Opinión
Ver día anteriorViernes 24 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

IED: cifras infladas

Inversión y evasión

Banamex y Femsa

C

on el mismo truco utilizado en 2001 por Vicente Fox y su equipazo económico para presumir inexistentes cifras históricas en materia de inversión extranjera directa (IED), el gobierno calderonista presenta como grandes logros, en idéntico renglón, una transacción extraordinaria de compra-venta de activos, pactada en 2010 por una empresa mexicana y otra holandesa, que nada tienen que ver con el flujo real de dicho tipo de inversión, ni con los supuestos beneficios que implica la presencia de capital foráneo en el país. En el primero de los años citados, la operación no fue otra que la venta de Banamex a Citigroup por 12 mil 500 millones de dólares, mitad cash, mitad en acciones); en el segundo, la venta del ramo cervecero de Fomento Económico Mexicano (Femsa) a la trasnacional Heineken por 7 mil 347 millones de billetes verdes.

En ambos casos la parte vendedora (Roberto Hernández y socios, en el caso de Banamex, y José Antonio Fernández junto a sus accionistas, en el de Femsa) se embolsó el producto de la transacción libre de impuestos, mientras los dineros de la parte compradora (Citigroup y Heineken, respectivamente) no aterrizaron en el país para generar riqueza sino, simplemente, para adquirir la existente. Aun así, cada una de las dos administraciones panistas (la de Fox y la de Calderón) en su momento destacaron como un hecho histórico la multimillonaria inyección de capital foráneo que llega a generar riqueza en México, y presumieron que ello fue posible gracias a la gran confianza que el inversionista extranjero tiene en el gobierno federal.

Cuando a mediados de enero pasado se dio a conocer la venta del ramo cervecero de Femsa a la trasnacional Heineken, el Servicio de Administración Tributaria coincidentemente se quejaba de que en 2009 la recaudación fiscal había reportado una caída de 2 por ciento con respecto a lo establecido en la ley de ingresos de aquel año, con el consabido impacto en las finanzas públicas. Sin embargo, nadie en el gobierno federal objetó que los dueños de Fomento Económico Mexicano se embolsarían los 7 mil 347 millones de dólares libres de polvo y paja, sin pagar un solo centavo de impuestos. Lo mismo sucedió en 2001 con la transacción Banamex-Citigroup, cuando Roberto Hernández, más socios, le pintaron un violín al SAT. Y de música de fondo, la ovación del gobierno foxista. El propio Hernández se dio el lujo de festejar que la venta de Banamex no se concreta por debilidad o carencia de recursos.

En fin, para retomar el tema original va el desglose que sobre la inversión extranjera directa (primer semestre de 2010) realizó el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados: la Secretaría de Economía informó que la IED) realizada y notificada entre el primero de enero y el 30 de junio del presente año sumó 12 mil 239.4 millones de dólares, cifra superior en 2 mil 263.4 millones (22.7 por ciento) al monto dado a conocer para el mismo periodo de 2009. El avance se debió al incremento que tuvieron las nuevas inversiones, las cuales ascendieron a 7 mil 920.9 millones e integraron el 64.7 por ciento del total captado (tanto el monto de las nuevas inversiones como el de las cuentas entre compañías, continuaron con la tendencia negativa que guardan desde el primer semestre de 2008).

Aunque en primera instancia el mejor desempeño de la IED se podría considerar favorable para la economía mexicana, por los beneficios positivos que suelen asociársele, tales como incrementos en la demanda doméstica, generación de fuentes de empleos y transferencia de tecnología, en realidad un análisis más detallado revela que la nueva IED a México se originó de la transacción entre la empresa nacional Fomento Económico Mexicano (Femsa) y la holandesa Heineken, que consistió en la venta de 100 por ciento de las acciones de la unidad cervecera de la primera a cambio de que ésa tuviera una participación accionaria de 20 por ciento en el Grupo Heineken.

Con base en información presentada por Femsa a sus accionistas el 11 de enero de 2010, la operación que llevó a cabo fue valuada en esa fecha en 7 mil 347 millones de dólares, en consecuencia es evidente que el grueso de la nueva inversión no implicó entrada de mayores recursos a la economía, sino un mero intercambio accionario, por lo que en realidad las cifras positivas del primer semestre están asociadas a un hecho excepcional, por lo que resultaría muy aventurado asumir que evidencian una reversión definitiva de la tendencia negativa que habían venido registrando desde 2007 y que puedan traducirse en mayores fuentes de empleo en el país.

Más aún, al observar la inversión directa que procedió de Estados Unidos, históricamente el principal inversionista en México, se tiene que si bien ese país se colocó como el segundo inversionista en el primer semestre de 2010, por supuesto detrás de Holanda, con una participación de 28.6 por ciento en el total de la IED, el monto de su inversión (3 mil 506.3 millones de dólares) registró una caída de 30.2 por ciento respecto de la cifra que se tuvo en igual periodo de 2009 (5 mil 22.4 millones), y dada la desaceleración económica que prevén sus autoridades prevalezca en 2010, difícilmente se puede esperar que en el próximo semestre haya una mayor entrada de recursos desde ese país. Por ello, el supuesto crecimiento en la IED, en realidad fue una transacción financiera que implicó únicamente el cambio de propiedad y no nuevos recursos para la economía.

Las rebanadas del pastel

En los tiempos foxistas o calderonistas cualquier intento de reducir, mínimamente, la carga fiscal para los mexicanos de a pie provoca la histeria –comenzando por la del encargado de la Secretaría de Hacienda– y el griterío gubernamentales: recortar impuestos es actuar contra la nación. Veamos: si se baja un punto porcentual la actual tasa del IVA, las finanzas públicas dejarían de percibir algo así como 10 mil millones de pesos (según la SHCP). Por la graciosa exención a las citadas partes vendedoras de Banamex (2001) y Femsa (2010) la pérdida para el erario se aproximó a 78 mil millones de pesos (al tipo de cambio actual). Entonces, bajar un punto al IVA es un acto de lesa patria; permitir la voluminosa evasión fiscal de un grupúsculo de empresarios es una muestra fehaciente de la confianza que se tiene en el gobierno federal. Espeluznante, antiético. Por ello, ¿qué tal si el gran acuerdo nacional para el rescate social de México, propuesto por el rector Narro, comienza por este lado?