Opinión
Ver día anteriorMartes 7 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La etapa pospandémica
A

unque no tuvo el mismo impacto que la declaratoria de pandemia por el virus de la influenza A/H1N1, resulta de gran importancia el anuncio realizado el pasado 10 de agosto por Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el que se da por concluido ese episodio (conocido como la fase 6), y se ingresa ahora a una etapa denominada pospandémica.

El número de casos confirmados en el mundo se ha reducido notablemente, al pasar de una cifra global cercana a 30 mil, en octubre-noviembre de 2009, a aproximadamente 500, a finales de agosto de 2010. Se trata de una caída realmente impresionante. ¿Cuáles son las razones de este cambio?

Apoyada en algunos estudios recientes, Chan señaló que en algunas áreas del mundo el virus pudo haber infectado a una proporción importante de la población –entre 20 y 40 por ciento–, lo que se ha traducido en la creación de las defensas naturales contra el agente. También indicó que muchos países han reportado a la OMS una cobertura amplia en la aplicación de vacunas, en especial entre los grupos considerados con mayor riesgo, lo que en conjunto explicaría el desarrollo actual de una inmunidad de las comunidades humanas frente al virus.

Si esto es cierto, en la caída que se observa actualmente en las gráficas de la OMS, tanto en el hemisferio norte como en el sur, el elemento central sería el desarrollo de inmunidad, tanto la natural como la inducida. Para la primera no se requiere hacer nada, pues es el propio organismo el que crea sus defensas ante la agresión por el agente. En la segunda, sí se expresa una capacidad humana científica y técnica para la producción de vacunas.

En un tono menos científico, la directora general de la OMS añadió a su explicación un factor de pura suerte. En este punto se refirió a que el virus no mutó durante la pandemia para convertirse en una variedad más letal. También a que la resistencia al antiviral oseltamivir (Tamiflú) fue limitada, y no se extendió más allá de cierto nivel en el mundo (el número acumulado de casos de resistencia a la droga, al 18 de agosto de 2010, fue de apenas 304). Esto significa que el factor de buena fortuna, al que se refirió Chan, consiste en que el virus fue muy estable, pues no presentó cambios, y fue básicamente el mismo durante toda la pandemia.

Ya sé que muchos encontrarán en las explicaciones de Chan una actitud defensiva. Hay que recordar que la actuación de la OMS ha sido muy criticada, especialmente en las naciones europeas. Por ejemplo, declarar el fin de la pandemia equivale a justificar de algún modo que ésta existió. En este contexto, en el mensaje de la directora del organismo mundial pueden identificarse los elementos siguientes: a) hubo razones para declarar la pandemia, pero ésta ha concluido; b) las vacunas creadas por los laboratorios son efectivas y han sido claves en el desarrollo de inmunidad, y c) el Tamiflú (también creado por los laboratorios) sigue siendo el fármaco de elección para enfrentar al A/H1N1. Pero todo esto es hasta cierto punto irrelevante, pues desde un punto de vista médico, a pesar del ruido que producen tanto los críticos como quienes defienden a Chan, lo verdaderamente importante es no perder de vista a la enfermedad.

Mientras se declara el ingreso del mundo a la etapa pospandémica, el virus de la influenza A/H1N1 sigue causando estragos en Nueva Zelanda, Australia e India. Significa que en algunas regiones sigue muy activo. Si hemos de creer en las explicaciones de Chan, habría áreas del planeta en las que no se ha desarrollado aún la inmunidad. Esto resulta extraño para naciones como Nueva Zelanda, pues ahí se reportaron casos de forma muy temprana, desde abril de 2009, y en los territorios australiano e hindú, desde mayo de ese año. Además, en los tres casos, como en el resto del mundo, se han aplicado las vacunas. Así, quedan abiertas importantes preguntas científicas y, en mi opinión, estamos todavía lejos de poder decir adiós de manera definitiva a este agente. Ha transcurrido poco tiempo desde la aparición del nuevo virus, y al parecer habrá que confiar en la buena fortuna a la que alude la directora de la OMS.

En México se ha interrumpido la actualización de los datos estadísticos sobre la influenza. Se suspendió la alerta sanitaria, y hace unos días, por fin, se derogó el decreto correspondiente. El secretario de Salud respira tranquilo. Cómo estarán las cosas que hasta algunos lo consideran posible candidato a la Presidencia de la República. Como diría el clásico, no cabe duda de que la caballada está bastante flaca en las filas del panismo.