A casi dos años de que fueran desalojados los 482 alumnos de la escuela secundaria Leona Vicario por las labores de remodelación del plantel, el jefe delegacional en Gustavo A. Madero, Víctor Hugo Lobo, no ha cumplido con las fechas de entrega del edificio. En el predio, localizado en la calle Fortuna número 45, colonia Industrial, sólo se levanta una estructura de metal. En contraste, a unas calles de ahí, se realizan intensos trabajos para rehabilitar una fuente, destruida por dicha autoridad, pese a estar protegida por la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico y Arquitectónico del DF, según vecinos.

La Fuente de los Cocodrilos fue catalogada como patrimonio de la ciudad en 2000 y sin embargo, el proyecto de rehabilitación no tomó en cuenta esa consideración, explicaron vecinos de la colonia Estrella.

Expusieron que en junio, al empezar los trabajos de remozamiento del parque María Teresa, fueron destruidos los principales ornamentos de la fuente, emblemáticos para la colonia. Los cocodrilos originales fueron destruidos sin importar su valor y antigüedad, y crearon otros.

Verónica Moreno, habitante de la delegación, señaló que ante la destrucción, los vecinos presentaron una denuncia ante la Contraloría General y la Asamblea Legislativa contra el jefe delegacional Víctor Hugo Lobo. Anunciaron que en los próximos días lo harán penalmente ante la Fiscalía de Servidores Públicos.

En tanto, padres de familia de la escuela Leona Vicario, ubicada a escasos metros del parque María Teresa, cuestionaron la celeridad de los trabajos en la fuente y la inversión de 2 millones 318 mil 523 pesos, mientras están retrasadas las obras en la escuela.

Recordaron que desde la administración de Luis Meneses se hizo el desalojo del plantel. El compromiso de Lobo cuando asumió como delegado fue entregar la escuela en diciembre de 2009, luego pospusieron la fecha a marzo de 2010 y tampoco cumplieron, y en el colegio apenas se ven cinco personas trabajando.

La reubicación de niños, dijeron los padres de familia, ha traído, deserción escolar y mala preparación porque las dos generaciones anteriores no han tenido talleres, carecen de aulas para ello.

En las escuelas donde se les reubicó –telesecundaria número 13 y la secundaria 216 Alfredo Nobel– los jóvenes han tenido severos problemas, debido a la inseguridad y la lejanía, dijeron.

Los padres aseguraron que la demora es responsabilidad de la delegación, porque pese a las tres licitaciones que se hicieron, se decidió declararlas desiertas y adjudicar la obra directamente. Ante los argumentos de la autoridad sobre el retraso, se les ha dicho que no hay recursos, los progenitores recordaron que en asambleas vecinales se informó que el dinero para las obras de la escuela estaba etiquetado.