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En su casa, otra vez tequila en mano, Chavela Vargas cantó e improvisó para sus amigos

Anoche soñé que dejaba tras de mí una melodía impresionante

El mexicano no tiene poetas: todos son poetas; aquí no escoges: aquí hay, expresó la intérprete, quien compartirá escenario con La Negra Chagra, este viernes en el Teatro de la Ciudad

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En su casa, en Tepoztlán, rodeada por amigos, Chavela Vargas aseguró que sus renovadas fuerzas se deben a la energía que emana el cerro Chalchi. En la imagen, la acompañan Mary Farquharson, Eduardo Llerenas y frente a Vargas, Juan Carlos AllendeFoto Tania Molina Ramírez
 
Periódico La Jornada
Martes 5 de octubre de 2010, p. 9

Chavela Vargas se ve animada, revitalizada. Dice que Chalchi le dio nuevas fuerzas, mientras señala el cerro frente a su casa en Tepoztlán. Hace algunos meses no pudo terminar de grabar Chavela niña, canción inédita que iba a salir en su más reciente disco, ¡Por mi culpa! Ese sábado por la tarde canta una, dos, tres y más canciones, y hasta se echa un tequila.

Los comensales están en la sobremesa y Vargas interpreta Somos, y luego brinda. ¡Otro valiente que se aviente!, anima a la concurrencia a que también cante. Lo hace Humberto Zavala, del mariachi Zavala, junto con el guitarrista Juan Carlos Allende. Este último y Miguel Peña, conocidos como Los Macorinos, acompañarán a Vargas en concierto este viernes.

Ese día, su amiga, la cantante argentina La Negra Chagra, ofrecerá un concierto. El plan es que Vargas la acompañe en algunas piezas y cante el tango Clavel del aire.

Estaba durmiendo anoche... Tengo muy mal sueño, no sé por qué... y estaba soñando que venía por una gruta inmensa y cada vez que pisaba el suelo se encendía una nota musical. Iba dejando tras de mí una melodía impresionante. Hubiera querido ser música para describirla, pero se me borró, de anoche para acá. Como no era nada..., cuenta.

De excelente humor, bromea acerca de todo, desde las moscas hasta de sí misma. La legendaria cantante no tiene pelos en la lengua, y fustiga a la Iglesia católica y las disqueras por igual. De pronto habla en verso y luego recita algunos que sabe de memoria.

La cantante, quien salió de su país natal, Costa Rica, sin querer volver a saber de él, desde muy joven adoptó a México como su hogar. A sus 91 años ha sido amiga de algunos de los personajes más ilustres de la cultura, como José Alfredo Jiménez, Frida Kahlo y Pablo Neruda. Es interminable la lista de poetas, compositores y músicos que ha conocido: Xavier Villaurutia, Atahualpa Yupanqui, Facundo Cabral.... Para cada uno tiene anécdotas. Como aquella de Neruda...

A la pregunta de qué canciones siente más cercanas, dice: “Toda la música la siento en mí. Amo la música, amo el amor de los marineros que besan y se van, y una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar. Amo el amor de los marineros que besan y se van. Así decía Neruda. Éramos amigos. Cuando llegaba a su casa, decía Pablo a la esposa: ‘ya llegó Chavela. Recíbela en la puerta, no le den copas. Recíbanla y la pasan a la sala y le dan una copita de agua...’; se iba para otro lado y la esposa me pasaba la botella. Y me la tomaba toda, yo feliz. Cuando Pablo regresaba de donde estaba, me encontraba, y yo le decía: ‘quiúbo tú’ (dice con voz de borracha). Estábamos Andrés Eloy Blanco, Pablo Neruda y yo, y dijo la esposa de Pablo: ‘¿para qué invitaron a Chavela?’ ‘Para eso, para que se duerma mientras hablan’.”

–De México, ¿a qué poetas conoció?

–El mexicano no tiene poetas: todos son poetas; esta tierra es bendita de Dios. Aquí no escoges, aquí hay.

A la pregunta de cómo hizo para volver a tener fuerzas, dijo: Allá está la fuente de energía, el Chalchi. Yo creo mucho en eso, más que en la religión. Con la noche de tormenta, él se manifiesta, el dios Chalchi, dios de la joya, se manifiesta. Agarras la energía de ahí.

La casa de Chavela es sencilla, sin ostentaciones. Una recámara, una sala comedor que da al jardín, donde ahora conversa. No necesito nada para vivir. Necesito un techo para dormir y eso es todo. No soy de lujos ni soy de nada. Viven con ella una enfermera y una ayudante. Yo no podría ser feliz si sintiera miedo a la soledad. No le tengo miedo, le tengo respeto. Podría tener casa (ostentosa), para qué. Con eso no canto mejor.

Hasta acá vienen a visitarla sus amigos, Concha Buika (me dice mamá), Joaquín Sabina, Eugenia León y, de más cerca, el compositor Mario Ávila (quien participa en el disco ¡Por mi culpa!, además de Lila Downs y Eugenia León, entre otros), Mary Farquharson y Eduardo Llerenas (de Discos Corasón) y María Cortina, quien escribió Las verdades de Chavela, que se presentará este sábado 9, en la Feria del Libro, en el Zócalo capitalino. Los cuatro estaban en la comida.

Respecto a que cantará Clavel del aire, de Carlos Gardel, dijo, luego de imitar al argentino: Yo le doy el estilo mío, el chavelazo. Desde muy jove ha estado enamorada de la pieza. Cantarla, dice, es un atrevimiento, un reto.

Con todo y Chalchi, sus piernas le jugaron una mala pasada días antes de la comida.

Al preguntarle si puede curar a la gente con su música, responde: No, yo no puedo curar a nadie. Y, como si quisiera decir que ni a ella misma, relata lo que le ocurrió: “Me levanté en la mañana y sentí que me tropecé. Como que no, que sí... Me solté de la cama y me caí. Llamé a la enfermera y le dije: ‘me caí’. ‘¿Desde arriba de la cama?’ ‘No, desde abajo pa’rriba, de arriba pa’bajo, por todos lados’. Me caí, y hasta la hora... Tengo dos o tres días de no poder caminar. Pero ni modo”.

En algún momento de la conversación habla de cuando vivía en Veracruz: Todas las noches eran los conciertos de las sirenas y amanecía todo el patio lleno de plumas de sirenas, llenos de escamas de sirena, y de los pájaros, plumas. Y era un concierto bellísimo, entre plumas y sirenas... Y las noches, las escamas, donde te fueras, te voy a hacer un collar de espuma y de sirenas...

¡Mario!, se escucha un grito. Está componiendo. Lo dicen porque Mario Ávila ha sido cómplice de sus composiciones, como es el caso de ¿Adónde te vas, paloma?, a la cual puso música.

Vargas oye el grito y responde: ¡No me eches a mí la culpa de lo que pasa!

Ella ha sido culpable, sin embargo, de que sea considerada quizá la mayor intérprete del cancionero mexicano. El año pasado, la ciudad de México le rindió homenaje en el Teatro de la Ciudad, al que asistieron, entre otros, Carlos Monsiváis, Julieta Venegas, Lila Downs y Eugenia León.

Esa tarde en el jardín de su casa, Chavela Vargas dijo que seguirá cantando Dios sabe hasta cuándo, pero mientras tenga fuerzas, le sigo.

La Negra Chagra, con la participación de Chavela Vargas, se presentará el viernes 8 a las 20 horas en el Teatro de la Ciudad. Vargas estará en la Feria del Libro, en el Zócalo capitalino, el sábado 9 a las 14 horas, para presentar el libro Las verdades de Chavela, de María Cortina.