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En el cumpleaños 150 de Gustav Mahler
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Periódico La Jornada
Sábado 10 de julio de 2010, p. a16

El miércoles anterior, 7 de julio, se cumplieron 150 años del nacimiento de uno de los compositores definitivos en la historia de la música: Gustav Mahler (1860-1911).

Se convierte, desde ahora, en la efeméride más importante luego del cumpleaños 250 de Mozart, que llenó de alegría a todo el planeta en 2006.

Las celebraciones por Mahler se extenderán dos años, pues en 2011 se conmemorará el centenario de su desaparición física.

De por sí ya convertido en referente entre multitudes, su condición de autor de culto ha cambiado en los recientes dos decenios. Hoy decir Mahler resulta familiar, a diferencia de hace pocos años, cuando era sinónimo de iniciados.

En México debemos a Eduardo Mata (1942-1995) el conocimiento del vasto, inconmensurable universo mahleriano. En 1995 dirigió el ciclo completo de sus sinfonías. Como ninguno, develó secretos insondables, por ejemplo el uso del arpa en la instrumentación mahleriana. La manera de entender la música de Mahler es un legado que nos dejó nuestro maestro.

Otros directores mexicanos han intentado seguir ese camino: Jorge Velazco, Enrique Diemecke y Enrique Barrios han presentado en distintas oportunidades ese ciclo, con resultados desiguales.

La semana pasada, la Sinfónica de Minería emprendió en la Sala Nezahualcóyotl un proyecto sin precedente: el ciclo completo de las sinfonías de Mahler, además de todas las canciones y algunas partituras poco conocidas. En el concierto de esta noche y el mediodía de mañana, por ejemplo, pondrá en vida La canción del lamento (Das Klagende Lied), obra temprana (la compuso a los 20 años de edad) del compositor austriaco nacido checo, pues Kalisch, Bohemia, era territorio eslavo en 1860.

Las grabaciones conmemorativas ya también hacen su aparición. Si bien de por sí se consiguen cajas enteras con las obras completas, series y colecciones, las novedades discográficas por el aniversario contienen atractivos superiores.

La primera en hacer su aparición es una caja sensacional de 16 discos compactos con la totalidad del trabajo de Mahler. Junto a ese cofre de tesoros, la firma EMI Classics también edita, con la misma portada (que reproducimos en esta página): un óleo de Gustav Klimt, el álbum doble titulado Gustav Mahler: adagios.

Un antecedente de este tipo de compilación de los movimientos lentos, delicados, intensamente amorosos, de las sinfonías de Mahler, ocurrió hace cinco años cuando la firma Philips dio a conocer una hermosa caja en forma de diario personal titulada Adagietto: The Music of Love, con fotografías en ovalito de Gustav Mahler y Alma Schindler, quien era conocida como la mujer más hermosa de Viena, esposa de Mahler e inspiradora de esos pasajes llenos de pasión romántica.

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Además del Adagietto de la Quinta Sinfonía, aquella caja contiene el Poco Adagio de la Sinfonía Cuarta, el Andante Moderato de la Sinfonía Sexta, el Urlicht (Luz Prístina) de la Segunda Sinfonía, y el Adagio de la Tercera Sinfonía, con la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, dirigida por Bernard Haitink, maestro mahleriano.

El álbum doble que ahora nos ocupa es igualmente un agasajo: inicia con el sexto movimiento de la Tercera Sinfonía, Klaus Tennstedt al frente de la Filarmónica de Londres, sigue con el Ruhevoll, tercer movimiento de la Cuarta Sinfonía, con Paul Kletzki al frente de la Orquesta Filarmonía.

Los siguientes dos tracks son documentos de valor artístico monumental: el Adagietto de la Quinta Sinfonía en la versión suprema de sir John Barbirolli, y enseguida el Adagio de la Novena Sinfonía bajo la batuta de Otto Klemperer. Sublime, sencillamente sublime.

El cd 2 de este álbum se inicia con el tercer movimiento de la Primera Sinfonía, con la batuta de otro mahleriano profundo: Carlo Maria Giulini, al frente de la Sinfónica de Chicago. Y los tesoros se suceden así: el Andante Moderato de la Sinfonía Resurrección con Otto Klemperer, el segundo movimiento de la Sexta con sir John Barbirolli, el cuarto de la Séptima con Klaus Tennstedt, para finalizar con el movimiento inicial, el último que escribió Mahler antes de morir, de la Décima Sinfonía, con sir Simon Rattle al frente de la Filarmónica de Berlín.

Otra buena nueva: las firmas Deutsche Grammophon y Decca unen fuerzas y crearon la página www.mahler150.com, donde se pueden descargar gratis, en formato stream, todas las sinfonías de Mahler.

Se trata de dos disqueras con catálogos mahlerianos de primer nivel. Entre los muchos atractivos de esta página web mahleriana conmemorativa, está el hecho de que se pueden conseguir grabaciones que ya habían sido descatalogadas. Mencionemos algunos ejemplos: el disco de la Sinfónica de Cleveland, donde Christoph von Dohnányi dirigie las sinfonías 1 y 4 y en ésta participa la extraordinaria soprano Dawn Upshaw.

O bien este tesoro: la Cuarta Sinfonía dirigida por uno de los primeros grandes directores mahlerianos de la historia: el holandés Willem Mengelberg, por supuesto con la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam.

Se acabó el espacio. Falta mencionar las celebraciones en Berlín, en Nueva York, en el resto del mundo. Pero esto apenas comienza.

La era Mahler en plenitud.