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La carrera es anacrónica; sólo exige objetividad sin ocuparse del presente, afirma

El país forma historiadores con una visión puramente descriptiva: Carlos Aguirre

El académico de la UNAM dio una conferencia en un congreso organizado por la ENAH

 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de septiembre de 2010, p. 7

A 100 años del inicio de la Revolución y a 200 del comienzo de la guerra de Independencia, la carrera de historia que se enseña en México responde a una visión atrasadísima, anacrónica, positivista, según la cual la historia se hace exclusivamente con base en documentos escritos, que su interés sólo es el pasado, y por tanto los historiadores no deben ocuparse del presente.

Se le exige al historiador ser neutral y objetivo, lo cual quiere decir, de acuerdo con el famoso lema de Leopold van Ranke, narrar las cosas tal como acontecieron y abstenerse de cualquier interpretación.

La crítica la hizo Carlos Aguirre Rojas, durante la conferencia magistral que ofreció el viernes en el congreso Historia crítica frente a la historia reverencial, organizado por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Académico adscrito al Instituto de Investigaciones Sociales de la Uiversidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y docente de la propia ENAH, Aguirre Rojas abundó: “esa visión de la historia fue críticada en su momento por todas las corrientes historiográficas críticas del siglo XX y antes por el propio Carlos Marx, es la que se sigue infligiendo a los estudiantes de historia en el país“.

De acuerdo con el investigador, la mayor parte de las 25 carreras que se imparten en instituciones de educación superior a escala nacional tomaron como modelo la carrera de historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, una historia positivista, puramente descriptiva, basada sobre todo en fuentes escritas, en documentos, lo cual supuestamente da veracidad a los discursos históricos.

Felizmente –sostuvo– existen los territorios liberados, que se salen del esquema, como la ENAH o la carrera de historia de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, donde se ha tratado de desarrollar una historia más actualizada y crítica.

Frente a esta tendencia historiográfica dominante –exhortó Aguirre Rojas– hace falta desarrollar una contrahistoria, terminó inventado y definido por Michel Foucault como la historia de aquellos que no poseen la gloria o que habiéndola pose´Ido la han perdido para quedar condenados al silencio y al ostracismo, que no es otra cosa que decir que la historia la hacen siempre los vencedores.

Carlos Aguirre es autor del libro Contrahistoria de la Revolución Mexicana (Coeditado por la Universidad Michoacana y Editorial Contrahistorias, 2009), en el cual aplica el concepto referido, aunque subrayó que hace falta escribir una contrahistoria general de México, desde la Independencia hasta el periodo actual.

Pistas hacia la contrahistoria

En el caso de la Revolución Mexicana, el académico ofreció tres pistas –de muchas posibles– sobre cómo puede ser tratada desde la contrahistoria: 1) tomar en cuenta la profunda y vigente diversidad de esa entelequia ficticia que se pretende llamar México, que presuntamente se mueve bajo un sólo compás en términos sociales, políticos y culturales; 2) tomar en cuenta la relevancia de los procesos económicos, sociales que efectivamente explican este proceso fundamental y la ruptura que se da entre los grupos dominantes, y 3) tomar en cuenta cómo efectivamente el pasado se vincula con el presente y con el futuro, cómo releemos constantemente el pasado desde diferentes presentes y ver cómo los distintos presentes se redefinen desde los diferentes pasados que recupera.

El congreso Historia crítica frente a la historia reverencial continuará el 13 y 14 de septiembre en dos sesiones cada día: de 10 a 13 horas y de 17 a 20 horas. Después se reanudará del 27 de septiembre al primero de octubre. Todas las sesiones se levan a cabo en el Auditorio Román Piña Chan, de la ENAH.