Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 29 de agosto de 2010 Num: 808

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Juan Bruce-Novoa: Only the Good Times
ALBERTO BLANCO

El síndrome de Procusto y la política científica
JUAN JOSÉ BARRIENTOS

Monet, impresionista
Presentación

Los deudores de Monet
FRANCISCO CALVO SERRALLER

Los ojos de Monet
JOHN BERGER

Ella casi bella
GUILLERMO SAMPERIO

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Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
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La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
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Cabezalcubo
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Directorio
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UN ECO DE LA INTERIORIDAD

RICARDO GUZMÁN WOLFFER


Cartas a la señora Z,
Kazimierz Brandys,
Universidad Veracruzana,
México, 2009.

Cuando los ecos literarios son poderosos, resuenan sin importar las nacionalidades ni el tiempo. La eficaz prosa del polaco Brandys (1916-2000) ha trascendido a sus circunstancias porque, entre otros logros inobjetables, habla del hombre y sus percepciones. Con el pretexto de las cartas que escribe a la señora Z, Brandys narra sus divagaciones interiores sobre los temas más variados. La prosa de Brandys es de las que entre más se sitúa en una circunstancia específica, más es comprensible para los lectores de todas las latitudes.

El primer texto habla de la justificación de escribir a esa señora Z de la que necesita su dirección: de la mera necesidad de que lo escrito sea leído, ya sea como periodista o como literato. Por supuesto que Brandys ha sido leído, pero no deja de ser agradable esa honestidad planteada con elegancia. Las cartas escritas, de entrada, para hablar del viaje a Italia y de la sorpresa de sentirse intruso a las bellezas de ese país, famoso en Europa y el mundo por sus beldades naturales y culturales (todos tendremos nuestra propia Italia en la cual seremos siempre extranjeros) y cómo esa ajenidad lo lleva a tener por cognoscible a ese país sólo por medio de folletos y enciclopedias: “la ciudad ha vencido y usted ha quedado absuelta del deber de luchar”. En la imposibilidad de sentirse parte de esas bellezas, más vale verlas con cautela y en una selección que permita purificarse en la percepción. Ante esa distancia personal, el análisis se decanta con una calidad demasiado afilada: compara al turismo con la prostitución, pero sólo cuando las ciudades están muertas, pues “las civilizaciones vivas, dinámicas, jamás han sido propiedad común para el extranjero”. Y en esa exploración conceptual la mirada termina por dar ineludiblemente en el propio observador para reconocerse en lo ajeno. “¿Qué somos y qué queremos ser? ¿Qué cosa es mito y qué auténtica posibilidad?” Más por lógica que por convicción, su análisis decanta a la política, para convencerse de que ahí no están las respuestas, pues la necesidad interior de lealtad resulta sólo compatible con el ausente. “La realidad debe siempre costar. El paisaje social,… aquello que los mentores quisieran eliminar del arte.”

Un libro imprescindible en la literatura europea del siglo XX. Al lado de la vía que transita el checo Bohumil Hrabal con sus trenes rigurosamente vigilados, Brandys muestra una notable correlación con aquella prosa europea que nos resulta entrañable no sólo por hablar de los temas ineludibles a toda humanidad, sino por una fluidez difícilmente asequible. Quiero creer que la mano maestra de Sergio Pitol, traductor de esta versión, no ayudó y sólo logró transmitir el poderío de este autor indispensable no ya para comprender el devenir literario europeo, sino para recordar cómo una buena lectura puede darnos más placeres de los esperados.


RÉQUIEM POR CLARICE

RAÚL OLVERA MIJARES


La hora de la estrella,
Clarice Lispector,
Siruela,
España, 2009.

Han pasado más de treinta años desde la desaparición de Clarice Lispector, nacida en Ucrania durante la década los años veinte en una shtetl o aldehuela judía. El nombre de la familia, Lispector, es ya un gran enigma. ¿Se trata de una trascripción latina del yiddish acaso con el cambio o pérdida de alguna letra? Huyendo de los pogromos, durante el período de entreguerras, los Lispector logran llegar a Brasil, no sin que soldados rusos violen a la madre transmitiéndole sífilis, enfermedad que habría de conducirla a la tumba en pleno exilio en el noreste del Brasil. Con fama de meiga y creyente en el ocultismo, su voz era algo pastosa debido en parte a un defecto de la lengua y en parte al carácter gutural propio del yiddish. Con una pinta de estrella hollywoodense, impecablemente vestida en sus raras presentaciones públicas, Clarice Lispector moriría en 1977 en Río de Janeiro, no sin antes haber publicado una novela brevísima, casi un relato, titulada A hora da estrela.

En el texto la palabra estrella cobrará una doble connotación, precisamente de star cinematográfica, como es el sueño de Gloria, la compañera de trabajo y rival, y más tarde el de Macabéa, la antiheroína, muchacha flacucha y desangelada; estrella también porque representa la búsqueda de la iluminación, la luz perpetua, el réquiem eterno que viene con la última hora. Se sabe que la autora, tiempo antes de iniciar la obra, asistió a una reunión pública, suerte de kermés con norestinos, como se conoce a los brasileños que vienen de los sertones; ahí recordó el ambiente del Pernambuco de su infancia. También por aquellos días visitó a su cartomántica y pensó en lo engraçado que sería, la gracia que la causaría que la atropellaran justo después de conocer su futuro. Estos tres elementos, la sencillez norestense, la visita a la clarividente y la muerte inesperada que se combinan con otros más, como son el candor de la pueblerina, la falta de escrúpulos de uno que quiere ser rey del mundo y la deslealtad de una colega de trabajo, vendrían a conformar el ambiente y la fórmula específica de la obra.

Un personaje que no es posible olvidar es el narrador quien, tras un largo y profundo preámbulo, casi monólogo interior, haciendo metaliteratura, comienza en medio de incontables salvedades a contar la trágica histórica de la norestina la cual se encuentra con un paisano suyo, de nombre Olímpico, quien comienza a cortejarla y a mofarse de ella a causa de su inocencia, su raquítica complexión y su credulidad a toda prueba. Este viaje donde se funden ilusiones, crudeza y esperanzas sin fundamento, habrá de llevar a Macabéa a su propio fin, en el doble sentido de aniquilamiento y consecución de un ideal. Macabéa no está hecha para esta vida. Sus pulmones son demasiado débiles, la falta de afecto con la que se crió la acompañará siempre. Cuando el coche la arrolla al salir de la consulta con la vidente, sufre un momento de éxtasis donde lo ve todo y muere en paz consigo misma y con el mundo.


MARGINALIDAD DUPLICADA

PORFIRIO MIGUEL HERNÁNDEZ CABRERA


Vidas vulnerables. Hombres indígenas, diversidad sexual y VIH-Sida,
Guillermo Núñez Noriega,
CIAD/EDAMEX,
México, 2009.

En este ensayo, producto de la primera investigación de largo alcance dedicada al tema en nuestro país, el autor recurre a la historia de vida para realizar una amplia inmersión en la experiencia vital de cuatro hombres indígenas chiapanecos migrantes: Humberto (zoque, masculino y albañil), Mariano (tzeltal, ex guerrillero zapatista y jornalero agrícola con prácticas bisexuales), Alex (tzotzil, transgénero y mesero) y Cha’an K’iñ (chol, ex militar, estudiante, y vive con VIH-sida).

El autor se propuso investigar la etnicidad, las prácticas homoeróticas, la clase social y la migración como ejes de análisis que contribuyen en la vulnerabilidad a la infección de VIH-sida. Para ello, estudió la trayectoria sexual de sus informantes y la manera en que se articula con otras dimensiones identitarias.

Si bien cada una de las historias es única, los entrevistados comparten similitudes, ya que sus vidas se enmarcan en un vasto y complejo andamiaje en que el goce y la culpa, derivados de las prácticas homosexuales y de sus transgresiones de género, los lleva a sufrir –desde la infancia y hasta la joven adultez– no sólo la violencia patriarcal, homofóbica y heterosexista del padre, los hermanos mayores y los compañeros de escuela y de trabajo, sino también el racismo, el clasismo y los abusos de vecinos, profesores, curas, patrones y médicos, atenuados siempre por la complicidad subversiva de los novios, las parejas sexuales y los amantes.

Derivado de la destreza y la sensibilidad del investigador, los informantes logran transmitir en castellano –a pesar de no ser su lengua materna– sentimientos y pensamientos muy profundos, y necesidades vitales diversas, pero básicamente su necesidad, como todos, de ser queridos y aceptados con todas sus dimensiones identitarias.

Descontando la introducción y las discusiones finales, las historias de vida pueden leerse también como relatos autobiográficos con una enorme carga literaria. Esto no es una mera consecuencia de las características de la narrativa biográfica de los participantes en este tipo de estudios, sino que se debe también a una dedicada labor de edición y de “recuperación estilística” del autor. De este modo, en contraste con su libro anterior (Masculinidad e intimidad: identidad, sexualidad y sida) –en el que se asume como un investigador implicado–, en éste Núñez aparece de manera marginal como un “personaje” más en los relatos; sin embargo, este recurso literario no le resta mérito al libro en tanto documento etnográfico.

En el capítulo final, Núñez analiza los relatos a la luz de sus ejes temáticos. Así, la múltiple discriminación derivada de la etnicidad lleva a estos hombres a una situación de vulnerabilidad educativa, laboral, económica, migratoria y sanitaria, pero sobre todo a una vulnerabilidad emocional en que la ignorancia y la desinformación los conduce a prácticas sexuales no protegidas como un subterfugio a fin de paliar la soledad.

A diferencia de sus primeros libros, en éste el discurso de Núñez es más interpretativo que teórico, pero no por ello menos riguroso. Más que analizar exhaustivamente la riqueza de los datos recabados, presenta un “análisis sintético” que aporta mucha información preliminar. Sin embargo, los lectores/as (avezados o no) podrán hacer sus propias interpretaciones para elaborar nuevas aproximaciones sobre muchos otros temas vinculados, o no, a los estudios étnicos, de la sexualidad o el género.

Por lo pronto, aquí se destacan las resonancias políticas del libro en tres aspectos. En primer lugar, refleja el perenne desdén del Estado mexicano y de los gobiernos priísta y panista hacia los pueblos originarios, y la carencia de políticas públicas para abatir los índices de marginación en todos los rubros de la vida, incluyendo la prevención del VIH-sida y la legitimación de la diversidad de expresiones de género y de relaciones homoeróticas entre hombres.

En segundo lugar, por la generación a la que pertenecen los informantes, en todas las narrativas está presente el levantamiento del Ejército Zapatista. De manera indirecta, Vidas vulnerables… recuerda la proclama insurgente de luchar por “un mundo en el que quepan muchos mundos” y plantea la necesidad de que en ese “mundo” quepa no sólo un “mundo de justicia y democracia” como el presentado en Corazón del tiempo –la película de Alberto Cortés sobre la igualdad de la mujer en los territorios zapatistas de Chiapas–, sino también los “mundos homoeróticos” como los de Humberto, Mariano, Alex y Cha’an K’iñ. Cuando pensamos que estas vidas sólo son un botón de muestra de una realidad opresiva para los niños, jóvenes y hombres indígenas del país –con prácticas homosexuales o no–, la situación de múltiple discriminación toma proporciones de etnocidio.

En tercer y último término, la inclusión de los “mundos homoeróticos” precisa también de la solidaridad de la sociedad civil, empezando por quienes, en teoría, deberían ser más proclives a promover el respeto por la diversidad sexual. ¿Qué alternativas de “liberación” tienen para los disidentes sexuales indígenas los movimientos lésbico, gay, bisexual y transgenérico de la capital y de los estados del país? En su narrativa, los entrevistados denuncian la discriminación que sufren, inclusive, por parte de los “hombres del ambiente gay” (algunos de ellos enfermos de sida). ¿Habrá alguna vez una política sexual y de género para los indígenas a fin de que tengan autoestima, posición social y económica, y el respeto de la sociedad? ¿Cómo podrían superar el racismo y el clasismo aquellos que luchan contra la homofobia y el heterosexismo?

Vidas vulnerables… es un innovador estudio antropológico de gran trascendencia académica que, desde la metodología cualitativa, no oculta sus intenciones políticas y humanísticas. Es una emotiva y desesperada llamada de auxilio de sus protagonistas, pero también del autor, para lograr el respeto a los derechos humanos no sólo de los hombres indígenas con prácticas homoeróticas, sino de los pueblos indígenas en general.



¡Arde la calle! Emo, punk, indi y otras subculturas en México,
Julio Martínez Ríos,
Random House Mondadori,
México, 2010.

Poligenérico hasta lo inclasificable, aunque sistemático y seguidor estricto de una lógica interna, el cuerpo textual de este volumen de título elocuente lleva a los extremos la libertad absoluta del ensayo para referirse a los temas suprascritos. El autor, que se desempeña como periodista de rock, ha colaborado en innúmeras publicaciones –culturales y de las otras– en México, y es también locutor y guionista radiofónico.