder y riquezas, lo cual la confrontaba con los gobiernos monárquicos de países como España, Portugal y Francia, comentó León-Portilla la noche del jueves en el Club de Industriales, en Polanco.

Eran una gran corporación, de las primerísimas corporaciones internacionales, dijo el autor de Visión de los vencidos, y mencionó como otros posibles motivos el voto de obediencia de los jesuitas al Papa y su prestigiada e influyente labor de educación de jóvenes que más adelante ejercerían posiciones de poder. Y claro, empezaron a chocar con los absolutistas.

Cabe recordar que en 1767 la Compañía de Jesús fue expulsada por el rey Carlos III de todos los territorios de la corona española, incluido México, y que años antes había sido desterrada de Portugal y de Francia, además de ser incautados sus muchos bienes y riquezas.

Incluso, seis años después fue suprimida por El Vaticano, aunque en 1813 la compañía, que había sido fundada en el siglo XVI por Ignacio de Loyola, fue autorizada de nuevo y en la actualidad es considerada una de las órdenes religiosas más grandes del mundo. En México, por ejemplo, tiene a su cargo la Universidad Iberoamericana (Uia).

Esta es la sexta ocasión en una década que Artes de México dedica un número al tema de los jesuitas, en colaboración con la Universidad Iberoamericana y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), dijo el moderador, Luis José Guerrero, quien presentó al antropólogo e historiador Miguel León-Portilla como gran amigo de los jesuitas.

León-Portilla recordó que los otros volúmenes dedicados a los jesuitas se refirieron a temas como arte y espiritualidad, los colegios y las misiones, y la ciencia y los límites de la razón. Y ahora el de los jesuitas ante el despotismo ilustrado, una mezcla de ideas de avanzada con medidas absolutistas que permeó a los gobiernos monárquicos de la época.

El promotor de las lenguas indígenas dijo que el nuevo número de la revista busca responder la pregunta de por qué se concertaron las cosas para eliminar a los jesuitas y dónde estuvo el desencuentro entre esa compañía y las monarquías católicas que buscaban instaurar en sus reinos un orden social acorde con la versión absolutista de la modernidad.

Mencionó que el tomo incluye ocho textos, dos de ellos de intelectuales jesuitas de la época, quienes vivieron la expulsión en México: Francisco Xavier Alegre y Francisco Xavier Clavijero.

Tras mencionar algunos investigadores que le hubiera gustado ver en el nuevo tomo de Artes de México, pero que no están, León-Portilla sugirió hacer una edición sobre los jesuitas en el siglo XX.

Otros colaboradores del nuevo número de la revista son Alfonso Alfaro y el propio historiador británico David Brading, también presentes la noche del jueves, junto con José Morales Orozco, rector de la Uia, y Alberto Ruy Sánchez, escritor y editor de Artes de México. También estuvo Héctor Acuña, rector de la Uia de Torreón e impulsor del tema del presente número de la revista.

Por su parte, Brading mencionó que el tema de los jesuitas fue también un reto para los intelectuales liberales del siglo XIX en México; hizo una cita de Vicente Rivapalacio, quien los describía como una organización temible, y elogió las cualidades del nuevo tomo de la revista.

Consideró que la destrucción de la Compañía de Jesús y la expulsión de miles de sacerdotes y misioneros que trabajaban en la educación de los jóvenes y realizaban una labor social con sectores sociales pobres, fue uno de los crímenes más grandes de aquella época.

Fue una pérdida enorme para toda la cultura católica en Europa y América. En la Nueva España la pérdida en la educación fue terrible, agregó Brading, pues se perdió toda una generación, y cuando llegó la Independencia no había los cuadros suficientes.

En cuanto a los motivos, el investigador mencionó la resistencia de los jesuitas a pagar los diezmos eclesiásticos a la corona española, pese a sus muchas riquezas. Otra causa, dijo, fue de carácter político, pues los jesuitas se empeñaban en mantener su independencia ante las autoridades civiles y eran considerados más súbditos de sus superiores religiosos que del rey.

Eso, abundó Brading, chocaba en la mentalidad de la monarquía absolutista de España. Así, dijo, la expulsión de los jesuitas puede considerarse en la primera etapa de la lucha entre la Iglesia y el Estado.