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La primera recibe el galardón por Asalto al cine; el segundo, por Entre la noche y el día

Premian en el festival de San Sebastián a los mexicanos Iria Gómez y Bernardo Arellano

La cinta tiene un punto de vista social que habla de la falta de espacios para jóvenes en México, afirma la realizadora

Cine en Construcción reconoce al trabajo poco comercial, dice el director

Foto
Iria Gómez Concheiro, durante el rodaje de su película
 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de septiembre de 2010, p. 9

San Sebastián, 22 de septiembre. Las películas mexicanas Asalto al cine, de Iria Gómez Concheiro, y Entre la noche y el día, de Bernardo Arellano, se alzaron hoy con los premios Cine en Construcción que se entregan en festival de San Sebastián.

La opera prima de Gómez Concheiro recibió el galardón Casa de América, dotado con 13 mil 400 dólares, mientras el filme de Arellano obtuvo el premio de la Industria, que cubre todos los servicios para la posproducción de la cinta.

Gómez Concheiro agradeció esta ayuda, que le permitirá no parar la máquina que lleva funcionando desde hace seis años, hasta poder estrenar Asalto al cine el año póximo.

La opera prima de esta realizadora de 31 años, que ya recibió el premio Ariel por su cortometraje Dime lo que sientes, cuenta la historia de cuatro jóvenes de la colonia Guerrero, cuyo único objetivo es matar el tiempo con lo que sea. Cuando comienzan a acariciar la idea de asaltar un cine, la aventura los llevará a enfrentarse con sus vidas y poner en riesgo lo único que tienen: la amistad.

Punto de vista social

La cinta tiene un punto de vista social que habla de la falta de espacios para los jóvenes en México, señaló la cineasta, que trabajó en su mayoría con actores no profesionales.

Arellano, de 29 años, agradeció el galardón y declaró que se siente muy orgulloso de estar en el festival. Creo que esta iniciativa (la del Cine en Construcción) es una gran oportunidad que debe perdurar; esperemos que continúe.

Entre la noche y el día cuenta la historia de Francisco, hombre autista que se siente solo e ignorado y convierte a una rata en su mascota. Cuando su familia lo rechaza, se escapa al bosque y allí, junto a un viejo que le ofrece ayuda, descubre lo bella que puede ser la naturaleza.

Cine en Construcción premia un cine muy arriesgado, poco comercial, dijo Arellano, quien destacó de su filme los valores de la esperanza y la vida contra la tendencia a un cine de mucha violencia, afirmó en entrevista con un pequeño grupo de medios.

Su cinta refleja un mundo interior muy rico que busca ideales universales y potenciar valores como el de la dignidad, dijo el cineasta, quien también escribió y dirigió Dos días, La Unión y Zoogocho.

Las otras cinco películas que competían por llevarse los galardones eran la mexicana El lenguaje de los machetes, de Kyzza Terrazas; la guatemalteca Distancia, de Sergio Ramírez; la chilena Mitómana, de José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola, y las colombianas Karen llora en un bus (Gabriel Rojas Vera) y Todos tus muertos (Carlos Moreno).

Durante el anuncio de los premios estuvo también presente el uruguayo Federico Veiroj, quien ganó el premio en la pasada edición con su filme La vida útil y este año participa con esa cinta en la sección Zabaltegi-Nuevos Directores.

La otra ganadora del año pasado, la argentina Natalia Smirnoff, también participa en la sección Horizontes Latinos de este festival con Rompecabezas, que en febrero compitió por el Oso de Oro en la Berlinale.

Propuestas radicalmente distintas

En línea con la variedad de géneros, temas y estilos de esta edición del festival, hoy se presentaron el drama español Pa negre y el documental japonés Genpin, dos propuestas radicalmente distintas, pero en ambos casos recibidas con el aplauso de la crítica.

En Pa negre (Pan negro), el realizador mallorquín Agustí Villaronga retrocede a los crudos años de la posguerra en Cataluña. Lejos de buscar un discurso político, la cinta persigue lo emocional, indagar en cómo una guerra destroza todo, por muchos ideales que uno defienda.

Por otro lado, la japonesa Naomi Kawase presenta un canto a la vida y a la maternidad. Su título, Genpin, se superpone a las palabras del filósofo chino Lao Tsé: El espíritu del valle nunca muerte/Se llama la mujer misteriosa.